Una madre, su hija menor de edad y el resto de su familia se encuentran presas del miedo por cuenta de la violencia psicológica, las amenazas de muerte y las fuertes agresiones que el patrullero Brayan Enrique Guzmán Gaitán, perteneciente al Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional (Goes), ha cometido en su contra.
La víctima es Ximena Villalobos, expareja del patrullero Guzmán por varios años, con quien tuvo una hija que también ha sido objeto de intimidaciones y quien ha presenciado, en más de una oportunidad, cómo su padre ha agredido a su madre al punto de poner en riesgo su vida.
No siente apoyo de las autoridades
SEMANA habló con Villalobos, quien manifestó estar sometida a la inoperancia de la justicia y de la propia Policía, entidad que no ha hecho efectivas las dos órdenes de arresto que pesan contra Guzmán por cuenta del incumplimiento a las de las constantes agresiones contra ella.
“Yo considero que, como dice el dicho popular, ’entre bomberos no se pisan las mangueras’ y es muy ilógico que, ya teniendo dos órdenes de arresto, la misma Policía, que sabía que él llegaba a la estación, que él cumplía un horario, no hubiera hecho efectivas esas capturas y, aparte de eso, no lo desvincularan del cargo”, dijo Villalobos.
Sobre el papel de la Fiscalía, asegura que aunque ha habido más amenazas después de la denuncia entablada en noviembre del año pasado, desde el ente investigador le dicen que tiene que presentar nuevas denuncias, algo que para ella es desgastante y que puede jugar en su contra, pues el tiempo avanza y las amenazas de muerte son cada vez más reiterativas.
“Personalmente, no siento el respaldo de las autoridades, porque el proceso ha sido muy lento. En cuanto al tema de Fiscalía, la fiscal, considero que por el volumen de trabajo que ella tiene —quiero pensarlo de esa manera—, no ha podido abarcar más el caso. Me dice que no puede hacer mucho porque solamente se están basando en las pruebas que hubo el año pasado, pero desde esa fecha hasta el día de hoy, ha habido muchas más amenazas, entonces lo que me dicen en Fiscalía, es, ‘vaya, presente otra denuncia’”, explicó Villalobos.
No confía en la Policía ni en las medidas de protección
La mujer, que ha tenido que cambiar su lugar de residencia en varias oportunidades, desescolarizar a su hija, perder su trabajo y no salir a la calle sin que alguien la acompañe, indicó que ella es la que está siendo sometida a condiciones de vida deplorables, siendo el patrullero Guzmán el que se ha encargado de amenazarla y golpearla en varias oportunidades.
“En este moment,o las últimas amenazas fueron contra mi persona y contra mi familia, mi papá, mi mamá, hermanos y sobrinos. (...) ‘La voy a matar, perra. Sígase escondiendo como una rata, solo quiero verla, la voy a matar con mis propias manos, usted tiene cola y no sé qué. Usted tiene papás vivos, tiene hermanos vivos, sobrinos vivos, sígase burlando de mí. Si quiere húndame en la Fiscalía’”, son las intimidantes llamadas que Guzmán le hace a Villalobos.
La mujer, en medio de este drama, asegura que el hecho que su agresor sea un policía activo complica mucho más la situación, pues siente que no puede confiar en nadie, y mucho menos en la protección que le ofrece la comisaría, pues estaría a cargo de otros uniformados que, por las circunstancias, no le dan ninguna confianza.
“El agravante es que él es patrullero y en la Policía él estaba trabajando normal, o sea, allá no se enteraron, pese a que había dos órdenes de captura, una por 30 días y otra por 40 días, porque ya es el tercer incumplimiento de la medida de protección”, explicó la mujer.
Así mismo, Villalobos se queja por la dilación que ha tenido el proceso, pues asegura que el abogado de Guzmán utiliza estrategias para aplazar las audiencias y para invalidar las pruebas que se han presentado, lo que la expone mucho más.
“El abogado de la defensa, o sea, el de mi agresor, el que lo defiende, lo que hace es tomar un error que tuvo la comisaría, un error de forma y no de fondo, y bajo ese error quiere declarar nulas las pruebas, dilatan el tema de las audiencias porque dicen que tienen otras audiencias, que la reprogramen; se han dado muchas maniobras de dilatación”, dijo la víctima.
Un drama que afecta a su hija
Ximena explica que la violencia que, junto a su hija y su familia, ha tenido que padecer por meses ha tenido repercusiones importantes sobre la menor de edad, quien no ha podido recibir asistencia psicológica por cuenta de que la EPS que le presta los servicios de salud es la de la Policía, lo cual supone un riesgo alto para ellas, pues por el cargo que tiene su agresor le sería muy fácil averiguar los datos de su domicilio y así poder cumplir con las amenazas de muerte.
