En la madrugada de este viernes, en medio de un combate entre las Fuerzas Militares y la estructura Carolina Ramírez del Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc en el departamento del Caquetá, se dio de baja a alias Gato o Mono, un antiguo integrante de las Farc señalado de haber asesinado a cuatro menores indígenas que iban a ser reclutados por la guerrilla.
La masacre de los jóvenes ocurrió el pasado mes de mayo, en los límites entre Amazonas y Caquetá. El reclutamiento de menores por parte del frente del Estado Mayor Central comenzó en febrero de este año y cuatro menores del pueblo Murui decidieron escapar, pero fueron encontrados y asesinados, presuntamente por alias Gato.
A raíz de los actos de la estructura, el Gobierno nacional decidió suspender el cese al fuego bilateral con las disidencias de Iván Mordisco por mostrar poca voluntad de paz al arremeter contra la población del territorio.
De acuerdo con las Fuerzas Militares, en la acción fue recuperada una menor de 15 años, quien habría sido reclutada de forma forzosa por parte de la estructura. Además, se retiró material de guerra, como armas, chalecos y tecnología para comunicarse entre sí.
El general William Salamanca, director de la Policía Nacional, entregó detalles sobre la operación en la que murió alias Gato.
“Es una operación coordinada, liderada por el señor comandante general de las Fuerzas Militares, y es un mensaje claro. Que no hay escondite para los criminales. Allá llegaron las tropas, con el apoyo de la Policía Nacional, por supuesto con la Fiscalía General de la Nación, a la vereda Los Planes de Solano, Caquetá. Fue abatido, efectivamente, alias Mono o Gato, cabecilla de comisión de finanzas de la estructura Carolina Ramírez Delgado, del Estado Mayor Central. También, las tropas recuperaron a una menor de edad, a la que ya se le restablecieron sus derechos. Se incautó material bélico y de intendencia que harán parte de la investigación que adelantamos con la Fiscalía General de la Nación”, dijo Salamanca.
Además, el general recalcó que se trata de un mensaje claro: “Para respetar los derechos humanos, para consolidar la seguridad en el territorio y también para contribuir con las investigaciones que adelanta la Fiscalía por delitos como la extorsión y el asesinato de los cuatro niños indígenas en el mes de mayo del presente año”.
Disidencias de las Farc reemplazan a las autoridades y hacen ‘justicia’ por su cuenta en Norte de Santander
En alerta se encontraban las autoridades en Norte de Santander, tras los reportes de personas que denunciaban que sus familiares habían sido secuestrados y desconocían su paradero y su suerte. Algunos de los desaparecidos estaban relacionados con la venta o el consumo de estupefacientes.
En medio de las averiguaciones, los investigadores lograron establecer que varias de las personas que habían sido reportadas como secuestradas estaban en poder del ELN y las disidencias de las Farc que delinquen en Norte de Santander, en regiones como El Tarra.
Al revisar videos que eran publicados en redes sociales, se observa a los desaparecidos en manos de las disidencias o del ELN, pidiendo perdón a la comunidad por sus actuaciones al margen de la ley, como la venta y consumo de estupefacientes.
Pero el alcance de los secuestros del ELN o las disidencias de las Farc no solamente era contra consumidores o expendedores. También había supuestos infiltrados de la fuerza pública, integrantes de otros grupos ilegales o atracadores.
A estas personas, el ELN o las disidencias las obligaban a realizar supuestas acciones sociales. En las regiones donde los grupos criminales, según fuentes de la Policía y militares, vienen reemplazando al Estado, delinquen el frente 33 de las disidencias de las Farc, frente 57 y estructuras del ELN.
Es de anotar que no es la primera vez que los grupos criminales imponen sus normas en Norte de Santander. Parece que las autoridades constitucionales no existieran. El pasado mes de julio, en un evento con partido de fútbol incluido y sin ningún control, las disidencias de las Farc inauguraron unas vías y un puente.
Andrey Abendaño, cabecilla del frente 33 de las Farc, hoy negociador con el Gobierno, apareció en el metraje rodeado de un gran número de habitantes de la vereda Barrancas, municipio de Tibú, Norte de Santander, dando un discurso.
El evento, dijo Andrey, era para dar la bienvenida a obras que las disidencias habían ayudado a construir en la región. “Es algo (la carretera) que nosotros prometimos, nosotros dimos la palabra, la comunidad no lo pidió. Queríamos demostrar que sí es posible marcar la diferencia cuando hay determinación y entrega”, aseguró Abendaño.
“Envío un saludo especial a los compañeros del ELN, que hoy están acá acompañándonos, les digo que los guerrilleros de las Farc para ellos son sus hermanos de lucha. Sientan en cada uno de los guerrilleros de las Farc un hermano, un hijo. Todos los que estamos acá somos hijos de humildes campesinos de las familias catatumberas. Por eso, no podemos claudicar en nuestro noble esfuerzo de materializar el proyecto de tantos que se han sacrificado”, afirmó.
Como si fuera poco, esta situación no solamente ocurre en Norte de Santander. SEMANA documentó cómo en varios departamentos del Llano, como el Meta, las disidencias del mafioso Iván Mordisco imponen reglas de convivencia.
Imponen límites de velocidad, les prohíben a los conductores transitar con los vidrios arriba o polarizados, carnetizan a los habitantes de las comunidades a través de las juntas locales y retienen a quien les parece sospechoso.
En los informes que conoció SEMANA, se puede establecer que el Estado Mayor Central de las Farc, de Mordisco, desplegó una de sus más sanguinarias facciones para dominar el territorio en los departamentos antes mencionados. Se trata de la estructura Jorge Briceño, que está bajo el mando de alias Calarcá, quien ha sostenido varias reuniones con el comisionado de paz, Danilo Rueda.
La Jorge Briceño se divide en cuatro facciones que se extienden a lo largo de los departamentos Meta, Caquetá, Huila, Cauca y Valle del Cauca, donde tienen continuos enfrentamientos con la Segunda Marquetalia de Iván Márquez (en diálogos de paz), que busca el control del territorio con las estructuras de los Comandos de Frontera y Acacio Medina.