Cuando ingresó recientemente a la política, Ignacio ‘Nacho’ Londoño Zabala sabía que tendría más enemigos que los que alcanzó en su época de abogado de algunos narcotraficantes. En los últimos meses comenzó una carrera frenética para alcanzar la Alcaldía de Cartago, Valle, donde logró las firmas necesarias para hacer campaña de forma independiente. A varios les había dicho que temía por algunas personas que se mostraban inconformes con su aspiración. Este lunes, cuando salía de una reunión con sus asesores acompañado de su esposa, fue atacado a tiros en la calle 10 con tercera, en pleno centro de ese municipio de donde era oriundo. Su señora habría resultado herida en el episodio. En el ataque el secretario de Hacienda del Municipio, Mario Arena, que se encontraba reunido con la pareja, recibió tres disparos. Hacia las 8:00 p. m. el funcionario, Londoño y su mujer revisaban documentos de la campaña cuando un sicario les disparó desde la calle con una pistola 9 milímetros. Desde noviembre pasado se había retirado del litigio para dedicarse de lleno a las labores políticas. De hecho, se mudó de Bogotá a Cartago para comenzar tempranamente la campaña. Desde finales del año pasado, en ese municipio, donde era ampliamente conocido, comenzó una labor puerta a puerta con el fin de asegurar las firmas que le permitieran la inscripción. Hace aproximadamente un mes, en un acto multitudinario, oficializó la inscripción de su nombre al primer cargo local. En esa región cuentan que la animadversión de los caciques tradicionales hacia su candidatura no se hizo esperar. Parte de la explicación radica en que Londoño, en público y en privado, afirmaba que iba a quitarles el manejo de las principales empresas públicas del municipio a las mafias que durante años la saquearon. Eso, evidentemente, causó gran inconformismo, pues algunos de estos caciques pensaban que Londoño haría alianzas con ellos. Sin embargo, como lo repetía constantemente, su intención era justamente “limpiar el municipio y hacer la mejor alcaldía posible” y a su vez limpiar su nombre. Londoño es el mismo cuyo nombre salió a relucir dentro de la investigación por la muerte del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado. De hecho, la Fiscalía lo llamó a rendir una versión hace un par de años para indagarle si tenía conocimiento de vínculos del cartel del Norte del Valle con el homicidio. En enero del 2010 Londoño se refirió a este tema en la única entrevista pública que dio en su vida. Lo hizo en SEMANA en un artículo llamado "El eslabón perdido", en el que explica este y otros temas SEMANA: Usted ha sido llamado el eslabón perdido del magnicidio de Álvaro Gómez y hasta ahora no ha aparecido en ningún medio. ¿Quién es usted? IGNACIO LONDOÑO: Yo soy hijo de Ignacio Londoño Uribe, el jefe político liberal del norte de Valle. Mi madre, Jesusita, ha sido alcaldesa de Cartago, representante a la Cámara y líder social. Y yo soy abogado, fui concejal de varios municipios del Valle, secretario de Servicios Administrativos y director departamental de Tránsito. SEMANA: Pero el papel que se le atribuye a usted ahora es mucho más importante que los cargos que acaba de mencionar. Lo mencionan como amigo y cómplice de ‘Rasguño’ y la persona que llevó el mensaje de Samper y Serpa a Orlando Henao, el jefe del cartel del norte, para que asesinara a Álvaro Gómez I.L.: Vamos por partes. No soy ni amigo, ni cómplice de 'Rasguño'. Políticamente él fue el gran enemigo de mi familia, pues nosotros éramos liberales y él era el verdadero poder detrás del conservatismo en el norte del Valle. Nos enfrentamos por la Alcaldía de Cartago y lo derrotamos por siete votos. Mi padre nunca se le arrodilló. Eso es lo que estoy pagando en este momento. SEMANA: Entonces ¿de dónde sale el cuento de su cercanía con 'Rasguño'? I.L.: La rivalidad política no entraña enemistad personal. Como abogado llegué a asesorar a él y su señora en un par de pleitos que tuvieron en el 96 y el 97. No éramos íntimos, pero nos conocíamos y nos tratábamos como toda la gente de Cartago. SEMANA: ¿Y como rival político pasó usted a ser, según ‘Rasguño’, el hombre clave en el asesinato de Gómez Hurtado? I.L.: La verdad, no entiendo. Mi vida en la última semana se ha convertido en una telenovela por cuenta de una mentira. SEMANA: Pero ¿cuál es la mentira porque, según 'Rasguño', usted es la única persona que sabe la verdad. En otras palabras, como usted tenía una pata en el samperismo y otra en el cartel del norte del Valle, era el perfecto enlace para esa gestión. I.L.: A Álvaro Gómez lo mataron en noviembre de 1995 y