El 20 de julio de 1810, tras años de sufrir la presión de la corona española, el pueblo de la entonces Nueva Granada decidió revelarse contra España y emprender la lucha por la independencia de la nación.
Esto tardó unos años y, para el 7 de agosto de 1819, comandado por el general Simón Bolívar, el ejército independentista logró vencer al español y dar el esperado grito de independencia.
En los diversos libros de historia que reposan en el Museo Nacional hay apartes de lo que Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y otros próceres de la independencia narraron en esos momentos previos a fundar la llamada Gran Colombia.
Pero el 7 de agosto es quizás una de las más contadas por los historiadores, no solo por el hecho de que para esta fecha los colombianos dejarían de ser parte de la corona española, sino por lo singular de la batalla.
Para todo aquel que haya visitado el Puente de Boyacá, a pocos kilómetros de Tunja, parecería increíble pensar que en ese puente, de apenas unos metros de ancho y de largo, se libró una de las batallas independentistas más importantes de la historia moderna.
Sin embargo, para la época, el puente significaba el camino clave para llegar a Santafé, la capital colombiana, ahora Bogotá, y para los dos ejércitos era crucial tener control de esta zona.
De acuerdo con un texto de historia del Museo Nacional, citado por CNN, el ejército español siempre fue consciente de que Bolívar avanzaba a este punto y su llegada al puente de Boyacá no fue una sorpresa, como muchos de los ataques que ya se habían perpetrado en la lucha independentista.
Tampoco se trataba de una diferencia de David y Goliat; el ejército español contaba con cerca de 2.700 soldados, mientras que los dirigidos por Bolívar los superaban por al menos 100 uniformados.
Esta batalla era entonces una crónica de una muerte anunciada, sin embargo, lo que los españoles no se esperaban era lo corta y cruel que sería, y el desenlace que le daría finalmente la libertad a la Gran Colombia, conformada en ese momento por Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.
El día de la batalla
La historiadora Marie Arana narra algunos de los instantes de lo que fue ese 7 de agosto. En la mañana, el ejército real envió una avanzada para detener a los independistas, sin conseguir éxito.
Para las horas de la tarde, hubo una segunda orden de enviar tropas para que pudiera pasar el cuerpo principal de las tropas de la corona. Sin embargo, Bolívar decidió acelerar la marca y, en poco tiempo, llegó con todo su ejército al lugar.
La batalla de Boyacá inició y, en cuestión de dos horas, los independentistas habían vencido al ejército de la corona española y se había declarado la independencia de la Gran Colombia.
De acuerdo con los libros de historia, cerca del 90 % de los soldados y comandantes españoles fueron asesinados o apresados ese día. “Presente en todos los puntos de acción, dio órdenes precisas para hacer brillar el valor de las tropas, el esfuerzo de los jefes y oficiales, y terminar de una vez la obra que había tomado a su cargo”, dijo sobre la batalla Francisco de Paula Santander en ese momento.
Un papel clave tuvo la población civil en el éxito de los comandados por Simón Bolívar. Según narran algunos textos de historia, en el ejército español había mucha molestia. Los comandados por el general Barreiro desertaban constantemente y saboteaban las tropas, en medio de la molestia generalizada por la batalla.
Entre tanto, en el ejército colombiano solo había unión; la población civil les entregaba caballos, comida, los recibía en casa y apoyaba para que pudieran librar los enfrentamientos con más fuerza.
Este fue un elemento fundamental para la historia; mientras los españoles se mostraban reacios, disminuidos y cansados, el independentista tomaba fuerza y recargaba energía en cada comunidad a la que llegaba.
Luego del 7 de agosto, los soldados de Bolívar tardaron tres días en llegar a Santafé y tomarse la capital para convertir a la Gran Colombia en una república independiente y, a pesar de que las demás naciones se separaron, se mantuvieron firmes a su independencia hasta la actualidad.