‘La quiero a morir‘. Esa canción era la favorita de Ilse Amory Ojeda. Con esta melodía de fondo, entre lágrimas, llantos y todavía muchas preguntas, sus dos hijos, hermanos, nietos, familiares, amigos de infancia y excompañeros de trabajo la despidieron el pasado 5 de mayo en la capilla Nuestra Señora del Carmen, en Santiago de Chile. Más tarde, en medio de sus honras fúnebres por parte de los Carabineros, el cuerpo policial al que perteneció, fue sepultada en el Cementerio Metropolitano de la misma ciudad.

La letra de esa canción de Francis Cabrel que ha acompañado a tantas generaciones en latinoamericana sonaba ese día como una cruel paradoja. Han pasado tres meses y medio desde entonces, el mismo tiempo que lleva detenido su expareja, el colombiano Juan Valderrama, en la cárcel de máxima seguridad de Palogordo, en Girón (Santander). Valderrama, un expolicía santandereano, viajó con ella a Colombia el 5 de marzo. Días después, nadie tenía rastro de qué había pasado con ella. Después de una angustiosa búsqueda y del clamor de su familia desde Chile, las autoridades encontraron su cadáver incinerado. 26 días duró la agonía de no saber de su suerte. Valderrama, por cuenta de sus contradicciones, siempre fue el principal sospechoso. Un caso emblemático De acuerdo con la familia de la víctima, la Fiscalía chilena recibió un pliego de peticiones de parte de Colombia, que contiene entrevistas de personas que tuvieron contacto directo con la pareja en Chile y Colombia. Según afirman estos documentos,  hay algunos testimonios de vecinos en Chile que afirman que Juan Valderrama salía todos los fines de semana y llegaba en las madrugadas, borracho, a maltratar a su compañera sentimental.  El pasado 30 de abril, en medio de la audiencia de imposición de medida de aseguramiento, la defensa de Juan Valderrama solicitó un examen psiquiátrico, argumentando que su cliente es un sujeto no imputable. La abogada defensora, Flor Alba Cely, añadió que Valderrama podría padecer algún trastorno mental por unas secuelas que habrían quedado luego de pasar varios días en coma tras sufrir un accidente de tránsito en diciembre de 2008. En ese momento, la juez no lo aceptó. Medicina Legal decidió hacer los estudios para descartar esa hipótesis. Este jueves 22 de agosto, en Bucaramanga, fuertemente custodiado, en un vehículo del Esmad, llegó hasta la sede de ese organismo. El acusado fue sometido a varias pruebas psiquiátricas para determinar su imputabilidad o inimputabilidad. Es decir, si actuó o no con el dominio de sus cinco sentidos al momento de cometer el crimen. La defensa de Valderrama señaló que fue la Fiscalía General de la Nación la que ordenó practicar dichos exámenes para establecer si el acusado padece de trastornos mentales. Aún no se conocen los resultados de esta prueba que se extendió desde las 2:30 hasta las 5:30 de la tarde del pasado jueves. Puede leer:Los líos del general Moreno, relacionado en la cacería de militares SEMANA habló con el doctor Héctor Gallo, psicoanalista e investigador de Colciencias con clasificación Sénior y quién además es profesor titular de la Universidad de Antioquia. De acuerdo con Gallo, un examen psiquiátrico como el que se le practicó a Valderrama, es hecho con base en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM). Según el doctor, de acuerdo a lo que presenta de manera evidente la persona, si eso encuadra en alguno de los parámetros que están definidos en el DSM el psiquiatra podrá considerar que la persona posee trastornos mentales. Para el doctor Gallo, estos exámenes no son del todo confiables. “El manual en que se basa la prueba no explica nada, lo ponen como científico pero eso es un manual teórico; ese manual describe simple y llanamente síntomas. Ese manual nada explica. Ese examen depende realmente de quien lo haga y del valor que le dé el juez, esos exámenes psiquiátricos casi nunca apuntan a lo que verdaderamente es la