la última vez que me vi con Samper fue en el 94. Reto a cualquier colombiano, amigo o enemigo de Ernesto Samper, a que diga en dónde y cuándo me vi con él después de esa fecha. SEMANA: ¿Y por qué cree usted que 'Rasguño' le inventó a usted esa historia? I.L.: Yo no sé por qué se la inventó. No sé si es para rebajar penas en Estados Unidos o algo así. Yo creo que a él lo engañaron y con base en ese engaño se está haciendo un montaje. Lo único que sé es que ese montaje no es verdad y tengo cómo demostrarlo. SEMANA: ¿Entonces quién engañó a 'Rasguño'? I.L.: Enemigos de Ernesto Samper o enemigos míos. Eso no lo sé. O gente interesada en desviar la investigación sobre el asesinato de Gómez y echarle agua sucia a la Policía. SEMANA: Vamos por partes. Hasta ahora ha dejado clara una cosa: que antes del 94 usted tenía vínculos con la campaña de Samper y algún tipo de relación con el cartel del norte del Valle I.L.: En estas cosas la gente dice muchas mentiras y a veces confunden relación con amistad. En Cartago todo el mundo se conoce y en consecuencia no hay nadie que no haya visto en una u otra forma a los jefes del cartel del norte del Valle. Hecha esa aclaración, efectivamente les presté servicios profesionales como abogado a Víctor Patiño Fómeque y a Henry Loaiza, conocido como el ‘Alacrán’. SEMANA: Pero esos no son ningunos angelitos... I.L.: Es que los abogados penalistas no defendemos angelitos. Defendemos personas con problemas penales. SEMANA: ¿Cuál es su interpretación sobre el nuevo escándalo alrededor del asesinato de Álvaro Gómez? I.L.: Es que están mezclando dos cosas que no tienen nada que ver la una con la otra: la financiación de la campaña de Samper con el asesinato de Álvaro Gómez. Esa es la gran confusión que le están metiendo a la opinión pública. SEMANA: ¿Entonces usted sí participó en la financiación de la campaña de Ernesto Samper? I.L.: La historia de la financiación de la campaña de Samper ya la sabe el país. La verdad es que después de que fue dado de baja Pablo Escobar, el Gobierno y los carteles de la droga querían evitar un baño de sangre como el que había tenido lugar con el cartel de Medellín. Existía una expectativa de que tanto el fiscal, Gustavo de Greiff, como Ernesto Samper, si este llegaba a la Presidencia, compartían la convicción de que era necesario evitar otra guerra y que se deberían buscar fórmulas para darles oportunidad a los narcos de someterse a la justicia. Ese es el verdadero origen del proceso 8.000. SEMANA: Pero se desbocaron en esa financiación ilegal... I.L.: Para evitar una guerra todo parecía barato. El costo-beneficio de la paz no tiene precio. SEMANA: Pero no nos desviemos del tema de Álvaro Gómez. Según usted ¿quién lo mató? I.L.: Yo no sé quién lo mató. Pero sí sé quién no lo mató. No fue ni el gobierno Samper, ni la Policía colombiana. SEMANA: ¿Por qué lo dice? I.L.: Empecemos por Samper. En primer lugar, ‘Rasguño’ dice que yo fui el que llevó el mensaje. Eso es falso. Pero no porque yo lo diga. A qué colombiano le puede caber en la cabeza que el presidente de la República y el ministro del Interior se reúnen en la Casa de Nariño con un campesino de Cartago, que no era más que un ‘cargaladrillo’ en la campaña, para decirle: “Nachito, dígale a don Orlando Henao que si nos hace el favor y nos mata a Álvaro Gómez, que es que necesitamos que el país deje de hablar del proceso 8.000”. SEMANA: ¿Y por qué está tan seguro de que la Policía no tiene que ver? I.L.: En el año en que mataron a Álvaro Gómez los líderes del cartel del norte del Valle le huían a la Policía. La Policía y el gobierno Samper los tenían arrinconados con propagandas en televisión y operativos en todo el país. Yo tuve la oportunidad, como abogado de Víctor Patiño y Henry Loaiza, de llevarlos a que se sometieran a la justicia. Este tema lo hablé con Fernando Botero Zea como ministro de Defensa. Botero sabe que la condición para el sometimiento de Patiño y Loaiza era no llegar a un cuartel de Policía, sino entregarse en el batallón del Ejército. De ese tamaño era el miedo que le tenían a la Policía, imagínese si podría haber alianza entre ellos. SEMANA: Ya que menciona a Botero, él ya ha testificado que es un crimen de Estado. En eso coincide con 'Rasguño'. I.L.: Yo pienso que él en el fondo de su corazón no cree eso. Lo que pasa es que él está muy ardido por los problemas que tuvo con Ernesto Samper. Pero sí quiero aclararle que en las negociaciones que tuve con él para el sometimiento de Patiño y Loaiza siempre vi un hombre claro que pensaba ante todo en los intereses del país. SEMANA: Volviendo a su