Desde hace meses el país tenía noticia de que ende Cambio Radical empezaba a gestarse una profunda división entre los dos sectores que mandan la parada en ese partido: el de Vargas Lleras y el de los Char. Sin embargo, y a pesar de las fisuras, muchos analistas consideraban que por conveniencia política mutua ese era un matrimonio que no se rompería jamás.

Así las cosas, no fue menor la sorpresa del país político al darse cuenta de que, por cuenta de las objeciones presentadas por el Gobierno a la ley estatutaria de la JEP, se estaba anticipando un divorcio que nunca se creyó posible. La cosa cogió impulso con la llegada triunfal al recinto del Congreso del senador Luis Eduardo Díazgranados, quien en contravía de la orden impuesta por Germán Vargas, llegaba al capitolio para marcar la diferencia y aportar el voto que faltaba para sacar adelante el Plan Nacional de Desarrollo. Puede Leer: Se hundirían las objeciones a la JEP: Cambio Radical anunció que votará en contra Ese pulso parcial entre dos pesos pesados (Vargas Lleras y Fuad Char), lo ganó el segundo pues logró que su autoridad se impusiera en un partido que hasta entonces jamás había ido en contravía de los intereses de su líder natural. Aun cuando Char ganó esa batalla, quienes conocen a Vargas Lleras saben que es un hombre que no se rinde fácil y que no sabe de derrotas. El siguiente round lo ganó Vargas. Impuso su voluntad para dar el visto bueno a su candidato a presidente de la Cámara en la legislatura que viene. Pero la cosa no paró ahí. El exvicepresidente seguía con sed de victoria y con toda la determinación para no dejar en duda los alcances de su autoridad. Fue por esto que Vargas reunió a su bancada y, contra la voluntad de los Char, alineó las fuerzas para que Cambio Radical decidiera hundir las objeciones. Se fue entonces el país a dormir el viernes pensando que Vargas Lleras se había hecho a la victoria definitiva y que en su partido esa autoridad no se cuestiona. Pero el fin de semana un artículo publicado en El Heraldo anticipó cuatro años la campaña presidencial y sugirió que Alex Char se la jugará por ser candidato presidencial. Le puede interesar: Germán Vargas le ganó el pulso a los Char ¿Char presidenciable? Decía el polémico titular. Para nadie es un secreto que Germán Vargas está enfilando baterías para las presidenciales de 2022. Como esa aspiración se da casi como un hecho, se entendía que Alex Char, por su juventud, iba a dar un paso al costado, jugar un papel protagónico en ese eventual Gobierno y luego, si las cosas se les daban, se presentaría en 2026 como el candidato que levara las banderas de un mandato exitoso. Esa realidad política ya no va más. Con las fisuras entre los dos patriarcas, la candidatura de Alex Char a la presidencia empieza a verse como una realidad cada vez más inminente. La apuesta periodística de El Heraldo, que hasta ahora se mueve solo en el terreno de las especulaciones, tiene a más de un político con los pelos de punta. A ninguno de los candidatos que hasta ahora se ven en el panorama les gustaría medirse con Alex Char. Este hombre, por donde se le mire, tiene todas las de ganar. Es un político joven, su imagen favorable ha estado siempre por las nubes, y hace parte de una familia que no solo goza de un conocido poder político sino también económico. En la última Gallup de marzo, tuvo 91 por ciento de imagen positiva y se especula desde ya, que su fórmula soñada sería Federico Gutiérrez, hoy alcalde de Medellín. Puede que a Vargas se le esté creciendo su pupilo. En las calles de Barranquilla los habitantes siempre lo saludan como si se tratara de un salvador. Desde hace años el país no tiene un político con una plataforma tan sólida y con una ventaja tan notoria para aspirar a la primera magistratura del Estado. Ya se habla de rumores de que los Char podrían estar alineando a sus parlamentarios, que no son pocos, para crear su propio movimiento al margen de Cambio Radical. Si quieren hacerlo hoy, tendrían que impulsar en la reforma política una ley que permita el transfuguismo. Lo otro que podrían hacer, sería esperar a 2022 para lanzarse con un aval diferente a Cambio Radical y recoger a más de 12 parlamentarios de todos los partidos que hoy tienen su relación con su casa. Se habla incluso de formar un nuevo partido ligado al Caribe. Para eso tendrían que echarle mano a la ley del transfuguismo y convencer a varios políticos de peso para que se les sumen en las regionales. Eso, aunque difícil, no es imposible. Esta novela hasta ahora va en el primer capítulo y los desarrollos prometen mover los cimientos de la realidad electoral en Colombia. Por lo pronto, lo que se sabe es que el futuro de Cambio Radical está en veremos y que, quién lo creyera, por cuenta de unas objeciones, el país podría estar siendo testigo del nacimiento de una fuerza política con buenos chances de tomarse el poder en pocos años.