relación de un sujeto con su crimen y el sentido que tuvo el crimen para él”, explica el psicoanalista. “Ese examen depende realmente de quien lo haga y del valor que le dé el juez, esos exámenes psiquiátricos casi nunca apuntan a lo que verdaderamente es la relación de un sujeto con su crimen y el sentido que tuvo el crimen para él". Los resultados de las pruebas realizadas este 22 de agosto solo serían revelados por las autoridades hasta la audiencia de acusación contra Valderrama, la cual tendrá lugar el 13 de septiembre en el Juzgado Primero Penal Especializado de Bucaramanga. La defensa advirtió que después del primero de septiembre, si no inicia la etapa de acusación, procederá a pedir libertad por vencimiento de términos. Para la familia Ojeda, esto no es más que una medida desesperada de la defensa de Valderrama: “Nos imaginamos que la defensa de Juan quiere declararlo loco como una medida desesperada para lograr la libertad del sospechoso, pero estamos tranquilos, sabemos que una persona para ser declarada loca primeramente tiene que tener un perfil psicológico anterior, tener antecedentes previos y (Valderrama) ni siquiera tiene un archivo anterior de esto”, dice Alejandra Ojeda. Asegura que el accidente del cual habla la abogada defensora de Valderrama no tiene ningún sentido: “El accidente al cual hace alusión la abogada sucedió hace diez años atrás y cinco años después de que él ingresa a la Policía de Colombia. Un policía pasa por estrictos controles físicos y mentales”. Para ella, es imposible que Valderrama tenga algún grado de perturbación: “Tenía todo plenamente calculado, los tiempos, los planes, tenía orquestado todo. Él tenía claro horarios, tiempos. De hecho, el mismo día que asesinó a mi hermana él se va de parranda y empieza a coquetear con las chicas del barrio donde vivían. Al día siguiente, va y arrienda un apartamento de alta gama, se da el trabajo de sacar los dineros de mi hermana”.  Le recomendamos:Aumenta la afluencia de venezolanos que intentan llegar a Ecuador antes del lunes Por su parte y con respecto al alegato de la defensa, el psicoanalista Héctor Gallo dijo:” Se supone que si los exámenes psiquiátricos son tan contundentes, al ingresar a la Policía le tuvieron que haber hecho un examen psicológico y de todo orden y si dijeron que podía entrar a la institución, ¿qué quiere decir? que dijeron que él estaba en condiciones de ser policía, en sus cinco sentidos”. Así mismo el profesional afirma que un accidente de tránsito no puede ser en ningún caso la razón para decir que alguien posee problemas mentales:” ¿Cuántos no han sufrido accidentes cerebrovasculares y no son asesinos? Ahora, cuando los problemas mentales son a causas de accidentes, tienen una localización muy específica, muestran en dónde está el daño. Es absurdo, porque entonces habría que decir que todos los que tengan ese daño, tendrían que ser criminales; eso no es para nada convincente”, afirma Gallo. Alejandra Ojeda reiteró que este no es el caso de una persona que comete un crimen en estado de locura: “En al auto se ven elementos de construcción, martillos, entre otros. Una persona que tiene los cinco minutos de locura, como dice la abogada, no planifica, él simplemente actúa y no sabe qué hizo. Pero no es el caso, él sabía lo que estaba haciendo y lo que a él lo movía eran las ansias de poder, está enfermo de codicia”. Alejandra es reiterativa en que Valderrama no está loco, “es muy inteligente y espero que no pueda engañar a los médicos calificados”.  