El 9 de septiembre, la comunidad de María La Baja, en el departamento de Bolívar, fue testigo del crimen Jermín Luis Padilla Valdez, un destacado líder social y cultural de la región, quien fue asesinado en circunstancias que están bajo investigación.

De acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), los hechos de sangre se desarrollaron “con arma blanca en una calle del corregimiento de San Pablo, mientras se encontraba departiendo con amigos”.

Esta víctima, de 34 años, no era solo un nombre en la lista de líderes locales; era una figura emblemática y respetada en su comunidad. Su vida estuvo marcada por un compromiso inquebrantable con la preservación y promoción de la riqueza cultural de su pueblo.

Reconocido por su profundo conocimiento de la lengua palenquera, Jermín desempeñó un papel fundamental en la transmisión de esta lengua ancestral a las nuevas generaciones. A través de sus enseñanzas y su trabajo en la comunidad, ayudó a mantener viva una parte vital de la identidad cultural de María La Baja.

Jermír Padilla, líder asesinado. | Foto: Foto tomada de X: @Indepaz

Además de su labor como guía etnoturístico, Jermín también era un talentoso cantante, cuyo arte no solo deleitaba a quienes lo escuchaban, sino que también servía como una herramienta para la preservación y difusión de la música y las tradiciones locales. Su compromiso con la cultura y la historia de su pueblo lo hizo querido y respetado por muchos, y su pérdida representa un golpe doloroso para todos aquellos que valoraban su contribución al bienestar y la identidad de María La Baja.

El asesinato de Jermín Luis Padilla Valdez, cuyo impacto aún está siendo procesado por la comunidad, se produjo en un contexto de creciente preocupación por la violencia en la región. Los hechos de sangre que lo involucraron han generado una ola de indignación y tristeza, y han puesto de relieve la urgencia de abordar los problemas de seguridad y justicia en la zona.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo ha emitido el documento AT 033/23 que incluye al municipio de María La Baja y la AT 019/23 en el que advierte sobre los riesgos que enfrentan los líderes. Según el informe, estos riesgos están relacionados con el interés de los actores armados ilegales en ciertos territorios específicos, lo que también obstaculiza el proceso de reincorporación de los excombatientes.

“Señala el escenario de riesgo al que se enfrentan personas que se dedican a la defensa de los derechos humanos y el liderazgo social de manera individual o colectiva desde diversos ámbitos o sectores en el país. La imposición de normas y otras formas de control social por parte de los grupos armados significan un permanente riesgo de violación a los derechos humanos”, dice el documento de Indepaz.

En este territorio habría presencia del Clan del Golfo, quien ahora se autodenomina EGC, y bandas de carácter local. (Imagen de referencia). | Foto: Getty Images

La comunidad de María La Baja enfrenta ahora el desafío de honrar la memoria de Jermín mientras busca respuestas y justicia por su trágica muerte. La pérdida de un líder tan influyente deja un vacío profundo, pero también una herencia duradera de compromiso cultural y social que continuará inspirando a aquellos que lo conocieron y apreciaron su trabajo.

De acuerdo con Indepaz, en este territorio habría presencia del Clan del Golfo, quien ahora se autodenomina EGC (Ejército Gaitanista de Colombia) y bandas de carácter local.