La Corte para el Distrito Sur de Nueva York, en Estados Unidos, condenó este viernes a 14 años de prisión a Álvaro Fredy Córdoba Ruiz, hermano de la fallecida senadora Piedad Córdoba. En la sentencia se tuvo en cuenta que el procesado aceptó su responsabilidad por delitos relacionados con el narcotráfico.
El pasado 2 de enero Álvaro Córdoba se declaró culpable de narcotráfico en Nueva York. En una audiencia celebrada ante el juez James J. Liman, de la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, Córdoba reconoció que era culpable de los cargos por los que fue pedido en extradición.
“Sabía que la cocaína terminaría en Estados Unidos y sabía que lo que estaba haciendo estaba mal”, aceptó en esa oportunidad Álvaro Córdoba ante el juez, según citó la agencia AP, tras evaluar el caso, el reconocimiento de responsabilidades y la gravedad de los cargos.
La defensa de Córdoba Ruiz había solicitado una sentencia de cinco años de prisión y que se tuviera en cuenta el tiempo que estuvo privado de su libertad tanto en Colombia y lo que lleva tras las rejas en los Estados Unidos. Esta petición fue rechazada tajantemente por el juez. En el documento, se fijó, además, una sentencia de cuatro años de libertad supervisada.
Tras conocer el fallo, el fiscal federal Damian Williams aseguró que la sentencia “demuestra el compromiso de esta Oficina de procesar a narcotraficantes como Córdoba Ruiz, que buscan importar toneladas de cocaína a los Estados Unidos”.
De acuerdo con el indictment (escrito de acusación), Córdoba Ruiz sería el encargado de conseguir la droga con el jefe de las disidencias de las Farc en el sur de Colombia, Miguel Botache Santillana, alias Gentil Duarte, con quien había establecido los contactos desde hace más de un año. Él habría asistido a reuniones para pactar negocios en Bogotá y Medellín.
Una vez se concretaba la compra de la cocaína por medio de Córdoba, las disidencias de las Farc se comprometían a llevar la mercancía hasta el Pacífico, en tres puntos clave: Tumaco (Nariño), Cauca y Buenaventura (Valle). No fue fácil para las autoridades dar con este eslabón porque manejaba un perfil distinto al habitual de los narcotraficantes, que acostumbran a estar rodeados de lujos. Por el contrario, Córdoba pasaba desapercibido y prefería hacer los contactos en lugares discretos y personalmente. Por obvias razones, evitaba hablar de estos temas por teléfono y solo lo hacía para concretar algunos encuentros.
Por medio de mensajes de texto, llamadas, audios y demás, el encubierto puso en evidencia cómo Córdoba hacía parte de una red que negociaba y traficaba droga y armas hacia Venezuela, México y Estados Unidos, con el respaldo de Gentil Duarte, excomandante de las disidencias de las Farc, fallecido en Venezuela.
Según el expediente que lleva la justicia norteamericana, Córdoba asistía a las reuniones con disidencias de las Farc en varias regiones del país y él, al parecer, concretaba la salida de la mercancía desde Tumaco, Nariño, Valle del Cauca y Cauca.
Tras su extradición, Córdoba Ruiz se declaró inocente de los cargos y aseguró por medio de su defensa que todo se trató de un montaje para afectar a toda su familia, principalmente a su hermana. Por su parte, la dirigente política, en varias oportunidades, calificó el caso como un “entrampamiento”.