De acuerdo con el doctor Héctor Gallo, en este caso hay una particularidad y es que “la mujer tenía una relación con este hombre, es decir, cómo era la relación, cómo se conocieron, cómo explica él su desaparición. Todo eso no se puede saber en una entrevista psiquiátrica; eso se logra en varias entrevistas, para ver qué historia hay”, añade. Y continúa: “¿Qué lo lleva a  uno a pensar que una persona tiene un trastorno mental? Cuando se da uno cuenta que la persona en nada se benefició de ese crimen, que no fue por robar, por odio, por venganza. Cuando se establece todo eso ya no hay explicación objetiva jurídica de por qué cometió el crimen”, explica. Sin embargo, en este caso había una relación amorosa y de acuerdo con las investigaciones de las autoridades y los testimonios de la familia Ojeda, había intereses económicos en juego. “Es imposible que aleguen inimputabilidad porque hay elementos objetivos y si él se sirvió del dinero de ella. Entonces ya hay una causa objetiva”, agrega Héctor Gallo, y finaliza, “es muy posible que el juez no acepte inimputabilidad,  porque es indemostrable que una persona que tenga un accidente tenga como consecuencia cometer un crimen”. La familia de Amory en Chile espera que no declaren inimputable a Valderrama. Aseguran que, si por algún motivo pasara algo y el acusado lograra engañar a los psiquiatras, ellos pedirán un segundo examen, la opinión de otros expertos, pues consideran que Valderrama es un peligro para la sociedad. “Esperamos que la ley colombiana le aplique el máximo de las penas, si bien no tienen la cadena perpetua, entonces esperamos que le dé lo máximo posible, que cuando salga esté tan viejito y tan minado que no sea capaz de ocasionar ningún daño, quiero que pague. Que no ande tranquilo nunca más en la vida y que tenga miedo, que tenga mucho miedo, porque mi hermana lo sintió, mi hermana vivió, mi hermana sabía que este hombre la iba a asesinar y eso es lo que más me duele, que fue tan planificado, que hasta el último momento la torturó”, añade Alejandra Ojeda. “Esperamos que la ley colombiana le aplique el máximo de las penas" Seguro $100 millones Las imágenes de Juan Valderrama buscando a Ojeda en todo el departamento, pegando afiches con la foto de la mujer de casa en casa y hablando en completa calma ante los medios de comunicación, conmocionaron al país. El hombre incluso llegó a decir que esperaba que su pareja recapacitara, apareciera y le ahorrara el sufrimiento a su familia. Sin embargo, las pruebas que presentó la Fiscalía en la audiencia de legalización de captura, ante un juez de control de garantías de Bucaramanga, demostrarían que las versiones que desde un principio dio Valderrama habrían sido solo para desviar la investigación de las autoridades colombianas. La Fiscalía obtuvo el testimonio de un ciudadano al que, el pasado 31 de marzo, Valderrama le pagó 200.000 pesos para que le ayudara a incinerar lo que se suponía era una vaca. De acuerdo con las declaraciones de esta persona, antes de dirigirse al lugar en el que estaba el cuerpo del supuesto animal, habrían comprado 15.000 pesos de gasolina y otros 14.000 pesos de leña. Y se habrían dirigido a la vereda Portachuelo, donde fue encontrado el cuerpo, que días después confirmaron que era el de Ojeda. Otros hechos que vinculan al joven colombiano en este caso, son los videos del peaje del municipio de Rionegro, en los que se ve que Juan Guillermo pasa cuatro veces durante los días en que Amory se reportó como desaparecida. Le sugerimos:Ricaurte, Palacino y Mondragón libres, ¿falló el sistema judicial? Una de las pruebas más relevantes en el caso fue la de un millonario seguro de vida que Ojeda habría comprado a nombre de Valderrama. De acuerdo con el director de la Policía, el general Óscar Atehortúa, la póliza por 100 millones de pesos tenía como único beneficiario a su entonces compañero sentimental.  Además, las autoridades encontraron gotas de sangre en la casa de Valderrama. Las muestras fueron estudiadas para confirmar si se traba de la sangre de Ojeda. También le siguieron la pista a un zapato y un anillo encontrado en la ladera en la que apareció el cuerpo.  