La condena contra Aida Victoria Merlano, hija de la exsenadora conservadora Aida Merlano, que está pendiente del fallo, se da por su participación la cinematográfica fuga de la excongresista desde el consultorio odontológico donde estaba siendo atendida en el norte de la ciudad, y por la ventana de ese segundo piso se lanzó amarrada de un lazo y fue recogida por un hombre en moto. Este hecho fue cuidadosamente planeado.

Así lo contó la misma exsenadora a las autoridades y, aunque en ese momento no hizo referencia alguna a su hija, si señaló con claridad a los grupos políticos de la costa caribe, en especial a los miembros de las casas Char y Gerleín.

Por esa razón fue consultada sobre los detalles de la fuga que se ejecutó el 1.° de octubre de 2019 y no ahorró detalles para explicar todo lo que ocurrió. Según ella, Arturo Char y Álex Char sabían que tenía programada una serie de citas odontológicas para adelantar un diseño de sonrisa y allí se empezó a tejer la estrategia para evadir a la justicia.

“Un día recibí una visita de un abogado que me dijo que tranquila, que me iban a sacar por medio de una fuga y que se iban a inventar una salida. Pero cuando me hablan de una salida no me hablaron en qué momento. Yo le comenté a Julio, hijo de Julio Gerlein, que tenía tres citas, porque tengo un diseño de sonrisa que me quité. Cuando le dije que tenía esas citas, ellos se reúnen y me llaman a los teléfonos que están en la cárcel”.

Según Merlano, pensó que solo había sido un tema que no se adelantaría, pero recibió una llamada que le demostró que el plan se haría. “Cualquier día me llaman a decirme en una videollamada que todo estaba listo y cuando me llaman me pasan a una persona, un señor moreno que me dice que saque un cuaderno. Es una persona desconocida, pero contratada para mi fuga, yo no lo conozco. Sacó unos planos y sobre ellos trabajamos. Eran planos del consultorio y de la calle, ahí me dijo cómo debía hacer todo y por qué ventana brincar”.

La excongresista fue enterada de todo lo que debía hacer para escaparse de ese consultorio odontológico. Debía ingresar a un baño que tenía una ventana que daba hacia el parqueadero y que ahí la estarían esperando un colchón, un carro y unos hombres. “Una noche antes de la fuga me llaman y hubo cambio de planes, ya no había colchón ni carro, así que solo tendría que saltar. El señor me dijo que a las 12:00 del día no porque entre las 12:00 y 2:00 p. m. no hacía ninguna operación; no entendí, pero eso me dijo. Me dijo que tenía que ser a las 3:00 en punto. Como la cita mía era tan temprano, los invité a almorzar para ganar tiempo”.

Merlano llegó ese 1.° de octubre a la cita con todo planeado para fugarse y por eso ganó tiempo invitando a las personas del consultorio a almorzar y se probó una ropa que entraría a la cárcel. “Yo necesitaba que el odontólogo terminara rápido para poder fugarme. Me dijeron que si no salía a las 3:00 p. m. entrarían a sangre y fuego por mí. En ese momento pensé en mis hijos y quería despedirme de ellos, así que por eso los cité en el consultorio porque estaba castigada en la cárcel”.

Durante su extenso relato explicó que se lanzó por una ventana que no era la indicada dentro del plan. “Cuando me asomé vi un tipo, pero no me generó confianza. Cuando me asomo por el otro lado vi que tenía más posibilidad por ahí. La noche anterior a las 3:00 a. m. me tiraron el cordón en el patio para poder fugarme, tengo un video de antes de la fuga para ver cómo me preparé”.

Como tenía que ganar tiempo, citó a sus hijos al consultorio para despedirse de ellos. Tan pronto se fueron, y al ver que el reloj estaba a punto de marcar las 3:00 p. m. se tiró por la ventana. “Una señora que no sé de dónde salió me agarró del brazo y me llevó a la moto. Ella fue un ángel para mí”, afirmó.

Al subirse a la moto, quien estaba conduciendo le dijo que se pusiera el casco y arrancó. Al girar la esquina había mucha Policía, pero no despertaron sospecha. “Al poco tiempo de la fuga me bajé de la moto y me cambiaron. Me dieron un casco de bicicleta para que nos fuéramos por la ciclorruta. Pero no pude avanzar porque me fracturé, el hombre que estaba ahí me cargó, pasamos un parque y me dijo que me quedara sentada. Después llegó un carro en el que dimos muchas vueltas hasta llegar a un apartamento donde nos quedamos. La persona me dio una crema de tomate y me empezó a pedir mi reloj, yo no entendía por qué”, contó.

