"Felicito el Nobel para el presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia", estas fueron las primeras palabras del senador del Centro Democrático y principal opositor de los acuerdos firmados entre el Gobierno y las FARC, Álvaro Uribe.Aunque el mensaje es de felicitación, el trino también deja en evidencia que los integrantes del Centro Democrático no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad para que los acuerdos sean modificados. Esto tras el estrecho el triunfo del No en el plebiscito que votaron los colombianos el 2 de octubre.El Nobel y la felicitación de Uribe se dan en un contexto complejo para el país: por un lado, la votación negativa del plebiscito creó una incertidumbre sobre los acuerdos, luego estudiantes salen a marchar en Bogotá para pedir que se revalide lo firmado en La Habana y, para completar el panorama, Santos recibe en la Casa de Nariño al senador Uribe, antiguo aliado y luego principal opositor con quien determinan crear una agenda para intentar modificar algunos temas del acuerdo.Para el registro de los libros de historia y los archivos periodísticos quedó la imagen en la que Santos y Uribe se dan la mano luego de seis años de desacuerdos, la última vez quedó registrada el día de la posesión hoy presidente en su primer mandato, el 7 de agosto del 2010.El mismo día en que Santos se refirió a Uribe como “el mejor presidente de la historia”; el mismo día en que Uribe le traspasó a Santos la banda presidencial.Desde aquella tarde, la historia política y personal entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe es quizá la que más páginas de periódicos y revistas ha llenado, desde el mismo momento en que Santos calificó a Hugo Chávez como su nuevo mejor amigo, dos días después de haber recibido la Presidencia de manos de Uribe.Sería apenas la primera diferencia. El proceso de paz con las FARC marcó la ruptura definitiva. Cuando Santos cumplió dos años de mandato, Uribe ya había declarado públicamente su oposición.En principio, el impacto de la ruptura entre Uribe y Santos pareció reducirse al poder en el Partido de la U. Uribe admitió esa derrota y armó toldo aparte. Pero con el tiempo trascendió, y como si fuera una bola de nieve, la guerra fría entre dos antiguos aliados tiene en vilo el futuro inmediato del país.Y no es para menos. Desde aquel “rufián de esquina” que pronunció Santos en la asamblea de La U en el 2011, lo único que ha habido entre ellos son cruces de declaraciones a través de los medios, y especialmente a través de Twitter. En estos años ha habido intentos de negociación. Santos reveló que en dos oportunidades llamó a Uribe pero este no le pasó al teléfono. Hasta Antanas Mockus intentó mediar, pero se bajó pronto de esa misión porque no le veía solución. Y Pepe Mujica, expresidente uruguayo, se ofreció para llevarlos a que conversaran en lo alto de una montaña, mirando al horizonte. Con el trino de felicitación, todo parece indicar que un acuerdo con el uribismo también es posible y que la relación entre antiguos contradictores podría ser una cosa del pasado.