Este próximo viernes 22 de octubre, la Alianza Verde sorteará una de las decisiones más importantes de los últimos años. En un Ejecutivo Nacional, que podría extenderse por más de seis horas, se definirá el rumbo que sus dirigentes tomarán en las elecciones presidenciales de 2022. A ese encuentro se llega en medio de fuertes peleas, cuestionamientos, intereses y divisiones, que parecen no tener punto de retorno. Las más recientes encuestas del Centro Nacional de Consultoría y Ecoanalítica contratadas por el partido para definir la ruta política atizaron el fuego y escalaron el nivel del lenguaje entre sus dirigentes.
Para evitar las peleas, los tres copresidentes buscan una salida que deje contentas a las mayorías. La propuesta inicial de una encuesta fue del exalcalde Antanas Mockus, quien buscaba darles luces a las directivas sobre cuál sería el mejor camino. Por esto, inicialmente planteó una sola pregunta dirigida a definir si era mejor una alianza con la Coalición de la Esperanza o el Pacto Histórico, de Gustavo Petro. Algunos dirigentes coincidieron en que la encuesta podría extenderse aún más y anexaron dos preguntas cuyas respuestas profundizaron aún más las fracciones en el partido.
Una de ellas apuntó a la posibilidad de una alianza entre la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico. La otra indagó por el candidato con mejor intención de voto. En ambas, Petro ganó, pues los encuestados se mostraron a favor de una unión de ambas convergencias, y el líder de la Colombia Humana se impuso como el candidato con mayor aceptación, por encima de Sergio Fajardo. “No importan las encuestas, la decisión de un grupo del Verde es impedir a toda costa la unidad democrática”, dijo Petro.
Las encuestas agitaron las barras, generaron varias interpretaciones y propiciaron diferentes lecturas con las que todos sintieron que ganaron un poco. Los seguidores de Petro reclaman el triunfo e insisten en que la Alianza Verde debe promover una unión con la Coalición de la Esperanza, un escenario poco probable. Las peleas entre Gustavo Petro y Claudia López cada vez son más intestinas y han llegado a los estrados. Lo mismo que las críticas constantes de las barras bravas de la Colombia Humana contra los verdes y un sector radical del petrismo que le exige al Polo Democrático salirse de la coalición de gobierno en la Alcaldía de Bogotá, como lo hicieron el Mais y la UP, entre otros. “Estar en el Pacto Histórico y seguir apoyando a Claudia López me parece una profunda contradicción”, dijo Hollman Morris.
A eso se suma la apatía y el rechazo del exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo, la principal figura de la Esperanza, a una posible alianza con el exalcalde de Bogotá. Este viernes, el Ejecutivo estará para alquilar balcón. De entrada, lo primero que se pondrá en consideración es si se deja en libertad o no a los militantes del partido. Las grietas profundas entre los amigos y contradictores de Petro son insalvables, y el ego está por encima de la discusión. Dejar en libertad al partido es una opción que rechazan Angélica Lozano, Antonio Sanguino, Juanita Goebertus y Carlos Andrés Amaya. No obstante, la propuesta parece tomar fuerza. Quienes quieren llevar el partido al Pacto Histórico la respaldan. Ese es el caso de Inti Asprilla, Katherine Miranda, León Fredy Muñoz y Camilo Romero.
El senador Jorge Londoño le dijo a SEMANA que la libertad es lo mejor que podría ocurrir y, de paso, se evitaría la fractura de la Alianza Verde. Entre 2015 y 2016, el partido le concedió a Claudia López libertad para apoyar al exministro Rafael Pardo en su campaña a la alcaldía de Bogotá, pese a que la colectividad respaldó a Enrique Peñalosa. En 2018 la historia se repitió cuando sus militantes quedaron en libertad de apoyar o no a Petro en la segunda vuelta presidencial frente a Iván Duque. “Hoy los tiempos son distintos”, aseguró Sanguino.
Él cree que dejar en libertad a los militantes marcará el fin de la Alianza Verde y no les permitirá contar con un candidato que jalone las listas al Congreso. Además, hay temores, porque Mockus no será candidato al Congreso en esta ocasión y están en riesgo los más de 536.000 votos que obtuvo en 2018.
Como la idea de dejar en libertad al partido crece como espuma, Angélica Lozano insiste en la necesidad de tomar decisiones frente al precandidato presidencial del Verde. Ella tiene claro que, si las directivas abren la puerta para que su dirigencia apoye a quien considere, automáticamente se acabarían las precandidaturas presidenciales de Carlos Andrés Amaya, Camilo Romero y Sandra Ortiz. El propio senador Londoño, hoy precandidato y exministro de Justicia, le reconoció a esta revista que hay sustento jurídico que apunta a que, si se deja en libertad, la colectividad no puede avalar a ningún aspirante. “Esa es mi preocupación”, manifestó Ortiz.
Pero la realidad se puede imponer a juzgar por los actuales precandidatos presidenciales que no despegaron a ocho meses de la primera vuelta, según la encuesta de Ecoanalítica contratada por la Alianza Verde. El exgobernador Camilo Romero registró 2,3 por ciento en la intención de voto, seguido por la senadora Sandra Ortiz (1,3 por ciento), Carlos Amaya, (0,5 por ciento), Jorge Londoño (0,4 por ciento) e Iván Marulanda (0,1 por ciento).
Aunque Amaya cree que Petro los aventajó, pues él es candidato y los demás son precandidatos, Londoño, también aspirante presidencial, reconoció “que ningún precandidato verde convoca a las mayorías”. Dijo que ya se surtieron unas etapas y no despegaron, incluido él, quien ya está pensando en aspirar al Senado. La crisis de los precandidatos del Verde es tan evidente que en las últimas semanas varios trataron de convencer al exgobernador Antonio Navarro para que se lance. Sin embargo, este no aceptó.
Si las mayorías acogen la propuesta de declarar en libertad al partido, Angélica Lozano no quedará contenta. Y más cuando entre sus más cercanos tienen fe en que el Verde esté en la Coalición de la Esperanza. Aunque ella ya descartó la escisión de su colectividad, porque el tiempo no está de su lado, no es descabellado que termine en el partido Verde Oxígeno, que fundó la excandidata presidencial Íngrid Betancourt, pero que se acabó tras su secuestro por parte de las Farc.
Como la Corte Constitucional revivió el Nuevo Liberalismo, la idea es esperar la notificación de la sentencia y examinar si la senadora jurídicamente puede saltar a la colectividad de Íngrid, porque su comienzo en la política empezó en ese movimiento. No obstante, sería un salto al vacío, pues tendría que empezar a preocuparse por el umbral.
Si en el Ejecutivo Nacional no votan las mayorías por la libertad, el paso siguiente será escoger entre la Coalición de la Esperanza o el Pacto Histórico. El riesgo es que, como ocurrió en marzo, los cercanos al petrismo desconozcan los resultados e, incluso, no acepten participar en la Coalición de la Esperanza. Ante esto, y para evitar fracciones, la opción de dejar en libertad puede ser salomónica, así no sea la más conveniente para las elecciones de 2022.