El corregimiento de El Palmar, al sur de Córdoba, queda a cuarenta minutos a caballo de la casa de Manuel Gregorio González Segura, un campesino que fue hallado con signos de tortura en los matorrales de una vía y del que hasta ahora se desconoce su historia. La comunidad no salía de la conmoción por el cruel asesinato de María del Pilar Hurtado cuando tuvo que afrontar, por segunda vez en menos de una semana, otro hecho de violencia que deja al descubierto la crítica situación de inseguridad que hay en la región. Manuel Gregorio vivía en Veredas Unidas, un lugar recóndito, montañoso, donde poco se ve la presencia de las autoridades y del que para salir se necesita tener un caballo para cortar camino. Le sugerimos: Desconsuelo en Tierralta: ¿qué va a pasar con Brayan y Omar, los niños que presenciaron el asesinato de su madre? A las cuatro de la tarde, del 26 de junio, el campesino de 34 años fue a comprar los víveres que necesitaba su familia y como era costumbre subió a “su bestia” para emprender el viaje. Pasó hora y media y su esposa vio que un hombre se asomaba a la vivienda, pero no se parecía a Manuel. “Un paramilitar llevó a la casa el caballo y el mercado que él había comprado, lo que supone que lo retuvieron cuando venía de regreso”, cuenta Andrés Chica, defensor de Derechos Humanos en Córdoba. Según lo contado por la familia al defensor, ellos atribuyen que este hombre era un paramilitar de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, grupo que por estos días ha enviado panfletos amenazantes advirtiendo que matará a aquellos que interfieran con su actuar. Manuel pertenecía al Programa Nacional de Sustitución de Cultivos y junto a Chica habían participado en el paro del 29 de febrero, en la troncal de occidente, en el municipio de La Apartada. En ese momento, el defensor calcula que 1.600 personas bloquearon la vía por cuatro días exigiéndole al Estado que cumpliera con las promesas del programa. Chica explica que es común que el campesino de esa zona se quede bebiendo en algún paraje del camino por lo que la esposa y los dos hijos de Manuel creyeron en un principio que ese era el motivo de su demora. Aún cuando les pareció sospechoso que un desconocido trajera sus pertenencias. El mecanismo de búsqueda urgente se activó a las 8:30 a.m del jueves cuando reportaron la desaparición del padre de familia. Los habitantes del asentamiento recorrieron la vía por donde se supone que Manuel pasó y a media hora de comenzar la búsqueda, encontraron un sombrero untado de sangre y unos metros más adelante, su cuerpo. Puede leer: “Acá en Tierralta no asesinan si no es con permiso de las Autodefensas” Los hallazgos se hicieron en cercanías al paraje Villa hermosa, donde supuestamente el paramilitar encontró el caballo y el mercado. Manuel estaba maniatado, con signos de tortura y asesinado a quemarropa. "El hombre tenía un liderazgo en el territorio porque hacía parte del programa y estaba convencido de que la sustitución de hoja de coca sí era una de las salidas para, medianamente, empezar a construir país desde la legalidad", cuenta Chica. Hace tres años Manuel era cocalero como muchos de los campesinos que viven en el sur de Córdoba. Después hizo el proceso para recibir las ayudas del gobierno y tener un nuevo proyecto productivo que podía ser de gallinas ponedoras, siembra de arroz, entre otras ofertas y habría recibido 9 millones de pesos para llevarlo a cabo. Un hecho refuerza la hipótesis de que los responsables por la muerte de Manuel son las autodefensas. El mismo día del crimen apareció un grafiti en la vía de Montelíbano hasta San José de Uré que decía “muerte a los sapos”. El anuncio fue hecho dos horas antes de hallar el cuerpo.
"A la gente le dio tanta rabia la muerte de Manuel que cuando apareció el cuerpo no esperaron a que llegara la Policía o la Fiscalía. La gente lo que hizo fue levantar el cadáver y llevárselo para su casa", recuerda Chica. Cuando la Fiscalía llegó a hacer levantamiento del cuerpo - a las 5 de la tarde- se encontraron con una escena vacía. La familia estaba preparando una pequeña ceremonia de velación para posteriormente enterrarlo en la mañana de este viernes. Los habitantes coinciden en decir que con la salida del frente 58 de las Farc, tras el acuerdo de paz, Córdoba quedó en medio de los paramilitares que se disputan el control de las rutas del narcotráfico. Pocos se atreven a hablar de la situación y solo mencionan que todo lo que diga o se haga en el departamento es vigilado por estos grupos. Y que aquellos que se oponen pierden la vida. Manuel es ahora el integrante número catorce del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos en ser asesinado.