SEMANA reveló en exclusiva todo un escándalo que involucra a reconocidos empresarios en el robo de crudo a Ecopetrol en complicidad con la guerrilla del ELN. De acuerdo con la investigación, se trata de un entramado diseñado por varias compañías legalmente constituidas para participar del ilícito.
La investigación de la Policía Nacional determinó que el hidrocarburo hurtado a Ecopetrol, y que le habría representado pérdidas por unos 60.000 millones de pesos en los dos últimos años, era extraído de forma ilegal desde el oleoducto Caño Limón-Coveñas, en Norte de Santander, donde a través de la modalidad de barbacheo, que consiste en adaptar válvulas al tubo, el ELN lo robaba en esta zona de injerencia.
Según los investigadores de la Dirección de Investigación Criminal (Dijín), lo que hacen quienes se roban el crudo es pagarle un porcentaje a los guerrilleros del ELN que custodian el área para dejar extraer el hidrocarburo y, de esta manera, revenderlo a empresas legales y hasta al mismo Ecopetrol.
Ante este señalamiento hay que dejar claro que en la investigación y desde la misma Ecopetrol han manifestado que “hasta el momento no se han encontrado indicios sobre la participación de funcionarios del Grupo Ecopetrol en estos ilícitos”.
Así lo ratificaron incluso a través de comunicados de prensa que enviaron, la semana pasada, en los cuales la estatal petrolera hace énfasis en que no hay investigaciones que comprometan funcionarios de la empresa.
La investigación develó el sistema criminal empleado por traficantes de hidrocarburos y empresas legalmente constituidas para obtener millonarias ganancias. El esquema montado consistía en adquirir el crudo robado del oleoducto al ELN, que fungía como socio principal y se encargaba, además, de facilitar el aprovisionamiento a cambio del pago de gruesas sumas de dinero.
El expediente mostró que, mediante el barbacheo, los traficantes lograban mover entre cinco y ocho tractomulas diarias con unos 80.000 galones, que se convierten en 2.000 barriles de petróleo. Las ganancias eran gigantescas, pues representaban unos 150.000 dólares al día.
De acuerdo con la Dijín, un buque propiedad de la compañía Australian Bunker que fue incautado desempeñaba un papel clave en todo el entramado. La labor del buque era, presuntamente, llevar el crudo hasta altamar para tanquear otras embarcaciones. Estando en Centroamérica, el hidrocarburo era trasladado a refinerías con tanques de almacenamiento de mayor envergadura para después enviarlo a Europa y regresarlo a Colombia, donde irónicamente era revendido a su legítimo dueño, Ecopetrol.
De acuerdo con la investigación, luego de hurtar el crudo del oleoducto Caño Limón-Coveñas era sometido a diferentes tratamientos, como mezclarlo con hidrocarburos lícitos para dar apariencia de legalidad y poderlo revender a través de empresas legalmente constituidas, pero que, según la Policía, conocían su procedencia ilegal.
Para efectuar este trámite, las redes usaban compañías que hacían pasar el hidrocarburo hurtado como aceite residual, lo llevaban a plantas de tratamiento y luego lo revendían a Ecopetrol y a otras empresas a nivel internacional. En medio de esta operación, el golpe más duro en la historia reciente del país al tráfico de combustibles, fueron afectadas cuatro organizaciones criminales que facilitaban, a través de empresas legales y de papel, la transformación del crudo ilegal en legal.
Capturaron a 53 personas en diferentes etapas del proceso penal y fueron intervenidas varias compañías, entre ellas Australian Bunker, propietaria del buque cisterna y en la que la Policía infiere que se movían, posiblemente, los miles de galones con el combustible ilegal. Sobre este hecho, el director de la Dijín, el general José Luis Ramírez, afirmó: “Este buque era utilizado para transportar y mezclar ese combustible legal con el ilegal y enviarlo al exterior (…). En la operación se logró la ocupación de 154 bienes e inmuebles”.
La versión de la Sociedad Australian Bunker
Ante la versión entregada por las autoridades a SEMANA, en la que se señala que el gigantesco buque era usado para transportar combustible robado por el ELN, y que luego era vendido nuevamente a Ecopetrol, la sociedad Australian Bunker dio su versión y rechazó todo tipo de relación con negocios ilícitos.
Por medio de un comunicado, señalaron que “el buque Sea Light (Australian Sea) fue adquirido hace más de dos años a una sociedad panameña, sin que desde esa fecha el mismo funcionara, siendo ello tan así que debió ser remolcado hasta el puerto de Cartagena, lugar donde ha estado atracado desde entonces, pendiente de múltiples reparaciones”.
Con este argumento, señala la sociedad Australian Bunker que el buque “no ha funcionado ni tenido operación alguna, con lo cual es completamente falsa la información que reseña que el buque haya podido desplazarse hasta ‘altamar para tanquear otras embarcaciones’”.
Explican que hay dos motivos claros para contradecir lo planteado desde la Dijín, pues señalan que, en primer lugar, el motor del buque no funciona, por lo cual no se puede desplazar y menos almacenar tanques. Además, señalan que “en la fecha no cuenta con los permisos de navegación; todo lo anterior ratifica la imposibilidad de hacerse a altamar, y menos para aprovisionar de combustible a otras embarcaciones”.
Con estos argumentos, desde Australian Bunker afirman a SEMANA que esta empresa “nunca ha sido vinculada con labores de hurto de hidrocarburos por parte de grupos al margen de la ley, tales como el ELN o similares”.