El temido Helí Mejía Mendoza, más conocido por su alias de Martín Sombra, fue claro y reiterativo en su declaración voluntaria ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). El dinero, que por décadas acumuló la guerrilla de las Farc por todas sus actividades ilegales, fue transferido a cuentas en Suiza por orden de Alfonso Cano, quien asumió la comandancia de ese grupo guerrillero tras la muerte de Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo, en marzo de 2008.

Marín Sombra, quien es catalogado como el carcelero de las Farc, repitió que él tuvo conocimiento directo de que Cano ordenó enviar todo lo que estaba en las arcas de ese grupo guerrillero “pa’ Suiza”. Todo esto bajo la coordinación de Rodrigo Granda, quien recibía el sobrenombre del canciller de las Farc y era el encargado de las relaciones internacionales del Secretariado de este grupo subversivo.

Alfonso Cano, excomandante de las Farc. Foto: Gerardo Gómez. Revista Semana. 29 de junio 2000. | Foto: Revista Semana

“(...) Ahí es donde don Granda va a tener que responder, porque ese era coordinador de relaciones internacionales. Un día de estos lo jalamos aquí a ver qué. (...) Ese dinero se lo llevó Alfonso Cano”, aclaró Mendoza ante las preguntas de los magistrados de la JEP. El dinero -según explicó Martín Sombra en su versión voluntaria revelada por W Radio- se contaba en millones de dólares, los cuales fueron recopilados durante la comandancia de Tirofijo.

La riqueza y la fortuna de las Farc no podía ser contabilizada, puesto que eran “diamantes, oro, incalculables fajos de dólares de 50 y 100 dólares”. De manera muy coloquial, el temido guerrillero aseguró que él no tuvo participación en estos hechos, pues Alfonso Cano había dado órdenes muy directas y el que se opusiera iba a recibir el castigo máximo dentro de la organización guerrillera.

Jorge Brice–o. Mono Jojoy. Guerrillero de las Farc. Foto:Le—n Dario Pelaez. Ene 99 | Foto: León Darío Peláez

En su versión, Martín Sombra aseguró que Alfonso Cano tomó esta decisión por las disputas internas que tenía con otros integrantes del Secretariado, en especial, con Víctor Julio Suárez Rojas, alias el Mono Jojoy. La desconfianza por sus acciones y posición había generado que se ordenara mandar para Suiza todos los bienes de las Farc y ocultarlos.

“Alfonso Cano no quería al Mono y dijo: eso va para Suiza, Sombra. Pueden buscar con los familiares, que eso hay una plata grande”, afirmó. El carcelero reiteró varias veces que ni él ni Tirofijo se robaron “un peso” y si se quiere aclarar todo lo que ocurrió con estos bienes se debe citar a declarar a Rodrigo Granda, pues él tiene conocimiento de su destino y de su avalúo.

Soldados y policías secuestrados por las Farc. :Reproducciones, aparece el mono Jojoy. Soldados tras los alambres de puas. | Foto: Cortesia

“Ese dinero se fue para las venas rotas. Eso lo cogieron, usted sabe que en toda parte hay vividores, y muere Marulanda. (...) Eso ahí mantenían diez, doce contadores con su maquinita ahí chiquita y empaque y eche en canecas. ¿Y quién iba a ir a sacar eso si el encargado era yo? Yo ponía las minas, ahí se mató mucha gente, metían las patas y ¡pim!”, recalcó en referencia a que aquel que osara desafiar las órdenes del máximo comandante de las Farc se enfrentaba a ser fusilado.

Carcelero y reclutador de menores

En entrevista con SEMANA a finales de 2022, Martín Sombra confesó, sin ningún rastro de arrepentimiento, que no solo entrenaba y reclutaba niños, sino que además algunos de ellos eran caníbales.

“Hay una tribu que come gente. Son caníbales, indios, salvajes. En medio del entrenamiento de las fuerzas especiales de las Farc, les di orientaciones a los niños para que, en un eventual caso de desplazamiento, si no encontraban el alimento, la carne de humano servía para comer”, afirmó el conocido carcelero de las Farc.

Dijo que no los obligaba a hacer eso, pero sí se les “orientaba”. “Se les dijo que el humano servía para comer, pero no lo llevaron a la práctica. De pronto fue un malentendido. “Les dije: ‘Aprendan’. Pero allá nadie comió gente. Ningún alumno se iba a comer a otro”, aseguró.

Martín Sombra | Foto: Guillermo Torres Reina

Asimismo, contó que eran unos 700 “muchachos inquietos” y “muy cansones”, a los que habría recogido el Mono Jojoy. “Al rato les estaban lanzando piedras a las carpas, se comían los enlatados. Se los tiraron al Negro Cunta y le mamaron gallo. Le decían ‘qué negro tan feo’. Él se chocó y dijo que no cargaba más con esos muchachitos”. Por esto tomaron la decisión de enviarlos al comandante Rafael Político, pero él tampoco pudo con ellos, así que terminaron a su cargo. “Les respondí: ‘Qué pena, pero no soy un taller de arreglar gente’. Finalmente, me los entregaron”, aseguró.

Cuando llegaron al campamento les dijo que los iba a llamar ‘los patos’, porque “cagan en toda parte” y “no tienen juicio”, así que sería más estrictos con ellos. “Esa noche durmieron sin comida para que vieran quién era su comandantico. A mí sí me hicieron caso. Les dije que si encontraba quejas de ellos, eran tres días en el monte, en movilidad continua y no los dejaba tomar sino agua. Pero no hubo quejas”.

Martín Sombra afirmó que les enseñó tácticas de guerra, comunicaciones, enfermería, explosivos, entre otros temas y hasta tácticas para matar a sus enemigos. “También a ahorcar sin fallar. El apretonazo. Es cuando el enemigo me da la papaya, lo cojo del cuello y solo lo suelto cuando usted… le puede dar en otras partes vulnerables: la nariz, la oreja; lo puede partir”.

Esos menores de edad -relató- estaban entrenados con ese propósito y que hoy seguirían en el conflicto armado. “Hay unos en las autodefensas, en el Clan del Golfo”, dijo. Reconoció que Tirofijo y el Mono Jojoy estaban informados y que se llamaba “compartimentación de secretos”. Y que se arrepiente de haber entrenado “a muchachos que hoy le están haciendo daño a la humanidad”. “Yo pido perdón. Incluso, en Villavicencio, me tocó pedir perdón”.