Álvaro Uribe no escapa a su pasión por la política en las elecciones del 2022. El expresidente, ocupado en los últimos años en su proceso judicial por la supuesta manipulación de falsos testigos, tomó un respiro y mientras la justicia decide su suerte, empezó a hacer campaña política como le gusta: recorriendo el país y hablando con sus electores que lo han sostenido en el poder desde las urnas por más de veinte años.

El Uribe de las últimas semanas sorprende. Del líder apático y distante a la política de hace unos meses, hoy queda poco. Es el Uribe del inicio, el exmandatario que recorría las calles, que levantaba su sombrero para saludar. Desde el 11 de enero, informó el Centro Democrático, su casa política, salió de su apartamento en Bogotá y de su finca, para recorrer las calles. No lo hizo antes por el coronavirus y por sus procesos judiciales.

Su gira empezó en Córdoba. En Montería, por ejemplo, caminó junto a sus escoltas, de sombrero, camisa, zapatos cómodos. Saludó a la gente y les dio el “puñito del covid”, como llama a su mano juntada a la de los demás. Habla con ancianos, mujeres, hombres, jóvenes. En algunos casos, repartió una carta que escribió a los ciudadanos. “Habla de temas de coyuntura como la seguridad, la educación y se refirió a lo que aún falta por vencer de la pobreza, la inequidad y también para garantizar el avance social”, detalló el Centro Democrático.

En la carta confirma que él no tiene aspiraciones al Congreso, pero su preocupación por la patria siempre está presente. Por esto, invita a los jóvenes a no permitir que el país se convierta en una tiranía o en una democracia restringida “donde sus anhelos de más emprendimiento, más innovación, más protección al medio ambiente y más cultura no serán posibles”.

En el documento, Uribe realizó una serie de críticas a Fecode, la federación que agremia a los maestros sindicalizados del país, y al acuerdo de paz firmado por las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos en La Habana, Cuba.

La gira continuará por todo el país. La idea de Uribe es llegar a las zonas más apartadas y hablar del 2022, de los riesgos que existen si la izquierda llega al poder.

En sus giras, prefiere despojarse de su camioneta blindada, de sus escoltas, para hablar directamente con la ciudadanía, escucharla y atender sus inquietudes.

En la primera semana Uribe se ha tropezado con uribistas fieles, también con electores de derecha decepcionados y con seguidores de Gustavo Petro. En uno de sus encuentros el expresidente detalló cómo, con respeto, dialogó con un admirador de Petro, quien también recibió “su puñito del covid”.

Uribe recorre el país porque es consciente que su popularidad no atraviesa por buen momento. De paso, el gobierno de Iván Duque que él ha respaldado enfrenta el desgaste propio de los últimos meses de un mandato. Ante eso, el exmandatario prefiere caminar las regiones, poner el pecho y pedir respaldo de sus electores para que el Centro Democrático resulte fortalecido en las elecciones del 2022.