Desde que se posesionó en el cargo, el polémico Luis Pérez mostró no solo el talante de su gobernación, a la que le apostará a realizar grandes obras que cimenten su perfil de líder ambicioso y ejecutor. También dejó en claro que no está dispuesto a claudicar en la dura batalla que ha sostenido con algunos sectores políticos y empresariales del departamento.Marcó su ritmo desde sus primeras palabras, cuando aprovechó para irse, lanza en ristre, contra el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), el más grande del país, que apoyó la campaña de su contendor, el fajardista Federico Restrepo. Con su estilo frentero, el controvertido político les dijo que se habían convertido en un directorio político excluyente y que “cuando un grupo económico tan importante o sus voceros persiguen a candidatos de elección popular, los bloquea con su poder económico y los hace volver sospechosos ante la opinión… está debilitando la democracia, está destruyendo la movilidad social, está atacando la libertad de los ciudadanos, solo con el fin particular de buscar gobernantes abyectos a sus intereses”.Y en el mismo discurso, a pesar de que dijo que no iba a trabajar con retrovisor, abrió otro frente de batalla con el gobernador saliente, Sergio Fajardo. Dijo que era una “vergüenza” el índice de analfabetismo en las zonas rurales, en alusión al programa de Antioquia la más Educada, y denunció que recibía un departamento en camino a la bancarrota.Como era de esperarse, estos y otros mensajes generaron polémicas, y algunos trataron de tender puentes para tratar de ponerle fin a una pelea cuyo comienzo es difícil de determinar. Algunos creen que empezó cuando en 2001 Pérez le ganó la Alcaldía de Medellín al candidato Jaime Arrubla, promovido por gran parte del empresariado y la clase política. Otros creen que Pérez no perdona las denuncias a su forma de administrar, especialmente en relación con EPM, y que sus críticos tomaron la compra de una vajilla como pretexto para presentarlo como un tradicional, populista y derrochador. Pese a todo lo que se dijo y a las investigaciones que se abrieron, nunca recibió una condena ni los organismos de control lo sancionaron.Lo cierto es que los puentes para acercar a Pérez con el GEA y otros líderes no han dado frutos. Después de su discurso, criticó que el Instituto de Desarrollo de Antioquia (Idea), una especie de banco del departamento, estaba en riesgo de perder una cartera de 150.000 millones de pesos y que Fajardo lo había dejado sin plata. El exdirector del Idea Alejandro Granda dijo que a 2015 en el instituto había 17.221 millones de pesos en utilidad y que la cartera en mora era de 62.134 millones de pesos, “que es una cifra importante, pero se puede recaudar haciendo gestión”.Después, Pérez dijo que de los 80 parques educativos, el principal proyecto de Antioquia la más Educada, solo estaban siete y que se necesitan millonarios recursos para terminarlos. Los fajardistas, muy activos en las redes sociales, salieron en defensa de su líder y mostraron pruebas documentales de que había más de 55 en funcionamiento. Y cuando esta polémica aún estaba caliente, el gobernador se mostró en contra del túnel del Toyo, una compleja obra que hace parte de la autopista de 4G que conectará a Medellín con el Urabá antioqueño. Argumentó la forma como se había contratado y que “los costos serán muy superiores dadas las características del túnel, por lo que se requiere hacer nuevos estimativos”, dijo a SEMANA el secretario de Hacienda, Adolfo León Palacio.La obra se paró, lo que llevó al alcalde, Federico Gutiérrez, a enviar una carta, en marzo, al gobierno y al procurador, para pedir destrabar el inicio de obras, en lo que el municipio tenía comprometidos 520.000 millones de pesos, de 1,8 billones que cuesta en total. Esa carta, legítima desde la perspectiva de la Alcaldía, no cayó bien en la Gobernación. Por eso, algunos creen que desencadenó la demanda por detrimento patrimonial que la oficina jurídica de esta le interpuso al metro de Medellín, por haber puesto a funcionar de forma gratuita el sistema durante cuatro días durante la emergencia ambiental.Esta semana Pérez finalmente le dio luz verde al túnel del Toyo, y, frente a la pelea con el alcalde de Medellín, varias personas cercanas dijeron que la demanda obedeció más a un protagonismo del gobernador.Es indiscutible que detrás de esos y otros enfrentamientos hay gran parte de estrategia política y, por supuesto, de revancha personal. “Pérez es un jugador que lleva muchas situaciones a la máxima tensión, por lo general, para sacar ventajas o para hacer una movida política”. Un ejemplo es lo que está pasando con la EPS Savia Salud, en la que la Gobernación y la Alcaldía son accionistas y está en una delicada situación financiera. Tras denunciar la crisis y amenazar con liquidarla, lo que dejaría a más de un millón de personas sin salud, el gobierno le abrió una puerta para salvarla.Pérez tiene un ambicioso plan de obras, que pretenden cambiarle la cara a Antioquia, pero necesita plata. Y esa está en el gobierno nacional y en el sector privado. Por eso, algunos expertos piensan que en algún momento podría haber puntos de encuentro con el Grupo Empresarial, siempre y cuando deje de ser un enfrentamiento personal. Pero esa posibilidad está distante, sobre todo desde hace algunos días, cuando Pérez dijo que el departamento debería tener su propia cementera por la cantidad de obras que van a hacer los municipios y la Gobernación.Desde que el actual gobernador ganó las elecciones, muchos antioqueños, especialmente los más pobres, esperan que lleguen las grandes obras y programas que los saquen de la pobreza y del atraso en el que se encuentran. Pero mantener como mandatario las batallas de la campaña política, podría ser no solo peligroso sino ir en contra de las aspiraciones de los antioqueños.