De manera repetitiva aseguró que desde su fuga ha querido hablar con la justicia de Colombia, pero solo hasta esta oportunidad, en el proceso contra Arturo Char, lo consiguió. Por eso le dio gracias al magistrado de la Corte que, atento, la escuchaba y cuestionaba. “Yo tengo una solicitud de la Interpol, a mí no me han solicitado en extradición, jamás se han comunicado con el presidente de la República de Venezuela, Nicolás Maduro, para que yo sea escuchada, en ningún escenario”.

Dejó como advertencia que en esta oportunidad no la van a intimidar, se siente segura donde está. Que ahora no le podrán decir loca, que debe estar medicada y mucho menos la van a secuestrar. “No me van a intimidar… después de tantas cosas no van a decir que soy una persona no confiable”, sentenció.

Según Merlano, quienes estaban esperanzados con el archivo de la investigación, los mismos que en su criterio tejieron una “patraña para dilatar el proceso”, se quedaron con las ganas, pues ella no permitirá que quede impune el caso. “Yo no tengo ese interés, mi único interés es la justicia”, comentó.

Uno de los apartes más difíciles en su relato es cuando recuerda que fue abusada por quienes la ayudaron a escapar, y que pretendían asesinarla y enterrarla en una finca. Cerró la parte inicial de su testimonio aclarando que no le está haciendo política a ningún candidato y que no le interesa quién gane las elecciones a la Presidencia o al Congreso. Por eso finalizó con esta sentencia: “Yo dejo la salvedad en esta audiencia para que se sepa, por si cualquier cosa me llega a ocurrir”.

Como tenía que ganar tiempo, citó a sus hijos al consultorio para despedirse de ellos. Tan pronto se fueron, y al ver que el reloj estaba a punto de marcar las 3:00 p. m. se tiró por la ventana. “Una señora que no sé de dónde salió me agarró del brazo y me llevó a la moto. Ella fue un ángel para mí”, afirmó.

Al subirse a la moto, quien estaba conduciendo le dijo que se pusiera el casco y arrancó. Al girar la esquina había mucha Policía, pero no despertaron sospecha. “Al poco tiempo de la fuga me bajé de la moto y me cambiaron. Me dieron un casco de bicicleta para que nos fuéramos por la ciclorruta. Pero no pude avanzar porque me fracturé, el hombre que estaba ahí me cargó, pasamos un parque y me dijo que me quedara sentada. Después llegó un carro en el que dimos muchas vueltas hasta llegar a un apartamento donde nos quedamos. La persona me dio una crema de tomate y me empezó a pedir mi reloj, yo no entendía por qué”, contó.

De manera repetitiva aseguró que desde su fuga ha querido hablar con la justicia de Colombia, pero solo hasta esta oportunidad, en el proceso contra Arturo Char, lo consiguió. Por eso le dio gracias al magistrado de la Corte que, atento, la escuchaba y cuestionaba. “Yo tengo una solicitud de la Interpol, a mí no me han solicitado en extradición, jamás se han comunicado con el presidente de la República de Venezuela, Nicolás Maduro, para que yo sea escuchada, en ningún escenario”.

Dejó como advertencia que en esta oportunidad no la van a intimidar, se siente segura donde está. Que ahora no le podrán decir loca, que debe estar medicada y mucho menos la van a secuestrar. “No me van a intimidar… después de tantas cosas no van a decir que soy una persona no confiable”, sentenció.

Según Merlano, quienes estaban esperanzados con el archivo de la investigación, los mismos que en su criterio tejieron una “patraña para dilatar el proceso”, se quedaron con las ganas, pues ella no permitirá que quede impune el caso. “Yo no tengo ese interés, mi único interés es la justicia”, comentó.

Uno de los apartes más difíciles en su relato es cuando recuerda que fue abusada por quienes la ayudaron a escapar, y que pretendían asesinarla y enterrarla en una finca. Cerró la parte inicial de su testimonio aclarando que no le está haciendo política a ningún candidato y que no le interesa quién gane las elecciones a la Presidencia o al Congreso. Por eso finalizó con esta sentencia: “Yo dejo la salvedad en esta audiencia para que se sepa, por si cualquier cosa me llega a ocurrir”.