El presidente Iván Duque llega a la recta final de su mandato. En dialogo con la directora de SEMANA, Vicky Dávila, el primer mandatario habló de los momentos más difíciles de su vida en la Casa de Nariño, del año 2022, de la pandemia, de la crisis económica. También relató con detalle los planes que las autoridades han descubierto para atentar contra su vida.
“Tengo plena confianza en el equipo de seguridad, pero también tengo fe en Dios, en la Virgen de Chiquinquirá, y todos los días les pido que me cuiden. No soy el único presidente de Colombia que ha tenido ese tipo de amenazas”, aseguró el presidente.
El primer mandatario le relató a SEMANA un episodio hasta ahora desconocido por los colombianos: la razón por la cual dejó de vivir en su apartamento en el norte de Bogotá. Cuando Duque fue elegido presidente aseguró que no quería trasladarse permanentemente a la Casa de Nariño, pues buscaba garantizarles a sus tres niños la vida más normal posible y no quería alejarlos de su casa.
Pero esa idea tuvo que cambiar por motivos ajenos a su voluntad. “Obviamente, recuerdo cuando estaba viviendo en mi residencia personal que el equipo de seguridad identificó que los Comba querían comprar el apartamento de abajo para hacer una explosión. Eso nos llevó a vivir aquí en la Casa de Nariño”, detalló el presidente Duque.
Los otros planes que relató el presidente tampoco han sido muy conocidos. “En enero de 2019 encontraron a tres hombres con fusiles de largo alcance justo en el lugar donde yo iba a estar al día siguiente. Después, el exfiscal Néstor Humberto Martínez nos advirtió de dos francotiradores en el Cauca. El año pasado tuvimos información de dos francotiradores que venían del exterior, que posiblemente iban a tratar de atentar, y lo que ocurrió recientemente llegando a Cúcuta. Tenemos siempre que ir adelante en la inteligencia y, para mí, lo importante es tener fe en Dios y seguir cumpliendo mi deber”, agregó.
Sobre el atentado en el helicóptero en el que viajaba en Norte de Santander, el presidente también relató algunos detalles. La directora de SEMANA le preguntó si siente que eso habría podido terminar en una tragedia. “Pues lo pensé ese día, sobre todo cuando aterrizamos y se activó el protocolo de seguridad. Cuando después tuve la oportunidad de ver los impactos de bala, me di cuenta de que el riesgo fue muy alto. Los impactos iban al lado donde me siento, y creo que ellos estaban tratando de introducir las balas en la cabina central, donde hubiéramos, de pronto, visto morir a varias personas. Obviamente, si se golpea el rotor trasero, pues lo más seguro es que el helicóptero se hubiera ido al piso”, relató.
Después de que estaban a salvo, el presidente llamó a su esposa, quien estaba con sus hijos. “Ella les comentó lo que había ocurrido, pero que el papá estaba bien y que la vida sigue. Ella ha sido un gran apoyo y, además, también siempre vive muy alerta de ciertas cosas, sobre todo con la protección mía. Me hace advertencias, que siempre son muy oportunas, y eso se lo agradezco, porque sé que para los seres queridos el sufrimiento es grande. Mi mamá, por ejemplo, también siempre sufre con eso”.
Uno de los elementos que ha generado más suspicacia tiene que ver con el rol que en ese atentado habrían cumplido miembros del equipo de seguridad. El mismo presidente asegura que alguien tuvo que avisar sus rutas. “Lo más seguro es que sí y no necesariamente tiene que ser alguien del círculo más cercano. Vieron y avisaron: mire, están despegando, el presidente se sentó de este lado”, dijo.
Agregó que la Fiscalía adelanta la investigación porque es una labor rutinaria tras un atentado contra un jefe de Estado. “Aquí el equipo de seguridad tiene siempre las precauciones, se hacen esquemas de poligrafía regularmente, la manera en que están dispuestos los operativos son muy rigurosos y lo que hay que averiguar son cosas que son paradójicas de lo que ocurrió, porque ese día cambiamos la agenda. Estaba previsto salir de Sardinata hacia las 5:30 de la tarde y salimos a las 3:30. Al mismo equipo de seguridad y a la cúpula militar que me acompaña les inquieta qué pudo haber pasado”.
Agregó, eso sí, que no siente miedo. “Creo que ese tipo de ataques son cobardes. Nosotros seguimos con el compromiso de seguir enfrentando la criminalidad. Ese GAO-r 33 ha estado alojado y protegido en Venezuela, y tiene que vivir demasiado incómodo conmigo y con este Gobierno, porque le hemos incautado la droga que nadie le había incautado, le hemos desmantelado su infraestructura, golpeado sus canales de suministro y denunciado internacionalmente. A la pregunta de miedo, no. Yo he sido una persona de fe, y una de las cosas más lindas de la Biblia es uno de los pasajes que a mí más me gusta leer de Isaías: no tengas miedo, confía en Dios, confía en la palabra. Todos los días confío en Dios y en la Virgen, y sé que uno está en esta vida hasta el día que ellos decidan que uno debe partir”, concluyó.