afirmación de que la Policía no tuvo nada que ver, ¿no cree usted que algunas manzanas podridas dentro de la institución, como el coronel Danilo González, sí podían estar metidas individualmente? I.L.: Para esa época Danilo González era un oficial activo. Yo creo que a él lo vincularon en este cuento para embadurnar a la institución de la Policía. SEMANA: ¿Por qué está tan seguro? I.L.: Porque mencionar a Danilo, ya muerto, es una forma de salpicar a la Policía. SEMANA: Pero si, según usted, el gobierno de Ernesto Samper y la Policía no tuvieron que ver con el magnicidio, por omisión sólo quedarían dos posibles responsables: el cartel del norte del Valle y el Ejército. I.L.: Eso lo están diciendo ustedes, no yo. SEMANA: Uno de los argumentos por los cuales involucran el cartel del norte del Valle en el asesinato de Gómez era que los conspiradores del supuesto golpe de Estado, que lo llevaría a él al poder, habían elaborado un programa de gobierno cuyo primer punto era la extradición de todos los narcos. I.L.: En el año 95, momento del asesinato del doctor Gómez Hurtado, no existía la extradición en Colombia. La extradición se volvió a instrumentar sólo en diciembre de 1997. SEMANA: Hablemos de un punto en concreto. ‘Rasguño’ dice que tuvo lugar una reunión a comienzos de 1996 en Córdoba a la cual asistieron Carlos Castaño, Orlando Henao, ‘Don Efra’ y ‘Rasguño’. Según él, en esa cita Castaño se puso furioso con Henao por haber asesinado a Gómez Hurtado. I.L.: La prueba de que todo eso es falso está en las memorias del propio Castaño. En la página 234 de su libro Mi Confesión, él insinúa que en esa reunión el más interesado en matar a Gómez era el propio ‘Rasguño’. Con esto lo que quiero decir es que a todo el mundo lo salpican. ‘Rasguño’ me salpica a mí, pero Carlos Castaño lo salpica a él. Aquí hay muchos calumniados, qué tal la que le están haciendo al exfiscal Alfonso Gómez Méndez. SEMANA: ¿Qué le están haciendo? I.L.: Un sargento del Ejército que entrevistaron en La W aseguró que siendo fiscal Gómez Méndez, desvió la investigación del magnicidio para que no se supiera quiénes eran los verdaderos responsables. Al país se le olvida que fue durante su administración cuando se lograron los mayores avances en el esclarecimiento de ese homicidio. SEMANA: Pero volvamos al tema central, que son las denuncias de ‘Rasguño’. No es la primera vez que lo menciona a usted. Hace dos años en una entrevista dijo que usted tenía las verdaderas pruebas del proceso 8.000 y también las del asesinato de Gómez Hurtado. I.L.: Ya les expliqué lo que pienso del 8.000 y lo que sé sobre la muerte de Gómez. Pero sí vale la pena aclarar que después de esa entrevista en la cual me mencionaba, me envió una carta de su puño y letra en la cual me pidió disculpas por lo que había dicho. SEMANA: Usted a veces se presenta como amigo de 'Rasguño' y a veces como enemigo. ¿Al fin qué? I.L.: No soy ni amigo, ni enemigo. Lo que sucede es que tenemos interpretaciones distintas sobre algunos hechos. Con la diferencia de que los testigos de él están todos muertos, y los míos, vivos. SEMANA: ¿Cuáles son sus testigos? I.L.: Los presentaré en su momento en la Fiscalía. SEMANA: Pero hablando de testigos muertos, la vinculación suya con el asesinato de Álvaro Gómez no es el único crimen que le atribuyen en estos días. La semana pasada salió en ‘La W’ una grabación de alias el ‘Zarco’ que lo acusa de ordenar cuatro homicidios. I.L.: Es la palabra de un criminal muerto contra la mía. Pero quiero decirle que tres de esos cuatro muertos gozan de buena salud, son íntimos amigos míos y no lo serían si pensaran que los mandé matar. Pienso llevárselos a la Fiscalía como testigos. SEMANA: Usted ha contestado muchas cosas, pero sigue sin quedar claro por qué 'Rasguño' quiere meterlo en esto. I.L.: Él lleva muchos años armando este cuento. Lo raro es que hasta ahora siempre me mandaba mensajes preguntándome qué sabía yo sobre el asesinato de Álvaro Gómez, pero nunca vinculándome a mí directamente con eso. Yo no sé qué versión le echaron o qué motivaciones tenga para que ya haya pasado de ser una posible fuente a cómplice. Todas las personas con las que me mandaba esos mensajes están vivas y pienso dar sus nombres a la Fiscalía. SEMANA: Usted habla mucho de la Fiscalía, pero todavía no ha ido por allá. I.L.: Desde hace varias semanas por medio de mis abogados solicité que me dieran una audiencia para dar mi versión de los hechos. En todo caso, yo estoy listo para cuando me llamen y con todos los documentos y las pruebas que van a aclarar esto, y seguramente les va a interesar mucho.