Si nada extraordinario ocurre, este 20 de julio el senador barranquillero Arturo Char, de Cambio Radical, asumirá la presidencia del Senado. Su elección, que ha causado controversia en los últimos días, forma parte de unos acuerdos políticos que pocas veces se rompen. Sobre los hombros de este congresista del Atlántico recaerá una enorme responsabilidad en medio de la difícil coyuntura que vive el país. Los desafíos de Char son múltiples, pero el principal tiene que ver con la indagación preliminar que abrió en su contra la Corte Suprema de Justicia. La excongresista Aida Merlano, detenida en Venezuela, lo señala de haber participado en la compra de votos en las últimas elecciones al Congreso, en 2018, y de haberla ayudado en su fuga.

Una audiencia para rendir versión libre sobre estas acusaciones fue aplazada para el 27 de julio, a pedido del propio Char. Eso quiere decir que una semana después de posesionarse en el Congreso deberá presentarse ante los magistrados. “Él podrá dar las explicaciones que correspondan”, asegura el senador Germán Varón, de Cambio Radical. Char le ha restado credibilidad a las declaraciones de Merlano y le dijo a La W que se trata de señalamientos hechos en medios de comunicación. Más allá de que cualquier persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, el efecto político de la indagación en la corte es evidente. La oposición, en cabeza de la Alianza Verde, ha sacado provecho de esta situación: se opuso a su llegada a la presidencia del Senado y lanzó el nombre del senador Iván Marulanda para que ocupe ese cargo.

El 20 de julio, seguramente, Marulanda recogerá algunos votos en la plenaria, sin obtener las mayorías, pues en el fondo buscan enviar un mensaje simbólico de rechazo al candidato postulado por Cambio Radical, por quien se la jugó a fondo el exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Todos los presidentes del Senado tienen encima la mirada del país, pero Char tendrá una lupa aún más grande. Ante la proyección de su nombre en la presidencia del Senado, ya le han empezado a sacar a la luz pública su trayectoria como congresista. Según la veeduría Trabajen Vagos, se ha caracterizado por el ausentismo, justificado en parte con excusas médicas. De acuerdo con las cifras, el senador no asistió durante 149 días a las sesiones del Congreso entre 2014 y 2018. Pero ahora a Char le tocará liderar todos debates y estar presente todo el tiempo dada la congestionada agenda legislativa que se viene. También deberá resolver si harán las sesiones virtuales, presenciales o mixtas. En cualquier caso, esta decisión causará polémica porque la pandemia avanza y algunos congresistas de oposición quieren volver al Capitolio para que su tarea tenga una mayor relevancia.

La senadora Aída Avella, de la Unión Patriótica, quien comparte curul con Char en la Comisión IV del Senado, dice que “si lo eligen, es un irrespeto al pueblo colombiano. Cuando lo veo en la comisión pido moción de orden para saludarlo porque no lo veo mucho por ahí”, cuenta Avella. Pero el senador barranquillero Luis Eduardo Diazgranados, de Cambio Radical, defiende a Char. Asegura que “ha sido constante en su actividad política y ha liderado varios proyectos, entre ellos, uno que sacó adelante para formalizar predios urbanos en el país”. Además, menciona que su elección también se debe al compromiso de su familia con el Atlántico. Muchos congresistas piensan, pero no dicen que los presuntos pecados de Char son prácticas comunes en el Congreso de tiempo atrás, y algunos de los que van a votar por él podrían ser acusados de lo mismo. Char, que presidió el Junior de Barranquilla, ha promovido proyectos relacionados con licencias ambientales. Asimismo impulsó una iniciativa que incluye a Puerto Colombia en la jurisdicción de Cormagdalena y otras relacionadas con la modernización de los departamentos y la prohibición de los castigos físicos a los niños.

El virtual nuevo presidente del Senado deberá administrar la agenda legislativa del tercer año del presidente Iván Duque. Un año que será decisivo desde el punto de vista político. Un año en el que el Gobierno tendrá que sacar adelante grandes reformas, como la laboral y la tributaria, antes de que llegue el ocaso de su mandato. Pero también le tocará asumir las riendas de un Congreso en medio de una crisis social y económica sin precedentes, en la cual la necesidad de crear acuerdos políticos será determinante para superar la difícil coyuntura. El senador Char ha dicho que priorizará la discusión sobre los decretos presidenciales expedidos durante la emergencia sanitaria y que promoverá la discusión del Plan Nacional de Desarrollo, teniendo en cuenta que debe haber ajustes por las consecuencias de la pandemia. En Colombia todo el mundo tiene derecho a un debido proceso, incluidos los congresistas. Sin embargo, hubiera sido mejor para el país, para el Congreso y para el propio Char que asumiera su defensa judicial sin la plataforma de la presidencia del Senado. Eso le daría más credibilidad a sus argumentos y hubiera sido un buen mensaje del Congreso para los colombianos.