“El modelo de vida cambió totalmente. A la niña tuvimos que desescolarizarla porque el papá, en las amenazas de marzo, decía, ‘ya me están averiguando si sacó a la niña del colegio porque la voy a encontrar’, entonces tampoco fue una opción que la niña fuera a estudiar. (...) En este momento no [está recibiendo tratamiento psicológico] porque la EPS de la niña es la Policía. Yo no he acudido a nada de citas en la Policía porque me pueden rastrear. He llevado a la niña a sus tratamientos médicos, sí, a costa mía, pues ha sido tema de médico particular, pero la verdad, pues tampoco he podido tener un ingreso ahorita, no puedo salir, no puedo trabajar, no puedo dar datos, o sea, no puedo hacer nada”, agregó la mujer.
Tuvo miedo de denunciar
Villalobos asegura que aunque las agresiones y la violencia psicológica venían desde tiempo atrás, solo fue hasta noviembre de 2023 que decidió poner el caso en manos de las autoridades, luego de sufrir una brutal agresión cuando el patrullero Guzmán llegó a su casa bajo los efectos del alcohol.
“Estas amenazas vienen desde que está el proceso en curso, desde hace días, semanas, meses, me quedé callada. Me quedé callada, pero ya están subiendo mucho más de tono y temo por la vida de mi mamá, sobre todo porque ella no se ha podido trasladar del sitio en donde está. La niña estuvo presente el día de los hechos, el 8 de noviembre, que fueron los hechos que desencadenaron la denuncia”, aseveró esta mujer que clama por atención digna para que ella y su familia puedan tener una vida alejada del miedo.
Según su relato, “él llegó a mi casa a la madrugada y en estado de embriaguez empezó a golpear, yo creí poder manejar la situación de que él entrara. Estaba tomado, traté de calmarlo. Él no se calmó. Obviamente, la niña se despertó por el ruido y ya él empieza a decirle cosas a la niña, entre cosas cariñosas y cosas feas, y ya luego procede con las agresiones. Él iba a atacar a la niña y yo no lo permití, yo me metí, le iba a pegar con la correa, y al hacer esto él se exaltó peor, cogió el casco de él, me dio un golpe en la cara con el casco y me fracturó la nariz; me ocasionó un trauma craneofacial y a mí inicialmente me dieron 20 días de incapacidad en Medicina Legal, y pues determinaron mi nivel de riesgo de feminicidio extremo. La niña estaba ahí, obviamente, pues ella está en la escena, gritaba y llamó a los abuelitos”, agregó.
Videollamadas amenazantes
Una vez el caso fue expuesto en la comisaría, se tomaron medidas que agravaron el problema; aunque le impidieron a Guzmán visitar a su hija, le permitieron realizar videollamadas con la pequeña, algo que —según Villalobos— jugo en su contra, pues por medio de estos videos el agresor comenzó a violentar psicológicamente a la menor.
“Yo supuse que le iban a suspender totalmente la comunicación y lo que me dicen es: ‘Usted no puede arbitrariamente interrumpir la relación de papá e hija’, entonces le concedieron tres videollamadas a la semana y yo no estuve de acuerdo, pero pues igual cumplí la orden que dieron, y para lo que sirvieron esas videollamadas fue para que él siguiera violentando porque comenzó a ejercer violencia vicaria por medio de la niña. Él le decía [a la niña], ‘dónde está su mamá, dígale que tenga las tetas de decir que está con el mozo, por qué se demora en responder si yo le escribí a tal hora, y Ximena, denúncieme en Fiscalía que igual yo voy pago al canazo y salgo a vengarme’”, resaltó la víctima.
Piden a la Policía que tome medidas contra Guzmán
Para finalizar, y en medio del desespero y todo lo que ha padecido Ximena, ella y su defensa radicaron un oficio a la Policía para que inicie la investigación disciplinaria contra el patrullero Guzmán y pueda encontrar la justicia que ha buscado por meses.
“Radiqué ya una queja para que iniciaran el proceso de disciplinario. Me contactaron unas patrulleras de la Línea Púrpura y me hicieron una serie de preguntas, me dijeron que ellos me quieren prestar acompañamiento, pero igual yo no voy a divulgar mi ubicación porque se lo voy a divulgar a la Policía, y él, [el patrullero Guzmán], es policía”, concluyó Ximena.
Por el momento, la Policía no se ha pronunciado sobre este escándalo que sacude a uno de sus miembros y que mantiene en vilo a una familia entera en la que hay menores de edad que también están sufriendo amenazas.