Las fuertes lluvias de las últimas semanas en Bogotá no solo han puesto de manifiesto la falta de cultura ciudadana y de gerencia de la administración de Claudia López, en especial de la Uaesp, por la cantidad de toneladas de basura que colapsan las redes de alcantarillado. También encendieron una señal de alerta por los árboles que podrían estar en crisis o en decadencia.

Según el Cuerpo de Bomberos de Bogotá, en lo corrido del año, se han atendido 668 emergencias por árboles, ya sea por caída de ramas, tronzado o volcamiento, entre otras afectaciones. La Secretaría de Ambiente revela que al 15 de abril han sido 233 los árboles volcados completamente, es decir que a diario se cayeron 2,2 en este 2022. Usaquén, Suba, Engativá y Fontibón son las localidades más afectadas.

La temporada de lluvias es la principal causa del volcamiento de árboles, pues aumenta la humedad del suelo, cambia su estructura y afecta directamente la capacidad de carga. Esto se refleja en las estadísticas: en enero de este año se volcaron 38 árboles; en febrero, 66; en marzo, cuando comenzó la temporada de lluvias, 98, y hasta el 15 de abril iban 31.

Pero la lluvia no es la única razón. Bogotá, con su movilidad, contaminación, intervenciones viales y de infraestructura, desaseo y demás, también les está pasando factura a los árboles. En 2020, se volcaron 472 dentro del perímetro urbano. Para 2021, y con el regreso paulatino a la normalidad después de la pandemia, subió 68 por ciento a 793 casos.

Y como si fuera poco, los años y la vejez de los árboles también están afectando. “La arborización de la ciudad está compuesta por especies plantadas en las décadas de los años cincuenta y sesenta, y está conformada por eucaliptos, urapanes, acacias y pinos, que fueron traídos del exterior. Se eligieron por ser especies de rápido crecimiento y porque al no ser nativos se enfrentaban con menos plagas o enfermedades. Sin embargo, esa arborización no prevista y el crecimiento de la ciudad, que ha hecho que esos árboles que estaban en las zonas rurales ahora estén en zonas urbanas, ya empiecen a cumplir su ciclo, desprendiendo ramas, muriendo o desplomándose”, afirmó el subdirector técnico operativo del Jardín Botánico, Germán Darío Álvarez.

El funcionario también reconoció el impacto negativo de la sociedad bogotana sobre el arbolado. “El mal manejo de las raíces es otro factor que aumenta el riesgo de volcamiento. Muchas veces se cortan las raíces para construir una vía o una casa, pensando que no tendrá efectos; pero, cuando la raíz se rompe y pierde su capacidad de retención, el árbol queda expuesto”, precisó.

Para contrarrestar esta situación, desde 1998 el Jardín Botánico inició un programa de arborización con plantas más adecuadas y nativas, y para 2022 aspira a hacerles mantenimiento a 400.000, entre nuevos y adultos. Este plan, sin embargo, se ha quedado corto.

El volcamiento de árboles preocupa aún más cuando Bogotá no cumple las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la ciudad hay 1,37 millones de árboles, lo que significa que hay un árbol por cada seis habitantes, y lo ideal, de acuerdo con la OMS, es tener un espécimen por cada tres habitantes.

Preocupa, además, que la alcaldesa López se haya puesto como meta sembrar un millón de árboles, pero a la fecha solo ha plantado 183.798, es decir, el 18,3 por ciento del objetivo trazado, tras dos años y cuatro meses de mandato. ¿Bogotá reverdece? Por ahora no.