La jornada del primer día del paro nacional estuvo tranquila en la mayoría de los puntos de Bogotá. La alcaldesa Claudia López reportó que de las 20 manifestaciones solo en cuatro tuvo que intervenir el Esmad. El problema es que en esos puntos donde se intervino los disturbios duraron varias horas. Uno de los casos más dramáticos fue el del centro de la ciudad. En las horas de la tarde se vio cómo algunos encapuchados empezaron a romper las baldosas para lanzarles pedazos de ladrillo y cemento a los policías. Tramos del Eje Ambiental, la avenida Jiménez y varios puntos de la carrera Séptima, entre las calles 19 y 10, quedaron despedazados, así como también varias de las cuadras alrededor.
Muchos manifestantes trataron de frenar a los vándalos. Les pedían que se quitaran las capuchas, les recordaban que justamente la marcha era en contra de la violencia y que esto no ayudaba en nada. Los gestores de convivencia también trataron de dialogar por más de media, pero no fue posible y finalmente se rindieron. Los encapuchados y el Esmad entonces se enfrentaron en varias oportunidades. La Fuerza Publica usó en repetidas oportunidades bombas aturdidoras, bengalas y gases lacrimógenos. Los encapuchados y varios manifestantes corrían mientras pasaba el efecto de los artefactos. Luego volvían, rompían el piso y de nuevo la escena se repetía en bucle. Rompieron también las puertas de varios comercios, de algunos cajeros automáticos, las estaciones de Transmilenio del Museo del Oro y aguas. También incendiaron varias canecas y contenedores de basura. Cuando terminó la jornada, unas tres cuadrillas de aseo del operador Promoambiental trabajaron en la madrugada para recoger los destrozos.
En paralelo, se vivieron varias manifestaciones que fueron opacadas. Una de ellas el concierto de la Plaza de Bolívar que pudo tener un aforo mucho mayor si no fuera por los disturbios. También hubo presentaciones en diferentes puntos de la ciudad de títeres, percusionistas y bandas de música, de los que muchos no se enteraron pues lo que se llevó todos los reflectores fueron los enfrentamientos.
Aún no se sabe el costo de la reparación de las baldosas de esta zona, que es patrimonio de la ciudad. Tampoco ha salido una cifra oficial de lo que costará reparar algunas estaciones de TransMilenio. Sin embargo, la alcaldesa hizo un llamado para que estos actos no se repitan. “Los 37 buses y 15 estaciones de Transmilenio vandalizadas, las vías, canecas y espacio público dañado nos cuesta millones de pesos de sus impuestos, que en vez de ir a educación pública o salud, se van a pagar daños y pólizas de seguros cada vez más costosas. ¡No tiene sentido!”, dijo la mandataria. Agregó que “lo que tienen que brillar son las peticiones legítimas de los que marchan”.