Vestidos de blanco, el primer sábado de noviembre los familiares y amigos del exministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, se encontraron al frente de la Prisión Federal, en Miami Dade, donde se encuentra recluido desde su captura.Esa fue la segunda vez que sus allegados se reunieron en ese lugar para acompañarlo, aunque fuera a la distancia. Y tras varios minutos de estar de pie frente a la enorme estructura blanca, Arias les envió señales desde su celda, que desde abajo se ve diminuta, con un pequeño espejo que brillaba con el reflejo del sol. Puede leer: Bajo fianza quedará libre Andrés Felipe AriasPara Catalina Serrano, su esposa, lo peor que había vivido por el proceso judicial de Arias fue en 2011, cuando fue recluido en la Escuela de Caballería del Cantón Norte, en Bogotá, por el proceso que se adelantaba en su contra por el escándalo de Agro Ingreso Seguro. Pero su hogar recuperó algo de tranquilidad cuando, dos años después, él quedó en libertad por orden del Tribunal Superior.En el 2014, el exministro y su familia se fueron de Colombia. Se dirigieron a Estados Unidos, donde iniciaron trámites para recibir asilo, argumentando que era un perseguido político por su cercanía con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Y unos días después de haber salido del país, la Corte Suprema de Justicia emitió fallo condenatorio contra Arias, de 17 años y cinco meses de prisión, por los delitos de celebración de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación.Sin embargo, solo hasta el 24 de agosto de este año él fue capturado. Y desde esa fecha su familia vivió una pesadilla. El exprecandidato presidencial por el partido Conservador lleva 75 días privado de su libertad y sus allegados piden justicia.Semana.com habló con Catalina Serrano, esposa del exministro, quien aseguró que aunque han sido unos días difíciles, confía en que la justicia de Estados Unidos les dé la razón y no acepte la solicitud de extradición que hay en contra de Arias y que el juez del caso, John O’sullivan, deberá definir el próximo 23 de noviembre.Serrano, además, comparó su caso con el de Lilian Tintori, la esposa del líder opositor venezolano Leopoldo López, quien fue encarcelado y condenado a pagar 13 años de prisión. Semana.com: ¿Cuánto lleva su esposo, Andrés Felipe Arias, detenido en Estados Unidos?Catalina Serrano: Ya son 75 largos y difíciles días en los que hemos estados sometidos a esta nueva injusticia.Semana.com: ¿Cómo se encuentra el exministro? ¿Cuáles son sus condiciones de reclusión?C.S.: Mentiría si digo que mi esposo está bien y feliz padeciendo esta injusticia. Pero sí debo reconocer su fortaleza física y espiritual para enfrentar con humildad y paciencia esta difícil situación.Semana.com: ¿Cómo es la cárcel en la que está él?C.S.: Es una prisión federal. Una mole de concreto helada y ruidosa. Cada vez que se cierran o abren las pesadas puertas, el eco resuena en los tímpanos de los reclusos y visitantes. Me duele mucho conocer la situación en la que tantos seres humanos deben vivir por el hecho de ser encarcelados. Además de la privación de su libertad, son personas que pasan hambre pues la comida es escasa, sienten frío y pasan meses -y hasta años- sin ver la luz natural del sol, sin sentir el aire.Semana.com: ¿Cómo es la relación de su esposo con los otros reclusos?C.S.: De las cosas positivas que rescato de esta injusticia es ver cómo seres humanos tan distintos, en su estilo de vida, sus ideologías, sus costumbres, sus creencias, logran crear una fraternidad. También cómo logran aprender a convivir, a solidarizarse, a apoyarse y a quererse en una situación tan dura como lo es el estar en una cárcel.Semana.com: ¿Qué tan seguido pueden usted y sus dos hijos visitar al exministro?C.S.: Podemos ir los tres cada miércoles solo una hora, de 5:00 p. m. a 6:00 p. m., solo cuatro veces al mes.Semana.com: ¿Cómo ven sus dos hijos lo que está viviendo su papá?C.S.: Son muy pequeños para entender lo que significa esta absurda persecución política, pero lo suficientemente grandes para saber que tienen un papá honesto, trabajador, disciplinado y amoroso, que no merece ni tiene por qué estar donde está. Para ellos cada visita al papá es una aventura y una historia más para contar en el libro que están escribiendo e ilustrando que se llama ‘El día que se llevaron a papá’.Semana.com: Usted contó a Noticias Caracol que iban a verlo desde el parque que queda al frente de la prisión, ¿por qué decidieron hacer eso?C.S.: Algún día Andrés me comentó que siempre me miraba por la pequeña ventana a la que tiene acceso. Se imaginaba que nos veía caminando por ahí, así que decidí –con ayuda de mis hijos y unos amigos- hacerle ese sueño realidad.Ya hemos hecho eso dos sábados. El primero, fuimos los niños, mis suegros y una pareja de amigos con sus hijos y yo. A raíz de la noticia de Caracol muchas personas y amigos se animaron a acompañarnos nuevamente, así que decidí hacer un saludo solidario con una potente y milagrosa oración. Fueron casi 80 personas que vestidas de blanco, con velas y carteles le manifestaron a Andrés todo su cariño y solidaridad. Semana.com: Usted ha dicho que se siente como la esposa de Leopoldo López, ¿por qué?C.S.: Admiro profundamente a Lilian Tintori, ella ha sido una gran fuente de inspiración para mí. Desde que conocí su causa he orado mucho por ella y su familia. Es una mujer muy valiente. Siento que nos une el sentimiento de reclamar justicia para nuestros esposos sabiendo que la única forma para que un preso político no sea olvidado es hablando de él todos los días.Somos matrimonios contemporáneos con dos hijos chiquitos cada uno, hemos tenido que enfrentar la injusticia de ver a nuestros esposos encarcelados, si bien por motivos diferentes, ambos injustos. ¡Cómo no sentirme identificada con ella, si vivo en carne propia lo que ella y sus hijos viven por no tener al esposo y papá en casa!Semana.com: Muchas personalidades le han enviado cartas al juez que lleva el caso de su esposo, ¿qué han escrito?C.S.: Son muchísimas. Han sido cientos de cartas de apoyo. Han escrito columnistas, congresistas colombianos y americanos, empresarios, campesinos, profesores, periodistas, exministros y embajadores. Y miles de firmas se han unido también.Gracias a Dios cada vez son más las personas que reconocen la injusticia cometida en el caso de Andrés, que han sido testigos del trato político pero no jurídico que se le ha dado a su caso y que saben que la única forma de revivir la justicia en nuestro país es ayudando a que la verdad por fin se conozca.Han sido reconocidos juristas los que hicieron un académico y profundo análisis de la sentencia y que concluyeron lo injusta y absurda que ha sido la condena.