Noche histórica en la Casa de Nariño. Como nunca antes, por lo menos en los últimos 16 años, se sentaron alrededor de la misma mesa todos los actores de la política nacional. Amigos y enemigos, como nadie se imaginó verlos. Juntos. Álvaro Uribe nunca se sentó con un jefe de las Farc en sus ocho años de gobierno. Juan Manuel Santos se sentó con Timochenko, pero como Uribe era oposición, nunca se les iba a ver en la misma mesa. Cuando Iván Duque era el candidato de Uribe, ninguno de sus partidarios se imaginaba verlo sentado con Rodrigo Londoño Echeverry, ni siquiera en su nueva condición de jefe del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Mucho menos sus contradictores, quienes lo veían como el demonio que llegaría a la presidencia a hacer trizas el acuerdo de paz. En campaña nadie se imaginaba que el Duque presidente se sentara con Timochenko. Y menos que lo hiciera en el día 23 de lo que va de gobierno. Timochenko llegó caminando por la puerta de visitantes, la de la carrera Octava. La primera vez que había entrado lo había hecho escoltado y al interior de una camioneta de vidrios oscuros, en los últimos días de Juan Manuel Santos en la presidencia. Esta vez se anunció como cualquier ciudadano, presentando la cédula ante el personal de seguridad, y acompañado por Carlos Antonio Lozada, senador de la Farc. Concedió declaraciones a la prensa, le abrieron la puerta, y lo guiaron hasta el tercer piso donde los esperaban para dar inicio a la reunión. Cuando llegó, lo saludaron y se oyó un “bienvenido a la Democracia”. Allí estaba un expresidente, César Gaviria, congresistas de todos los partidos políticos, incluido Gustavo Petro, el único senador que no tiene partido. Los promotores de la consulta anticorrupción. El fiscal Néstor Humberto Martínez, el procurador Fernando Carrillo, y el saliente contralor general Edgardo Maya Villazón ya estaban sentados.
Ernesto Macías, Paloma Valencia, Samuel Hoyos y Cristian Garcés fueron los congresistas del Centro Democrático que vieron a Timochenko en la misma mesa. Además del expresidente Gaviria, otros jefes de partido allí reunidos eran Aurelio Iragorri, presidente de La U, y Jorge Iván Ospina, de la Alianza Verde, y Hernán Andrade, presidente del Partido Conservador.Gustavo Petro nunca entró a una reunión de congresistas en la Casa de Nariño cuando Uribe fue presidente. Este miércoles estaba frente a quien lo derrotó en las elecciones, y rodeado por Gustavo Bolívar, María Pizarro, congresistas de la lista Decentes. Alejandro Carlos Chacón, presidente de la Cámara, y Mauricio Gómez Amín, completaban la representación liberal. El senador Toño Zabaraín se sentó a nombre de Cambio Radical. Alexander López Maya, el del Polo. Eduardo Enríquez Maya, el del Partido Conservador. Los senadores Iván Marulanda y Antonio Sanguino, la representante Catalina Ortiz, y Jaime Navarro, hermano de Antonio Navarro, por los Verdes. Roy Barreras y Alfredo Deluque a nombre de La U. Marta Peralta, presidenta del Mais. Jhon Milton Rodríguez, de Colombia Justa Libres, y Carlos Guevara, senador del MIRA. En frente del presidente Duque, y con camisetas de la Selección Colombia, Claudia López y Angélica Lozano, promotoras de la consulta anticorrupción, la de los casi 12 millones. La atención de todos, hasta de las ministras Nancy Patricia Gutiérrez y Gloria Borrero, y el consejero para la política, Jaime Amín, la acaparó Timochenko. El presidente Duque felicitó a Timochenko por haber dejado las armas. El presidente del partido Farc le agradeció por tenerlos en cuenta y abrirle las puertas a la reconciliación. El ambiente fue de cordialidad, aunque cuando habló Timo, algunos congresistas del Centro Democrático prefirieron escucharlo con la cabeza agachada. Seguramente, para ellos, era un sapo difícil de tragar. Más aún cuando se refirió a la lucha contra la corrupción. Ese fue el asunto que unió a todos en la misma mesa.
La reunión se prolongó más de 4 horas, entre otras porque todos los asistentes tuvieron siete minutos para intervenir. A las 12:30 de la noche el presidente Duque dio las conclusiones del encuentro. Se presentarán otros proyectos anticorrupción, tendrán mensaje de urgencia, y deberán estar convertidos en ley antes de diciembre. Esa fue la instrucción. Carlos Antonio Lozada, senador de Farc, salió de la Casa de Nariño pero sin la compañía de Timochenko. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. Su primera visita a la sede de gobierno lo calificó como “un paso significativo a la reconciliación” porque encontró voluntad de diálogo del presidente y de todo el espectro de la política. Y se declaró sorprendido con el presidente Duque, y reconoció que le había cambiado la percepción que tenía de sus días de candidato. “Hablando es que se entiende la gente”, le dijo SEMANA. Que todos los protagonistas del espectro se hayan sentado alrededor de la misma mesa no hubiera sido posible sin el acuerdo de paz del presidente Juan Manuel Santos, pero como ese proceso dejó heridas, la cumbre anticorrupción que convocó Duque en la Casa de Nariño pareció el verdadero proceso de paz. Timochenko le había enviado cartas a Álvaro Uribe para que se reuniera, Nunca sucedió. Iván Duque, el que fuera candidato de Uribe, lo hizo apenas 23 días después de su posesión presidencial. En menos de cuatro días, entre el domingo y el jueves, Duque acumula dos hechos que parecen desmarcarse del expresidente. El voto por la consulta y la reunión con el jefe de la Farc en la Casa de Nariño.