Transcurridas dos semanas del voto colombiano en la OEA sobre las Malvinas, la polémica continúa. En Argentina las autoridades militares han expresado su descontento con la posición de nuestra cancillería reflejada, según ellos, no tanto en el voto de abstención en la reunión del 28 de abril en Washington, sino en el discurso posterior de Carlos Lemos Simmonds de repudio de la toma argentina de las Malvinas por medios militares. Tal descontento ha sido visto como el inicio de un agrietamiento de las relaciones entre los dos países.Otra forma que ha tomado la reacción argentina contra Colombia es el despliegue de carteles, pagados por una asociación de militares argentinos retirados, en los que se califica a Colombia de ser "el Caín de América", y un paro laboral en las oficinas de nuestra Federación de Cafeteros, en Buenos Aires.Lo cierto es que las tesis jurídicas que esgrimiera el canciller Lemos conservan plena validez, especialmente a la luz de las declaraciones del ministro de Educación nicaraguense Carlos Tunnerman, el 10 de mayo, ratificando el interés nicaraguense en acudir al diálogo para tratar lo que ellos llaman "la disputa limítrofe colombo nicaraguense".Así las cosas, puede decirse que la posición colombiana en el caso de las Malvinas ha estado necesariamente condicionada por ese diferendo, en el que está de por medio el archipiélago de San Andrés y Providencia, y por -menos inmediatamente- el irresuelto diferendo sobre aguas marinas y submarinas con Venezuela.El aspecto central de la tesis del canciller colombiano es que Colombia no puede reconocer las soluciones de fuerza en los litigios fronterizos internacionales, y que una nación que ha hecho uso de tales métodos, como es el caso de Argentina, no puede invocar el Tratado Internacional de Defensa Recíproca para sacar avante lo que es, a todas luces, una conquista militar. Congruente con lo anterior es la certidumbre de que la vía para encontrar una solución al problema existente entre Inglaterra y Argentina no puede ser otro que las negociaciones pacíficas y el retiro bilateral de las armadas y tropas de la región austral.La intervención de Lemos Simmonds en la reunión de cancilleres, sustentando el voto de abstención que dió, en compañía de los cancilleres de Estados Unidos, Chile y Trinidad y Tobago, vino a ser una virtual respuesta a la intervención del canciller Miguel D'Escoto, de Nicaragua, en la que aludió oblícuamente a San Andrés y Providencia, al declarar que no puede sostenerse con justicia la doctrina "de la prescripción adquisitiva, conocida también como posesión inmemorial, por cuanto a pesar de permanecer ocupados esos territorios por tan largo período de tiempo, Argentina no ha cesado de reclamar y de defender sus derechos", para añadir más adelante que Nicaragua comprende lo doloroso de la situación argentina frente a la posesión de Malvinas por Inglaterra, "pues no es la hermana república Argentina el único país que la padece".