Durante la búsqueda de Amory Ojeda, las autoridades hallaron el celular de la mujer y otros documentos como su tarjeta de crédito, en un vehículo que ella había comprado en Medellín, tras su llegada a Colombia, en él se se habría movilizado junto a Valderrama hasta Santander. La captura Luego de varios días de búsqueda, las autoridades encontraron el cuerpo de Amory en un paraje rural de Rionegro (Santander). Exactamente en la vereda Portachuelo cerca del balneario conocido como El Portal. En ese lugar, y según lo informó la Policía, se encontró un cuerpo desmembrado y calcinado. Aunque en ese momento no se tenía certeza de que se trataba del cuerpo de la ciudadana chilena desaparecida, ese hallazgo hizo que la Policía capturara el 27 de abril a Valderrama. Entre cientos de curiosos que esperaban a las afueras de la vivienda del capturado, la Policía y la Fiscalía trasladaron al sospechoso a la Unidad de Reacción Inmediata de Bucaramanga, donde fue presentado ante un juez de control de garantías. La captura se dio entre gritos y abucheos de la población que esperaba ansiosa que sacaran a Valderrama de su vivienda. Su traslado se dio en una tanqueta del Esmad para evitar altercados. Pocos días después, la Fiscalía confirmó que el cuerpo hallado era el de Amory Ojeda. El primero de mayo, la Fiscalía informó que Valderrama fue enviado a prisión por ser el presunto responsable de este crimen de la ciudadana chilena y tendría que responder por los delitos de feminicidio, desaparición forzada agravada y ocultamiento de material probatorio.

El viaje a Colombia El 5 de marzo Valderrama y Ojeda llegaron a Medellín, donde permanecieron tres días. De ahí, salieron para el municipio de Puerto Parra (Santander) y al día siguiente llegaron a Bucaramanga, al barrio Cristal Bajo donde vive el papá de Valderrama. El 12 de marzo, la pareja viajó a una finca en Curití (Santander). Valderrama se fue y dejó a Amory en la finca, asegurando que tenía una capacitación en Bogotá. Pero su real motivo era verse con su otra mujer, una ciudadana estadounidense con la que sostenía una relación paralela. El 29 de marzo, Juan y Amory discutieron por esa infidelidad y, poco después, Amory desapareció. Solo hasta el 13 de abril, Valderrama puso el denuncio por la supuesta desaparición en la Fiscalía y, el 17 de abril, la Sijín lo entrevistó e inició todo el proceso. Al comienzo, el mismo Valderrama era el rostro de la búsqueda de la mujer. "Ese día me entró una llamada de una mujer y le dio un ataque de celos, se levantó, se paró y se fue. Intenté detenerla, pero recibí varios manotazos y me dijo malas palabras", afirmó Juan en una entrevista que le hicieron en Blu Radio por los días en que Amory estaba desaparecida.  En contexto:La historia de Ilse Ojeda, la chilena desaparecida en Colombia Relación y maltrato La familia de Amory no puede dar mucha cuenta de lo que fue la relación entre ella y el colombiano, precisamente porque no estaban de acuerdo y preferían mantenerse alejados. Sin embargo, sí tuvieron conocimiento de episodios en los que Valderrama maltrataba a Amory. De acuerdo con Alejandra Ojeda, en una ocasión se enteraron que le había quebrado un dedo meñique: “Ella llegó contándole a mi tía Beatriz que Juan le había quebrado el dedo porque él le hizo una pregunta y la respuesta de ella fue no. Al decirle no, él le quebró el dedo”. En ese momento Amory no fue al hospital a que la revisaran por miedo a que detuvieran a su novio, “ella lo protegía demasiado”, concluyó. “A mí me dijo que estaban jugando, ella solo quería que nosotros le aceptáramos a Juan”, y por eso nunca más contó ninguna agresión por miedo a que continuara el rechazo hacia el colombiano, dijo Alejandra. Y estando en Colombia Amory volvió a reconocer que Juan la maltrataba, lo dijo a través de unos videos que envió a un familiar en Chile. El encuentro Cuando era sargento, Amory tenía contacto no solo con sus compañeros, sino también con el personal que trabajaba en el Club de Suboficiales de Carabineros. Allí conoció a Juan Guillermo, un expolicía colombiano que decidió irse a Chile en 2016, en búsqueda de