Cada vez es más frecuente recorrer Colombia y ver en la carretera a personas subidas en tractomulas o diferentes camiones de carga, sin ningún tipo de seguridad. Incluso muchos han sentido escalofríos cuando se ven a menores de edad sosteniendo con sus manos el vehículo que los arrastra en sus bicicletas. Estas escenas se suman a la de cientos de caminantes que recorren las vías con mochilas cargadas, bebés en brazos y mujeres embarazadas.
Hace unos años ver a estos grupos de personas conmovía porque se relacionaba con la cantidad de extranjeros que llegaban a Colombia por cuentas de las crisis económicas y sociales en sus países. Atravesaban las diferentes ciudades buscando mejores oportunidades.
Pero hoy en día ver a ese mismos grupos en las vías genera incertidumbre y zozobra entre los conductores según lo manifiesta Anderson Quiceno Sierra, CEO de la Asociación de Transportadores de Carga ATC.
Las estadísticas que presenta el gremio de conductores son alarmantes. Quiceno indica que durante el último año y medio del gobierno del expresidente Iván Duque se registraban 2 ataques al mes a conductores por parte de supuestos polizontes, caminantes, “hinchas”, o migrantes. Pero desde Junio de 2022 se empezaron a registrar en promedio al día 6.5 ataques de la misma índole. Evidenciando un incremento del casi 2400 % del flagelo que ha dejado perdidas cercanas al billón de pesos.
“Ellos no son población vulnerable es delincuencia organizada que atraca y asesina a nuestros conductores”, dijo el líder del sector. Aclara que no todos buscan hacer daño, pero sí que hay unas bandas que están instrumentalizando a niños, mujeres embarazadas y migrantes para lograr su cometido.
SEMANA habló con Sergio Valencia, él tiene vehículos de carga pesada que transporta alimentos y sus conductores han sido víctimas de atracos tres veces en los últimos meses. La primera semana de julio en la vía que conduce de Medellín a la costa, en el tramo de Valdivia a Puerto Valdivia en horas de la noche, un grupo de aproximadamente 10 caminantes, intentaron detener el camión, el conductor sabiendo de la situación de inseguridad que se reporta en las vías decidió no detenerse y continuar, prácticamente pasando el carro por encina de ellos de ser posible. Pero el grupo de personas es ágil a la hora de esquivar esta reacción.
Lo que no se esperaba el conductor es que kilómetros más adelante saliera otras personas que empezaron a lanzar piedras y además dejaron sobre la vía tablas con tachuelas que pincharon el carro y obligaron al conductor a parar. Pese a qué él se negaba a bajarse del carro, le rompieron el vidrio panorámico y el lateral y por allí empezaron a robarle todas sus pertenecías.
No solo celular, ropa y más aparatos electrónicos, sino el dinero en efectivo que llevaba para pagar alimentación, hospedaje, peajes, accidentes de emergencia. Al ver que el conductor se negaba a entregar lo que le pedían, con un pico de botella lo hirieron en su brazo derecho y cuando lo dejaron abandonado, al tratar de buscar lo más cerca posible ayuda médica.
Los conductores aseguran que no son hechos aislados y que todo forma parte de una red de delincuentes por la planeación con el que se desarrolla todo, por ejemplo, salen a tacar en puntos en los que hay fallas de infraestructura en las vías, y que obligan al conductor a andar despacio. Además, se los atracos se dan en tramos de la carreta en la que no hay señal de internet para evitar que se pida ayuda.
En cuanto a los polizontes, que son las personas que se suben sin autorización a los vehículos de carga pesada, se ha logrado identificar que en algunos casos hay unas camionetas que siguen a los carros que transportan, en su mayoría alimentos, y ahí no solo va el conductor sino alguien que ayuda a recibir lo que los polizontes van saqueando tras romper la carpa del camión.
Muchos de los conductores solo identifican esta situación cuando el olor a marihuana que consumen sobre la carga los delata, o cuando otro conductor pasa y les da aviso. Para bajar a las personas que se subieron sin autorización, es otra travesía, pues la respuesta suele ser agresiva frente al reclamos del conductor, termina en ataques con arma blanca u objetos contundentes como palos o varillas.
El llamado que hacen los conductores a las autoridades es a no hacerse los de oídos sordos frente a tantas alertas y no minimizar la situación. Porque suelen decir que grupos de hinchas están generando esta situación, pero no analizan otros factores que demostrarían que son hinchas los que están detrás de los crímenes, pues hay comportamientos que no corresponden a esa población.
Por nombrar algunas de las características: Muy rara vez los que atracan unas camisetas de un mismo equipo, por el contrario, en un mismo grupo jóvenes visten camisetas del Nacional, del Millonarios, del América, Santa Fe, por nombrar algunos. Quienes están asaltando lo están haciendo cualquier día de la semana, cuando por tradición se veía que los jóvenes que se movilizaban por las carreteras lo hacían un día antes de encuentros futbolísticos, no en cualquier momento.
Otros de los análisis que hacen el gremio transportador es que no todos los que atacan son migrantes muchos son colombianos que vieron en las carretas una oportunidad lucrativa de delinquir, porque identificaron las falencias del sistema judicial, en el que por mal que les vaya los detienen en un calabozo por dos días, sin mayor consecuencia y pueden salir a reincidir. Lo que se suma al miedo que sienten los conductores de denunciar, porque ellos tienen que recorrer las mismas vías al menos dos veces a las semanas y temen represalias por parte de los que días atrás los atacaron.
“Sentimos apoyo de la Policía de carreteras, pero es insuficiente para el crecimiento que ha tenido este fenómeno. Es necesario que otras autoridades también actúen parece que Migración Colombia y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) no existieran. Las alcaldías y gobernaciones están más pendientes de las próximas elecciones que de solucionar los problemas que realmente nos aquejan”, enfatiza Anderson Quiceno Sierra.
Las vías en las que más se están presentando esta situación en la Panamericana, que conecta el centro del país con el pacífico, la Ruta del Sol, la que conduce a los Santanderes y la costa Atlántica. Las pérdidas que dejan esos ataques van más allá de lo que se roban en el momento. Pues se requiere el pago de la reparación de los vehículos y en el peor de los casos la vida de los transportadores que son agredidos.