Camina mucho y gasta poco. Tiene su propia productora de contenido cinematográfico. Es abogado, investigador y escritor. Le gusta Mario Vargas Llosa y comer sushi. Él es Alex Vernot, el hombre de 52 años que se chatea todos los días con el alcalde Gustavo Petro. “Gustavo Petro es, sin ninguna duda, el líder de izquierda más importante después de Jorge Eliécer Gaitán. Nunca me lo ha dicho, pero imagino que en su vida debió influir mucho la figura de Gaitán”, dice Alex, sentado en el sofá negro de su amplia y minimalista oficina, ubicada en el norte de Bogotá. Como lo hacen los mejores amigos, Alex defiende a Gustavo contra el viento y la marea. “Es un hombre inteligente y marca un hito en la historia de la política colombiana. Su gestión está atravesada por la oposición de muchos intereses. No ha pasado un año y ya le están haciendo (sic.) una revocatoria. La pregunta es: ¿quién en un año resuelve los problemas de Bogotá? Una cosa es la realidad de Petro y otra es su realidad mediática”. Alex y Gustavo se conocieron en 1995, cuando el abogado le preguntó al exministro de Justicia Néstor Humberto Martínez por un parlamentario que fuera capaz de hacer un debate contra un grupo económico. “Le presentamos una investigación y a partir de ese momento surgió una relación que se volvió amistad. Encontré un hombre excepcional y valiente. No rumbeamos, como lo digo para expresar que nuestra amistad no es de intimidad. Nos une la política y el hecho de que somos diferentes. Lo que me interesa con él es hablar de política, pero el tema social, encontrármelo en una reunión social, me parece un ‘hueso’”. Para Alex, “es injusto que se diga que él (Petro) no ha logrado nada cuando ningún alcalde lo hizo. Si comparamos la popularidad de Petro con las de ‘Lucho’ Garzón y Peñalosa, nos damos cuenta que es más popular Petro. Sin embargo, nadie se fija en eso”. Es tal su admiración por el mandatario que se atreve a categorizarlo como uno de los hombres más importantes en la política después de Uribe y Santos. “Petro es la voz de protesta de todos los que pensamos que las cosas no están bien, porque, está la idea de que el país ha mejorado mucho, la pregunta es para quién”. ¿Cómo es Gustavo Petro según uno de sus mejores amigos? “Oye a todo el mundo y analiza muy bien a las personas que le hablan, sabe cuando lo hacen con algún interés. La diferencia está en que cuando yo hablo con él, trato de interpretar lo que él está buscando y no antepongo mis ideas. Le digo: Gustavo, y eso que quieres hacer por qué no lo haces así”, relata. Para el jurista, el error de muchos funcionarios y personas que le quieren hablar a Petro es que quieren que el alcalde “cambie de manera de pensar”, la cual, en criterio del abogado, es “correcta”. “Ha identificado el conflicto de intereses en las actividades públicas y eso se tiene que resolver a favor de la gente menos favorecida. Por eso creo que Petro es único”. Los pecados del alcaldeNo obstante, como también lo hacen las buenas amistades, Alex reconoce los pecados del burgomaestre y no duda ni un segundo en responder cuál cree que es su gran equivocación. En su opinión, el grave error de Petro es la comunicación de sus iniciativas. “El alcalde tiene claras las ideas y los objetivos, pero no ha sido capaz de socializarlos. Es una falla que tiene que ver con él y las personas de los medios. Él es un poco cerrado, callado, no es como el presidente Uribe, quien es un monstruo de las comunicaciones. Él (Petro) hace las cosas y se queda callado”. El otro error, en su criterio, es la percepción. En este sentido, recuerda el escandaloso caso de las basuras. “Gustavo dio una pelea por el interés público. La gente queda aterrada porque durante tres días vio basuras en la calle, pero manejar miles de toneladas de basura en el cambio de un sistema a otro, con solo tres días de problemas, es un éxito”. Al recordar ese polémico asunto, el abogado lanza su más fuerte defensa del alcalde. “El pecado de Petro es querer cambiar el mundo y que las cosas mejoren, pero no para él, claramente”. Sobre el futuro de Petro, asegura que hoy el mandatario se juega su deseo de ser presidente. “A Petro se le atravesó la Alcaldía de Bogotá en su carrera a la Presidencia y se le atravesó para bien o para mal. Si sale mal librado de la Alcaldía, no tendrá ninguna posibilidad de que sea presidente. Pero si Petro logra sus metas desde el punto de vista de la ejecución de obras, sería un candidato presidencial seguro”. Aunque podría esperarse una afinidad con la izquierda, Alex opina que ese modelo en el país está en “blanco y negro y es un proyecto aburrido y oscuro”. “Uno ve los lideres de