Más de 10 meses tardó la investigación que terminó en la operación La Muralla, liderada por uniformados de la Seccional de Investigación Criminal de la Policía Metropolitana de Tunja, quienes lograron desarticular una estructura de delincuencia organizada dedicada al tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Durante casi un año, los investigadores realizaron actividades de policía judicial junto con fiscales especializados, recolectando y analizando material probatorio. Lograron interceptaciones, recolección de información con fuentes humanas, entrevistas y actuación de agentes encubiertos.
La banda delincuencial era conocida como La Muralla y dicha estructura se dedicaba a traficar estupefacientes en menores cantidades, con injerencia en el establecimiento penitenciario y carcelaria de alta y mediana seguridad El Barne, utilizando modalidades de correo humano y exprés.
Al interior de la cárcel había un hombre que se encargaba de recibir y vender las sustancias ilícitas; para eso contaba con visitantes cómplices que entraban la droga, de diferente clase, camufladas en partes de su cuerpo, ropa o comida. Muchas veces también la lanzaban por las rejas o la enviaban por encomiendas.
La mercancía era comprada en Bogotá y la transportaban en un vehículo que tenía placas falsas, según explicó el coronel Fredy Pérez Pérez, comandante de la Policía Metropolitana de Tunja. Esas sustancias eran almacenadas en casas que estaban en zona rural, cerca del establecimiento penitenciario.
Uno de los perros de la Policía logró identificar que debajo de los muebles de ropa los delincuentes guardaban paquetes de sustancias ilícitas que esperaban ser trasladadas a las prisiones.
Por otra parte, cuando la droga lograba llegar a los detenidos, ellos guardaban los productos en canecas con falso fondo, en los zapatos, etc. Para poder pagarles la mercancía a los jíbaros, extorsionan a través de líneas telefónicas que compran y utilizan de manera exprés. Los celulares y las tarjetas sim eran camuflados en otros lugares, en los muebles del lugar, creando forros falsos.
En el operativo fue necesario realizar tres diligencias de allanamiento en la ciudad de Bogotá, en el municipio de Cómbita y al interior de la cárcel de máxima seguridad. Participaron unidades de la Seccional de Investigación Criminal de la Policía Metropolitana de Tunja, en coordinación con efectivos del Gaula Boyacá y Guías Caninos; en tales allanamientos se logró dejar al descubierto el modus operandi.
Las autoridades incautaron un vehículo particular usado para transportar los alucinógenos, nueve teléfonos celulares, un módem wifi, cuatro grameras, 200 gramos de marihuana, diez gramos de base de coca y cinco gramos de droga sintética (tucibi), además de elementos para comercialización y distribución de dosis.
Se adelantaron tres órdenes de captura por los delitos de concierto para delinquir agravado y fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, y la imputación de cargos a un interno, quien es el encargado de la comercialización de la sustancia al interior del establecimiento penitenciario.
“Dos de los procesados tendrán medida de aseguramiento y una domiciliaria para una de las capturadas. De la persona que ya está condenada en la cárcel El Barne, se solicitó que una vez cesen los motivos por los cuales se encuentra privado de la libertad, inicie el cumplimiento de la medida de aseguramiento por estos nuevos hechos”, dijo la directora de fiscalías de la región.
SEMANA conoció que el hombre paga actualmente una pena por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir y porte de armas; de hecho, está próximo a cumplir requisitos para la libertad condicional.
“Con el desarrollo de esta operación, se logró dar un fuerte golpe al comercio ilegal de estupefacientes y sus delitos conexos como la extorsión desde el interior de las cárceles del departamento, además de afectar las finanzas de las estructuras dedicadas al tráfico de sustancias ilícitas” dijo el comandante de la Policía Metropolitana de Tunja.