La figura de la fallecida líder narcotraficante Griselda Blanco ha vuelto a tomar relevancia luego de la salida de la serie de Netflix que lleva el nombre de la mujer que fue pionera en el negocio de las drogas en Colombia y una de las fichas más importantes en el inicio del Cartel de Medellín, así como sentó la revolución en el traslado y venta de cocaína en los Estados Unidos, lo cual la llevó a la riqueza.
Con la vuelta a la fama de una de las mujeres más crueles y que más daño han hecho al país, cientos de historias sobre su vida han vuelto a salir a la luz. Por ejemplo, se muestra de que desde su infancia, Blanco siempre tuvo una fascinación por el crimen y el dinero fácil, según lo que se ha recordado.
Por ejemplo, su historia arranca cuando su madre Ana Lucía Restrepo era la criada de una finca en Cartagena, pero fue despedida cuando quedó embarazada de su patrón. Por eso, la joven Griselda Blanco junto a su progenitora tuvieron que pasar muchas necesidades y tuvieron que irse a vivir a las comunas de Medellín cuando era solo una niña, en este lugar, Griselda se convirtió en carterista profesional a sus escasos 11 años.
Pero como robar no era tan rentable para ella, junto a un grupo de amigos se le ocurrió secuestrar un niño de clase alta de tan solo 10 años. Lo llevaron a la comuna y lo dejaron amarrado por varios días. Pero cuando vieron que no podían sacar fácilmente la recompensa que pretendían de parte de los padres, los demás niños le pidieron a Griselda que lo matara. Y pesar de que tenían casi la misma edad, ella le dio un tiro en la frente al menor, siendo esta su primera víctima.
Así murió Griselda Blanco
Griselda Blanco, interpretada por Sofía Vergara en la producción de Netflix, fue encarcelada en Estados Unidos y allí pasó varios años, hasta que fue deportada y regresó a su tierra natal, buscando alejarse de este entorno.
Sin embargo, quienes la conocían se asombraron de algo muy diferente: de que todavía estuviera viva. Salió de circulación cuando fue condenada en 1985 a 20 años de cárcel en Estados Unidos y, siendo matrona y peliblanca, había sido deportada a Colombia en 2004, desapareciendo inmediatamente sin que nadie supiera de su paradero.
Pese a que la narcotraficante intentó seguir su camino con un perfil bajo, su destino fue bastante trágico y murió víctima de su propio invento: cayó en manos de una táctica criminal que ejecutaba en contra de aquellos a los que quería eliminar.
De acuerdo con lo que se reveló, Griselda Blanco fue asesinada en una calle de Medellín en 2012, exactamente cuando se dirigía a una carnicería en el centro del barrio Belén. La mujer se desplazaba con su nuera, quien estaba embarazada y se encargaba de acompañarla a esta clase de diligencias cotidianas.
Pese a que todo parecía fluir con normalidad, el destino le pasó cuenta de cobro a la cartagenera: sicarios acabaron con su vida en septiembre de aquel año. Alguien ordenó su asesinato y fue tomada por sorpresa mientras esperaba que le entregaran su compra en aquel sitio.
Un hombre se bajó de una moto y le disparó dos veces, dándole un tiro en el hombro y otro en la cabeza, cerca del ojo, el cual acabó con ella, según recopiló Infobae. Medios señalaron que la cruel mujer murió de la forma en la que le quitaba la vida a sus víctimas y enemigos.