un mejor futuro y que luego llegaría a trabajar como mesero en el club. Juan vivía a una gran distancia del lugar de trabajo, por lo que, al poco tiempo de conocerse, Amory le ofreció alojamiento en su apartamento, una casa fiscal de carabineros. Así empezaron a conocerse y, tiempo después,  se convirtieron en pareja. La familia de Amory nunca estuvo de acuerdo con esa relación amorosa, pues consideraban que era apresurada y la diferencia de edad podía ser un problema: Amory era 23 años mayor que su novio. Sus dos hijos y hermanas no aprobaron el romance, pero a pesar de eso, la sargento retirada continuó con los planes que tenía junto a Juan Guillermo. Entre ellos, el viaje a Colombia. En diálogo con SEMANA, su hermana Alejandra contó que Amory le decía que Juan “era de buena familia. Me dijo también que se iba a casar con él por ayudarlo, para legalizar las situación de papeles en Chile. Le aconsejé que no se casara, me di a la tarea de hablar con toda su familia para que la persuadieran. Incluso hablé con uno de los oficiales en su trabajo y uno de sus mayores le dijo que no, que no cometiera tal error y que no se casara”.  En ese momento, y por temas de permanencia en Chile, Valderrama tuvo que volver a Colombia y no hubo boda. La familia de Amory se tranquilizó, pues pensaron que la relación iba a terminar por la distancia, pero no fue así: “Cuando él se fue a Colombia fue un alivio para nosotros porque así ella no lo iba a ver más. Pero la relación siguió a distancia, era demasiado el interés que él demostraba por ella; llamaba varias veces al día”, aseguró Alejandra. Puede ver: Bolsonaro: una política ecocida “Mi hermana creía que esto era amor del puro y nunca fue así, él estaba solamente detrás del dinero de mi hermana”, añadió. Cuenta además que Amory le dejó saber a Juan que cuando ella se retirara de su trabajo iba a sacar una gran cantidad de dinero. Lo que Alejandra califica como un gran desacierto.  Meses después, Juan Valderrama regresó a Chile a vivir nuevamente con Amory y de paso la convenció para que regresara con él a Colombia.  Otra de las cosas que recuerda su hermana Alejandra es que nunca quiso ir a conocer a Juan en la casa de su hermana: “Ni siquiera fui a la casa de ella a conocerlo, porque me generaba rechazo y después de verlo en video, su cara me lo decía todo”, asegura. Durante el sepelio de Amory, su madre se pronunció por primera vez sobre el caso, recordó a su hija y su desacuerdo en su relación con el colombiano. “Ese ser humano para mí no es un ser humano, es un engendro de Satanás. Para mí eso no era amor, era aprovechamiento y mi hija se ilusionó como niña”, dijo. Ella nunca quiso conocer a Juan y la primera vez que lo vio fue a través de la televisión cuando fue capturado: “Lo vi perverso en la tele. Me cuesta pensar que es mi historia, que es mi hija”, contó. "Atenta, alegre, servicial" Ilse Amory prefería que la llamaran por su segundo nombre. Era una exsargento de los Carabineros, en Chile. Trabajó en la institución 25 años y su retiro fue voluntario, justamente para viajar a Colombia. Tenía dos hijos, Mario de 33 años y Jonathan Sánchez Ojeda de 30. Sus excompañeros la describen como una profesional impecable, un poco reservada y a veces solitaria. 

Su hermana Alejandra la describe como una mujer “alegre, atenta, servicial, agradecida, buena para la talla (chiste), desapegada totalmente a lo material. Bondadosa, capaz de compartir e integrarse con cualquier tipo de personas, sin discriminar. Podía sostener la conversación con un general de la misma manera que podía sostenerla con un indigente, así como era amante de los animales". Sus amigos de infancia también la recuerdan como una mujer que “quería a morir”, así como dice la letra de la que era su canción favorita; quizás por eso lo dejó todo en su país natal para viajar con el que, creía, era el hombre de su vida. Desafortunadamente, esa historia no tuvo final feliz.