El Enano o Caliche. Con cualquiera de sus dos apodos, el nombre de Juan Carlos Villa Cardona se sumará a la extensa lista de criminales despiadados en Colombia. Quedó catalogado por la Policía como un sanguinario asesino serial que, sin respetar edades y condiciones, acabó con la vida de varios ancianos en el departamento de Risaralda, pero las autoridades investigan si dejó rastros en otros rincones del país.
La existencia de un peligroso homicida que se paseaba sin escrúpulos por sectores recónditos de Risaralda solo se conocía hasta hace poco. El pasado 25 de agosto, Diana Cecilia Saldarriaga se acercó a las instalaciones de la estación de policía de Santa Rosa de Cabal para reportar el macabro asesinato de su prima y otras tres personas. Cuando los agentes se acercaron hasta la vivienda, ubicada en zona rural de dicha municipalidad, encontraron una impactante escena: tres adultos mayores (dos mujeres y un hombre) fueron masacrados con arma cortopunzante. Las víctimas respondían a los nombres de María Isabel Giraldo, Bernardo Giraldo y Mélida González López, de 86, 83 y 81 años, respectivamente. Desde ese momento, las autoridades desplegaron un operativo para ubicar y capturar al responsable.
28 días después, las labores de búsqueda se vieron empañadas cuando apareció el cadáver de otro adulto mayor en la vereda La Fría de Dosquebradas. Las alarmas estaban encendidas.
La identidad del presunto agresor comenzó a tomar rostro por información que proporcionaba la población, retratos hablados e interceptación de llamadas. En Santa Rosa de Cabal, por ejemplo, la comunidad señalaba a un hombre de estatura mediana, extraño en el sector, que deambulaba pidiendo ayuda mientras sostenía una hoja de papel en sus manos donde escribió que era sordomudo. Tanta coincidencia entre los pobladores de la zona, obligaron a la Fiscalía a expedir una orden de captura contra ese sujeto, a quien las investigaciones identificaron como El Enano.
La captura
Juan Carlos Villa Cardona fue capturado el 25 de septiembre. La Policía se trasladó hasta el barrio Corocito, en Pereira, y se le metió en su propia casa. Comenzaron a escrutar todos los rincones de la vivienda y hallaron dos piezas clave en la investigación: la hoja de papel que utilizaba para engañar a sus víctimas y un par de botas que delataron sus huellas.
Sin tanto rodeo, aceptó su participación en la masacre de los tres abuelos ocurrida en Santa Rosa de Cabal, pero también reveló un dosier de atrocidades. Villa confesó que desde 2012, hasta la fecha, habría asesinado a 11 personas, en su mayoría, adultos mayores. Incluso, le dijo a la Policía que algunos crímenes los ejecutó con ayuda de su padre y de su hermano.
Juan Carlos Villa Cardona acechaba y asesinaba con un método sistemático. Primero, se camuflaba bajo el personaje de un hombre sordomudo y cargaba un papel donde advertía sobre su supuesta discapacidad y solicitaba ayuda fingiendo que tenía a su mamá enferma. De esa manera intentaba despertar algún tipo de emoción en las demás personas y cuando lograba crear confianza procedía a realizar su cometido.
Todas sus víctimas eran ancianos que vivían en zonas despobladas de Risaralda. Los homicidios fueron perpetrados con arma blanca con la que agredía en el pecho y en el tórax, causando la muerte inmediata.
Alias Caliche decidió colaborar con la justicia y acogerse a una posible rebaja, manifestando ser el responsable de ocho homicidios más. Él mismo entregó una narración escalofriante de la manera en que presuntamente ejecutó cada uno de ellos. El 6 de diciembre de este año, la Fiscalía le imputó estos homicidios, los tres primeros ocurridos el 3 de marzo de 2012 en la vereda El Salado de Marsella. Allí fue segada la vida de Fanny Ortiz Cruz, de 58 años, Francisco Javier Gaviria Valencia de 61 años y un nieto de las víctimas, de tan solo 13 años, que se encontraba junto con ellos.
Ahora, el señalado ‘Terror’ de Risaralda espera que las autoridades competentes continúen adelantando las investigaciones para que finalmente lo condenen. Mientras tanto, permanece en un Centro de Detención Transitoria del departamento porque, desafortunadamente, hay hacinamiento y no hay cupo en un complejo carcelario.