Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, fue condenado a 20 años de cárcel en los Estados Unidos, por delitos relacionados con homicidio, delincuencia organizada y lavado de dinero. Sin embargo, no es la única razón por la que el narcotraficante ha figurado en los medios de comunicación colombianos y norteamericanos desde el pasado 14 de agosto. Además de su prontuario criminal, continúa llamando la atención por el cambio en su apariencia física.

Alias Chupeta ingresó en el negocio de las drogas en la década del 90, en el Valle del Cauca. Desde ese entonces, dejó ver que la vanidad era una de sus debilidades. Le gustaba vestir bien, mantenerse en forma y comprar llamativas joyas. Pero nadie imaginó después que, producto de esa debilidad y buscando pasar desapercibido ante las autoridades, se sometiera a seis cirugías en su rostro para lucir como una persona diferente.

Alias Chupeta, en el comienzo de su vida criminal.

Chupeta, junto con alias Cuchilla, uno de sus socios, se entregó a las autoridades colombianas por delitos relacionados con el narcotráfico en 1996. Pese a ser condenado a 24 años de cárcel, dado que incluso era considerado el sucesor de los hermanos Rodríguez Orejuela en Cali, solo pagó cuatro años, debido a rebajas de pena, en cuatro centros penitenciarios diferentes. Salió en el 2000.

Desde 2004 hasta 2007 no se volvió a saber de alias Chupeta, solo hasta que fue capturado en Sao Paulo, Brasil, donde había arribado dos años atrás con 16 millones de dólares.

Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’, en una prisión de Sao Paulo, en Brasil. FOTO: SEMANA

La operación buscaba golpear una gran red internacional de lavadores de dinero que venían investigando desde hacía dos años las policías de Estados Unidos, México, Argentina, Uruguay y España. Lo que no sabían los sabuesos investigadores era que el hombre que salía de su casa todos los días con gorra y gafas hacia un local de venta de automóviles y motos náuticas, y al que ellos consideraban el cerebro de la red de lavado, era nada más y nada menos que ‘Chupeta’.

¿Quién es usted en realidad?”, le preguntó uno de los oficiales en ese entonces. Alias Chupeta estaba acorralado y decidió revelar su verdadera identidad. “Yo soy la persona que buscan, Juan Carlos Ramírez Abadía. Pero mi mujer no tiene nada que ver en esto”, dijo.

Foto que evidencia el cambio de alias Chupeta. | Foto: AFP

Luego de ser detenido, contó además que se practicó seis cirugías plásticas. “Sólo pudo ser identificado por su voz y sus huellas dactilares, que fueron confirmadas por el propio director de la Policía colombiana, general Óscar Naranjo”, le dijo a SEMANA Fernando Francischini, el agente de la Policía federal a cargo de la investigación contra ‘Chupeta’.

‘Chupeta’ se cambió dos veces la nariz, se ensanchó la quijada, se operó el mentón, los párpados, se estiró la frente y se arregló los pómulos. Sólo le faltó cambiarse la voz y las huellas dactilares

Chupeta, un testigo clave en el juicio contra El Chapo Guzmán

El lunes, 14 de agosto, fue condenado alias Chupeta, uno de los testigos clave en el juicio contra el famoso narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán.

La decisión fue tomada por el juez Brian Cogan, de la Corte del Distrito Este de Brooklyn, quien explicó que Ramírez Abadía enfrentaba delitos relacionados con homicidios, delincuencia organizada y lavado de dinero.

En medio de la audiencia, el togado reconoció que el narcotraficante colombiano colaboró en gran medida con la justicia para testificar en contra del ‘Chapo’ Guzmán y por ello fue condenado a 20 años de prisión, pese a los “increíbles y horrendos crímenes que cometió”.

Audiencia de El Chapo Guzmán.

De acuerdo con medios estadounidenses, durante el famoso ‘juicio del siglo’ en contra del capo mexicano, alias ‘Chupeta’ reconoció crímenes relacionados con asesinatos brutales, sobornos millonarios, ser dueño de un emporio de cocaína, entre otros delitos que cometió hasta que fue arrestado en el año 2007.

De hecho, durante el juicio aseguró que desde 1990 hasta el año de su captura, envió decenas de toneladas de cocaína al Chapo, quien posteriormente las llevó de México a Estados Unidos. Además, también confesó sobornar a congresistas colombianos para que se opusieran a la extradición.