Tras una operación de búsqueda y rescate de 40 días fueron encontrados con vida los cuatro hermanos perdidos en la selva y que viajaban en la avioneta que se accidentó en la selva de departamento del Caquetá, mientras cubría la ruta de Araracuara hacia San José de Guaviare, en la cual iban siete ocupantes abordo.
En días pasados, la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes (AIA) reveló un informe detallado en el que expone las razones por las cuales el avión se precipitó a tierra el pasado primero de mayo del presente año, causando la muerte de tres personas y dejando el saldo de cuatro menores indígenas desaparecidos.
En este mismo sentido, la entidad se generó basándose en la información recolectada durante el curso de la investigación y luego de escuchar los registros de la comunicación con la torre de control con la aeronave Cessna U206G.
Comunicación avioneta con la torre de control
A las 07:17:06 HL el piloto reportó en frecuencia al ATC: “…Mayday, Mayday, Mayday, 2803, Mayday, Mayday, Mayday, tengo el motor en mínimas, voy a buscar un campo…”, dejando ver que ya había perdido el control de la avioneta.
Solo quince minutos después, a las 07:32:18 HL, el piloto del HK2803 reportó al ATC: “…2803 el motor volvió a coger potencia, estoy a 120NM de San José, en ascenso para 8.500…”, relataba el aviador con alguna esperanza.
Y, poco después, comunicó sobre las personas que iban con él, agregando: “…2803, seis personas a bordo, y autonomía para tres horas…”.
A las 07:40:22 HL, ocho (8) minutos después, el piloto del HK2803 reportó al ATC: “…Al momento me encuentro a 109NM de San José en condiciones visuales. Solicito mantener 5.500 pies…”.
En ese momento, la torre de control confirmó que recibió el mensaje y le solicitó que reportara lateral a la población de Miraflores-Guaviare.
También en el documento se detalla que a las 07:43:50 HL, tres minutos y 28 segundos (3:28 min) después, el piloto reportó al ATC: “…Mayday, Mayday, Mayday, 2803, 2803, el motor me volvió a fallar… voy a buscar un río… aquí tengo un río a la derecha…”.
A las 07:44:18 HL, el piloto confirmó: “…103 millas fuera de San José… voy a acuatizar…”, siendo este el último grito de auxilio que logró dar.
Hasta ese momento el piloto no volvió a establecer comunicación y tampoco se evidenció más recorrido por parte de la nave Cessna U206G con matrícula HK2803, lo que confirmó que fue alrededor de esa hora que se produjo el fatídico hecho.
Tras este suceso se iniciaron las operaciones de rescate y búsqueda de la aeronave y de las siete personas que viajaban en su interior. Sin embargo, fue hasta el día 16 de mayo de 2023, a las 9:00 p. m. aproximadamente, cuando los comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército avistaron la aeronave HK2803, accidentada en terreno selvático, en las coordenadas N00º54′18.5″- W072º24′44.3″ en jurisdicción del municipio de Solano, Departamento de Caquetá a 1.49NM al SW del río Apaporis.
Urgente: los niños están vivos. Las Fuerzas Militares los encontraron en la selva. “Milagro, milagro, milagro”. Así fue el reporte
“Milagro, milagro, milagro”, fueron las tres palabras utilizadas por los integrantes de las Fuerzas Militares y los indígenas que encontraron con vida a los menores. Información entregada por las Fuerzas Militares confirma que los menores están con algunos síntomas de deshidratación y con picaduras de los insectos propios de la zona.
‘Wilson’, el perro que acompaña la búsqueda de los niños en el Guaviare, está perdido. Hay indicios de que está con los menores
Pistas en la Operación Esperanza
Las autoridades localizaron una huella sobre el terreno fangoso que, por su tamaño, al parecer, pertenecería a Lesly, la niña de 13 años.
“Los Comandos de Fuerzas Especiales, para corroborar que sí se trataba de un indicio perteneciente a alguno de los cuatro niños desaparecidos, desde el pasado primero de mayo, realizaron una pisada de uno de los uniformados de talla 40 y la diferencia es evidente”, señaló la entidad.
Sin embargo, el más reciente hallazgo había sido el pasado 23 de mayo, cuando fueron localizados en dos lugares diferentes dos pañales, una tapa de tetero y una carcasa de celular.
Así mismo, en el análisis del terreno, las Fuerzas Militares han encontrado árboles con frutos propios de la zona. Allí identificaron borojós y mangos silvestres que, de ser consumidos, pueden servir para aportar nutrientes y fuerza a los menores durante sus recorridos.
La búsqueda no se ha detenido y continúa avanzando sobre puntos estratégicos con ayuda de equipos satelitales que guían y orientan a las tropas y comunidades indígenas con el objetivo de encontrar pronto a los cuatro niños.
El brigadier general y comandante conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, dio a conocer en diálogo con Colombia Hoy Radio, cómo avanza esta incansable búsqueda.
En primer lugar, y a modo de alivio, señaló que la búsqueda está bien encaminada, debido a que encontraron nuevas pruebas que les hace pensar que están cada vez más cerca. “Creemos que hemos pasado a unos 200 o 300 metros de ellos”, señaló el brigadier Sánchez. “Hemos encontrado evidencias y hemos corroborado con los GPS, como cuando hallamos los dos pañales, uno usado, que pasamos a cerca de 100 metros de ellos”.
Además, indicó que con el apoyo de las comunidades indígenas y los comandos, encontraron recientemente unas huellas que serían un gran paso para la búsqueda. La hipótesis que manejan sobre el paradero de los cuatro menores de edad es que se hayan dirigido al río San Jorge, un territorio donde no hay asentamientos ni comunidades.
“Creemos que cambiaron de rumbo hacia el norte y al oriente, y los indicios nos dicen que irían hacia el río Apaporis. Así se achica la búsqueda con nuestros 119 comandos y 72 indígenas”, señaló el brigadier.
Sánchez también informó que los menores de edad se siguen movilizando en una región muy extensa, la cual permite llegar hasta Quito, en Ecuador. Sumado a ello, indicó que la zona cuenta con variedad de animales peligrosos, como serpientes y depredadores, por lo que el instinto de supervivencia es relevante en esta situación.
Los militares han recorrido más de mil kilómetros por toda la selva (1.250), siendo el mismo recorrido que se hace desde Bogotá hasta Quito y regresar a Pasto. “Nuestros nombres no se cansan, no en su corazón ni en su alma”, dijo el brigadier, al reiterar que la esperanza no está perdida.
Las labores de búsqueda por tierra están siendo integradas por las acciones que otros comandos hacen desde el aire. Por medio de perifoneo, distribución masiva de volantes y kits de supervivencia, han acompañado a los uniformados que están dentro de la selva.