El cuerpo del italiano Carmine Mario Paciolla fue hallado en la mañana del 15 de julio. Estaba suspendido, con una sábana amarrada al cuello, de una reja del patio del apartamento donde vivía, en San Vicente del Caguán, Caquetá. También tenía heridas cortantes en sus muñecas. En apariencia, se trataba de la escena común de un suicidio, y así lo reportaron inicialmente las autoridades. Pero con el paso de los días, su caso caló en los medios colombianos y de su país, y aparecieron detalles que apuntaron a la posibilidad de que alguien hubiera asesinado a este voluntario de las Naciones Unidas y alterado la escena.
El caso Paciolla conmocionó a Italia. La viceministra de Relaciones Exteriores, Marina Sereni, dijo que era difícil creer la versión del suicidio. El alcalde de Nápoles, su ciudad natal, pidió justicia. Una de las fuentes de duda tiene que ver con el trabajo que el voluntario desempeñaba como miembro de la Misión de Verificación de la ONU. Allí documentó el bombardeo al campamento de las disidencias en el que murieron ocho niños, que motivó la renuncia del entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero. SEMANA conoció los resultados de la necropsia practicada al cuerpo de Paciolla, pieza clave para esclarecer su muerte.
El procedimiento forense, realizado por la seccional Caquetá de Medicina Legal, sugiere que el italiano se quitó la vida. “Si las labores investigativas descartan otras circunstancias relacionadas con la investigación de la manera de la muerte, la misma es consistente con suicidio”, dice el documento. Este, además, describe varios detalles de la escena que han generado sospechas que, incluso, la fiscalía de Roma investiga en paralelo.
Sobre el cuerpo, dice que llevaba una sábana atada que le daba cuatro vueltas al cuello y tenía un nudo, y describe las heridas en sus muñecas. En el antebrazo derecho tenía cinco cortes de entre 1,3 y 3,5 centímetros de largo y tres milímetros de profundidad. En el izquierdo tenía tres de menos de 2,7 centímetros, y cuatro milímetros de profundidad. Las heridas, en ambas extremidades, lesionaron sus tendones, y el informe forense las considera autoinflingidas.
La necropsia también dice que aparecieron dos cuchillos, un charco y dos ollas con sangre. Y que la sudadera y la camiseta de Paciolla estaban manchadas también. Estos detalles importan porque en Italia los medios más importantes, como La Repubblica, cuestionan cómo pudo manipular y hacer los nudos de la sábana con esas heridas en sus brazos. SEMANA consultó a forenses que aseguran que hacerlo en esas condiciones habría sido difícil pero no imposible.
En Italia también dudan de si la cantidad de sangre encontrada puede corresponder a las heridas superficiales de Paciolla. En ese sentido, la necropsia registra el envío de la sangre para hacerle pruebas de ADN. El médico forense puso en su informe que durante el procedimiento “se realizaron disecciones especiales” para buscar otro trauma oculto que pudiera explicar la muerte, pero no encontraron ninguno. “Permite concluir que la causa de la muerte está dada por una encefalopatía hipoxica isquémica por compresión de los vasos sanguíneos del cuello en ahorcamiento”. Es decir, según el informe murió por el daño en el cerebro causado por la asfixia.
Otra de las controversias del caso tiene que ver con el manejo de la escena. De acuerdo con información publicada por la periodista Claudia Julieta Duque en El Espectador, poco después de la muerte de Paciolla, miembros de la ONU limpiaron el lugar y, dos días después, ya le habían devuelto las llaves al arrendador. Según el inventario que la misma organización le envió a la familia de Paciolla, en el apartamento recogieron más de siete millones de pesos en efectivo, sus tarjetas de crédito, una cámara, un mouse, dispositivos de almacenamiento de información y varias agendas, entre otros elementos. De hecho, la Fiscalía ordenó investigar a los policías que estuvieron a cargo de la escena que permitieron que se extrajeran esos elementos.
El informe de la inspección del lugar, mencionado en la necropsia, reseña que allí encontraron dos computadores (uno estaba encendido), dos celulares y un disco duro. Esos elementos permitirían conocer detalles del trabajo que realizaba Paciolla, que ha levantado sospechas sobre su muerte.
El italiano de 33 años había llegado a Colombia para trabajar en la verificación del cumplimiento de los acuerdos de La Habana. En Caquetá participó en el grupo que documentó el bombardeo al jefe disidente Gildardo Cucho, el 29 de agosto del año pasado en una vereda de San Vicente del Caguán. En esta operación murieron ocho niños reclutados por el grupo armado. Ese grupo de la ONU también habría investigado el desplazamiento de las familias de los niños y las amenazas contra el personero que denunció el reclutamiento.
Según El Espectador, la información recopilada por Paciolla y otros compañeros suyos fue entregada al senador Roy Barreras, que la presentó en medio de un debate en el Congreso que, a la larga, generó la renuncia del ministro Botero en noviembre. El congresista, sin embargo, ha dicho que no recibió documentos de la ONU, y que sus fuentes fueron militares. Paciolla se habría molestado con sus superiores por la supuesta filtración, que lo llevó a pensar que su vida estaba en riesgo. Por eso eliminó información de sus redes sociales y a varias personas les manifestó su temor. Había decidido volver lo más pronto posible a Italia.
El caso Paciolla levantó polvo dentro de la ONU y en su país natal. Originó un movimiento en redes sociales para pedir justicia, y causó pronunciamientos del gobierno. La fiscalía italiana también intervino y abrió una investigación sobre el caso. El cuerpo llegó a ese país en malas condiciones, incluso con aserrín en el ataúd, según La Repubblica. Sin embargo, los forenses pudieron practicarle una nueva necropsia en la que, indica el diario europeo, encontraron inconsistencias, como que los nudos de la sábana eran muy sofisticados para que Paciolla los hubiera hecho con los brazos heridos.
El resultado definitivo del nuevo análisis al cuerpo no se ha conocido públicamente, por lo que la necropsia practicada en Colombia no ha sido controvertida oficialmente desde el punto de vista científico. En Italia la opinión pública y las autoridades parecen orientadas a creer en un posible asesinato y un montaje en la escena. Pero las investigaciones en Colombia apuntan al suicidio.