Más de cien obras de autores de todas las razas, edades, condiciones políticas y sociales, se inscribieron en la tercera edición del concurso ¡Así se construye memoria!, que esta vez llegó a Bogotá. Se trata de la exposición itinerante más grande de toda América sobre el conflicto armado y que convocó a niños, víctimas, policías, militares, exguerrileros y artistas aficionados o amateurs que plasmaron, esculpireron o diseñaron su visión de Colombia.
Los ganadores fueron premiados en una ceremonia que reunió a los artistas y que abrió paso a una exposición en el Teatro de Bellas Artes de Cafam, en el norte de Bogotá. Las obras, sin lugar a duda, se convirtieron en un enorme reto para los jurados que debieron analizar cada detalle, según la categoría.
La exposición es una visión de los artistas, incluso niños, de cómo ven a Bogotá, de cómo recuerdan a la ciudad y de lo que será luego de las decisiones políticas que se están tomando. También resultó en una catarsis para superar hechos de violencia que en el pasado marcaron la vida del país.
Julieth Sánchez pintó a su abuelo, lo hizo porque consideró que representa el dolor de Colombia, del desplazamiento, de la violencia que obliga a perderlo todo. Ella participó en el concurso y ganó. Su obra es un retrato de un anciano vallecaucano que fue víctima y que jamás pudo superar el destierro a causa de la violencia.
“Mi obra se llama El Anciano Pacífico; pinté sobre mi abuelito porque nosotros somos desplazados del Valle del Cauca hace 21 años. Aquí plasmé el corazón de mi abuelo porque él sufrió del corazón a raíz del desplazamiento. También su tristeza porque mi abuelo vivió toda la vida en el Valle del Cauca y a raíz del desplazamiento sufrió mucho”, dijo la artista.
La exposición con obras como la de Julieth o de una niña con síndrome de Down, de un policía activo que pintó a su compañero mientras es levantado por Cristo o esculturas que muestran las consecuencias del conflicto, son las que se encuentran en la exposición como ejemplo de lo que sienten los artistas en un era de posconflicto en Colombia.
El concurso, que es pensado y desarrollado por la Fundación Colombia Cree (Colcree), ya estuvo en Tolima y Boyacá, zonas duramente golpeadas por el conflicto, y en cada región las obras se convirtieron en el retrato del sentimiento o la visión de los artistas. Por un lado, la violencia, por el otro, la esperanza luego de la firma del acuerdo de paz. Ahora con Bogotá el escenario es distinto, hay un aire de rebeldía, pero también una preocupación por cómo recuperar lo perdido.
Alejandro Carranza, organizador del evento, celebró la participación en Bogotá y la recopilación de obras que se suman a la gran exposición itinerante que desde ya busca alojamiento permanente con el espacio suficiente para que cada año nuevas obras se incluyan, “pues lo que falta es país por recorrer con el concurso”, dijo un participante.
“El territorio del Tolima habló del sufrimiento, Boyacá habló de los vacíos de poder y Bogotá, sin lugar a dudas, ha reunido con sus artistas incluso desde la cárcel Modelo, soldados víctimas del conflicto, militares en uso de buen retiro y víctimas de secuestro, han completado esa imagen del sufrimiento del conflicto armado, pero sobre todo de la esperanza”, dijo Carranza.
Resalta la participación de las víctimas del conflicto en Colombia y así mismo de los victimarios, luego de los miembros de la fuerza pública y después de las personas privadas de la libertad, que discuten por la visión de justicia, pero coinciden en la necesidad de retomar el camino y superar las adversidades.
No se había terminado la premiación de la tercera edición y los participantes ya preguntaban por las fechas de inscripción para la próxima convocatoria que, por ahora, apenas se está cocinando.