izquierda y no sabe quién es peor. Necesitamos una izquierda europea, a colores, y pienso que si a Petro le va bien de alcalde, hay una posibilidad”. Qué Petro se mueva hacia el centro seduce al abogado, seguidor del capitalismo social. “No puedes repartir pobreza sino riqueza y eso solo lo permite el capitalismo. El Estado tiene que entrar a hacer negocios importantes, pero ganar muchísimo dinero y redistribuirlo. Esa riqueza tiene que ser en beneficio de los privados y la parte pública”. En el pasado diciembre, Alex y Gustavo se vieron personalmente. En ese momento, el burgomaestre le hizo una “propuesta formal”. Petro le explicó que la fórmula para sacar adelante la sociedad eran las Asociaciones Público Privadas (APP) y un componente social. “Es decir, no solamente se da la concesión a un privado para que se enriquezca, sino que el Estado también lo hace (…) Me pidió ayuda con ese tema y le dije que sí. Los operadores de Transmilenio están en la negociación de los contratos de la fase I y eventualmente de la fase II. Junto con el Sistema Integrado de Transporte Público, quieren hacer una APP con la Empresa de Energía, pero operada por privados. Ante ese asunto, soy el asesor en la relación contractual con la Cámara de Comercio de Bogotá e Invest in Bogotá. Esa es la idea en la que ando trabajando”, explica Vernot.Alex asegura que no ser funcionario lo hace más consejero de Petro. “Me interesa que al alcalde le vaya bien, pero desde una mirada privada y no como funcionario. En la amistad, la independencia es muy importante para poder aconsejar”. Un abogado muy artista El confidente del alcalde es recordado por ser el abogado que defendió al Grupo Gilinski, que en un proceso de 11 años, se disputó la propiedad de Bancolombia con el Grupo Empresarial Antioqueño. “Las partes llegaron a un acuerdo, que fue el final de mi etapa como abogado. Como dicen los medios, era una pelea de ricos. Ahí me di cuenta de que una de las cosas que no funcionan en el país es la justicia”, confiesa al reconocer que no lamentó dejar a un lado su profesión, para hacer lo que necesitaba: escribir. “En los últimos cuatro años de mi vida me he dedicado a la investigación de los fenómenos de la guerra en Colombia”, así se presenta Alex en el comienzo de la entrevista. Con orgullo habla sobre los dos libros de su autoría: ‘Cómo funcionan las cosas’ y ‘Re evolución, el negocio de la guerra’. Ambas investigaciones lo llevaron a ir más allá e incursionar en el cine con lo que él llama “contenido inteligente”. “Cosas amenas y divertidas que transmiten valores e ideas”, explica. “Estoy produciendo dos películas. Una se llama ‘Colombia a la venta’, que dice que este país es un país inviable, por cuenta de grupos de interés y mafias, y propone que, de pronto, lo mejor es venderlo. Es un drama un poco chistoso, pero es la fotografía de una sociedad llena de contradicciones”. Su otra cinta es ‘El negocio de la guerra’. “Me imaginó a Colombia en el 2026. Un país caótico, completamente tomado por las mafias y sin ninguna posibilidad para el ciudadano normal. Ahí digo cómo los dueños de la guerra controlan el país”. En medio de su estudio, en el que trabajan cinco personas, entre directores de cine y editores, Alex asegura que lee todo el tiempo sobre política, economía y cultura, y reconoce que su cine favorito es el independiente. También anota que prefiere caminar y montar en bicicleta que subirse a un carro. ¿Qué tan millonario es? “No es tanto lo que tengo, sino lo poco que gasto”, responde. El jurista recuerda que su padre le enseñó a planear su vida. En su caso, pensó en retirarse a los 50 años, pero lo logró dos años antes. “Ni rumbear ni emborracharme. Jamás en mi vida he fumado un cigarrillo de marihuana. Mi educación estuvo llena de abstinencias y restricciones. Si quieres una vida ordenada y sin excesos, puedes vivir con muy poco”. Aunque su familia es originaria del sur de París y ha vivido en Estados Unidos, Francia y Alemania, se considera “más colombiano que francés”. Su esposa es abogada y tiene tres hijos. “Mi gran preocupación es el futuro de mis hijos. Ni mis hijos ni los hijos de nadie, tienen futuro en este país”, asegura el abogado al justificar sus investigaciones. El gran amigo de Petro estudió en el Liceo Francés y en la Escuela Naval de Cadetes. Luego, decidió entrar a la Javeriana a estudiar Filosofía y Letras, carrera que abandonó porque, dice, se “moriría del hambre”. “Después me di cuenta que la Filosofía no hay que estudiarla, se tiene que leer permanentemente”, recuerda el hoy abogado del Externado, el jurista que mejor defiende las decisiones del criticado alcalde mayor.