Uno de los más recientes acontecimientos que generó indignación entre los padres de familia y que revolcó las redes sociales, es el relacionado con la golpiza que recibió un menor del colegio San Carlos de Bogotá por parte de al menos una decena de estudiantes de los colegios Liceo Frances e Italiano. En las imágenes que circularon por internet se ve al menor recibir un golpe tras otro, mientras él trata de protegerse la cabeza.
Quedó con los ojos inflamados y la boca reventada. La filmación se realizó desde una ventana. El video se viralizó inicialmente entre jóvenes de las mismas edades, e incluso se conoció otra grabación en la que los espectadores de la grabación gozan de lo que se observa e incluso se atreven a decir “patada, patada”, como si estuvieran alentando una competencia en el rin.
SEMANA, conoció que un menor de tan solo siete de años de edad, que conoció del contenido del polémico video, en una charla en la que su mamá trataba de concientizarlo de las cosas que no deberían suceder en un ambiente escolar, el menor reaccionó con naturalidad e incluso se animó a dar sus conclusiones: “mami, pero se nota que lo golpearon con la finalidad de grabar el video y ya”.
¿Hasta qué punto los niños están normalizando estas conductas?, ¿qué son capaces de hacer las nuevas generaciones para crear contenido para internet?, son algunas de las preguntas que asaltan a los padres de familia. Estudiantes de maestría de la Universidad Sergio Arboleda, plantean la posibilidad de que el mal uso de las redes sociales estaría llevando incluso a la violación de derechos humanos que por décadas han intentado proteger a los menores. Ente ellos: El derecho a la vida, al sano desarrollo, al tiempo en familia, derecho a la socialización, derecho a la protección a la niñez, derecho a la intimidad, derecho al bienestar.
Aunque para algunos esta pareciera una postura extremista, para otros no está tan lejos de la realidad. Este medio habló con siquiatras, sociólogos y psicólogos expertos en infancia adolescencia y coincidieron al indicar que el uso de internet no solo necesita de control por parte de los padres o adultos responsables, sino que además se requiere de dialogo directo sobre el contenido.
Cuando se habla de la vulneración al derecho a la vida, se piensa en la escena que parece medieval (sin armaduras) en la que golpean al menor del Colegio San Carlos, en la insensibilidad de los espectadores es tal que si el hecho se hubiese convertido en una tragedia no importaría con tal de subir a las redes algo taquillero. También es importante recalcar que en las plataformas de internet se encuentra contenido que ínsita al suicidio, como videos y retos que disfraza en contenido aparentemente inocente.
Francisco Cepeda, médico especialista en psiquiatría infantil y secretario de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, aseguró en su momento a este medio, que hay contenidos que tienen mensajes confusos porque aparentemente son diseñados para niños, , como por ejemplo, con dibujos animados, colores llamativos y letras que no son explisitamente vulnerables, pero que mandan mensajes contrarios, lo que dificulta que algoritmos de control creados por las plataformas puedan limitar el contenido a ciertas edades.
Las cifras de suicidio son alarmantes; es la tercera causa de muerte en Latinoamérica entre jóvenes de 15 a 19 años. En Colombia, 236 menores de edad decidieron quitarse la vida entre enero y septiembre de 2022, lo que representa un aumento de 3,6 por ciento frente al mismo periodo del año anterior. Según el doctor Rodrigo Córdoba, el suicidio entre niños de 10 y 14 años aumentó en un 12 por ciento. Y uno de los cambios bruscos que ha tenido la sociedad es el acceso a las redes sociales, desde donde se pueden conocer todo tipo de vulneraciones a los menores.
El sano desarrollo se vería afectado por el bombardeo de información que se recibe, y que termina modificando las necesidades del ser humano, normalizando cosas que no son. El sociólogo Ricardo Vargas, investigador en temas de drogas, manifestó a SEMANA, que el problema principal en tema de consumo y venta de sustancias sicoactivas a temprana edad a través de internet va más allá del control policial que se pueda hacer. Más allá de las restricciones lo que debe primar por parte de los padres de familia es el dialogo efectivo, para explicar lo bueno, lo malo y las consecuencias de cada acto.
Los menores tienen derecho al tiempo en familia, pero con el corre diario, entre el trabajo, los que haceres del hogar, la inmediates de la virtualidad que obliga al ser humano a estar conectado a la tecnología, la herramienta más efectiva que encuentran los padres es pasar el celular o la Tablet a menores, que incluso no han superado la primera infancia. Lo que pareciera tranquilizador en el momento, pero las charlas de padres e hijos están siendo remplazadas por contenidos que tiene YouTube u otro tipo de plataformas. Así el menor esté al lado de su mamá, papá y hermanos, en realidad se encuentra en un mondo paralelo que le quita tiempo con su familia y que de paso está poniendo en riesgo su salud física y emocional. Lo anterior también afecta la socialización de las nuevas generaciones que prefieren pasar encerrados en sus habitaciones a salir y tener un contacto al alguien en la presencialidad. Para ellos resulta más práctico y cómodo hablar a través de un teclado que mirando a alguien a los ojos.
El derecho al bienestar se empezaría a ver vulnerado en lo más básico, la salud. Un estudio realizado por investigadores brasileños, financiado por la FAPESP y publicado en la revista científica Healthcare, evidenció que existen diversos factores de riesgo que afectan la salud de la columna, como, por ejemplo, el uso de pantallas durante más de tres horas diarias, la poca distancia existente entre el aparato electrónico y los ojos, y algunas posiciones en las que se observa el celular. Los investigadores se enfocaron en el denominado dolor en la parte media de la espalda o de la columna torácida (TSP) para observar el impacto en el cuerpo al manipular un celular. Sin contar la visión que también se afecta y el aspecto sicosocial.
Derechos a la protección a la niñez y a la intimidad serían unos de los más golpeados, sobre todo cuando pedófilos han logrado filtrar espacios de esparcimiento virtual, como video juegos u otras plataformas que deja vulnerable a los menores. Una joven de 15 años que estaba en un municipio de Antioquia y uno de sus pasatiempos era jugar Free Fire se dio cuenta de que los niveles se iban complicando. Ese era el momento exacto que estaba esperando un nicaragüense de casi 40 años en España, que utilizaba el juego haciéndose pasar por adolescente para atrapar a sus víctimas.
A través del chat del videojuego, le ofreció ayuda para pasar los niveles; a cambio de información estratégica, empezó a pedir fotos y videos íntimos. Luego, se conectaron por WhatsApp y por medio de esa aplicación hacía videollamadas eróticas. El caso llegó a la Dirección de Protección Especial de la Policía (Dipro) por una denuncia que interpuso la madre de la menor y de ahí arrancó una investigación con las autoridades españolas.
El hombre había actuado igual con unas 30 niñas de diferentes países, de 8 años en adelante. Otro videojuego que estaría sirviendo de plataforma para pedófilos es Roblox, en el que se crean universos.
Estos son solo ejemplos, de los riesgos que cada vez ponen en mayor peligro a los niños. María Mercedes Ospina, coordinadora del programa Intellectus Niños del Hospital San Ignacio en Bogotá, indicó que un niño asocia el aprendizaje de manera imitativa, “En internet se encuentran contenidos que no son aptos ni siquiera para los adultos”. Algunos padres de familia y expertos en psicopedagogía recomiendan utilizar alternativas como libros, juegos de mesas, charlas, en lugar de pasar aparatos tecnológicos a sus hijos para entretenerlos. Y el tiempo que se utilicen, no solo que sea limitado, sino que cuente con acompañamiento más que restrictivo, explicativo.