La llegada a la rectoría de la médica Ana Isabel Gómez es un tremendo respiro para los rosaristas. La universidad ha vivido los tiempos más convulsionados de su historia reciente tras la desvinculación en abril pasado del entonces rector Alejandro Cheyne y la publicación de la crisis financiera que atravesaba el emblemático claustro.

En ese contexto adverso, el nombramiento que hizo el colegio elector de la vicedecana de Medicina, una profesional con una hoja de vida académica de lujo, pero también del corazón de la comunidad rosarista y con un enorme conocimiento de su institucionalidad, deja a la gran mayoría tranquila.

Gómez era la candidata de la Facultad de Medicina, pero lograba agrupar el cariño y la admiración de muchos rosaristas, pues ha sido el alma de esa emblemática facultad por décadas y el contacto de la misma con otras áreas de la universidad. Es médica cirujana con especialidades en Pediatría, Gerencia en Salud Pública y en Derecho Médico Sanitario, del Rosario. Magíster en Bioética de la Universidad El Bosque, con tesis laureada y doctora en Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana, con tesis meritoria: mención de honor en grado summa cum laude, grado con honores summa cum laude y la Orden al Mérito Javeriano.

La nueva rectora ha sido por décadas profesora de varias generaciones de médicos rosaristas y de los abogados que han decidido estudiar la especialidad de Derecho Médico Sanitario, de la cual es su codirectora. En la universidad ha sido jefa del Departamento de Ciencias Clínicas, directora del programa de Medicina y vicedecana de su facultad. Es miembro del grupo de investigación en educación de la EMCS en la línea de Bioética y Bioderecho. De igual modo, es miembro fundador del Colegio Médico de Abogados en Derecho Médico. Fue gerente de la Clínica Misael Pastrana Borrero y ha sido miembro de la Junta de Acreditación de Alta Calidad de Hospitales Icontec, y de la junta directiva de la Asociación Nacional de Bioética Analbe.

Visiblemente emocionada, da su primer discurso como líder de la institución. “Les quiero transmitir que yo soy uno de ustedes. Fui estudiante, fui egresada, pero esencialmente soy profesora. Uno de ustedes está acá”, aseguró. Gómez aseguró que asumir este cargo “es una inmensa responsabilidad, más aún cuando es la primera vez que a una mujer le corresponde ser la rectora de esta institución”. “Quiero darles las gracias a nuestros estudiantes de los que siempre aprendo. Son el centro de mis acciones y los quiero con todo mi corazón”, dijo.

Universidad del Rosario, Bogotá. Fotos: Nathalia Angarita. | Foto: Nathalia Angarita

La llegada de la primera mujer a la rectoría del Rosario llena de emoción a muchos. Quienes estudiaron en ese claustro suelen recordar que la universidad se definía desde su fundación como “una congregación de personas mayores, escogidas para sacar en ellas varones insignes, ilustradores de la República con sus grandes letras y con los puestos que merecerán con ellas, siendo en todo el dechado del culto divino y de las buenas costumbres, conforme al estado de su profesión”.

“Creo que es de celebrar muchísimo este hecho. Ana Isabel es una mujer que se ha destacado por su compromiso con la investigación, también con la docencia, que es muy querida por sus estudiantes, que ha ejercido un liderazgo y que se ha destacado en el mundo de la salud, de la vida, de la ciencia. Es un hito histórico para nuestra universidad”, le dijo a SEMANA el exrector José Manuel Restrepo.

El hecho de que un médico vuelva a la rectoría del Rosario tiene mucho de mérito. En los últimos años, por cuenta de la crisis que ha vivido la educación superior y de factores internos, muchas de las facultades de ese claustro habían entrado en crisis por la baja en el número de matrículas. La escuela de Ciencias de la Salud, por el contrario, era un ejemplo de éxito. Allí, se pasó de 226 inscritos al año a 657 en 2022. Hoy, uno de cada tres estudiantes del Rosario es de esa área.

El reto que tiene la nueva rectora no es nada fácil. La universidad enfrenta una crisis sin precedentes y la confianza de la comunidad es enorme en que en estos dos años, que sería el primer periodo de Gómez, se haga todo lo posible por sacarla adelante. Tras la salida de Cheyne, el claustro está profundamente dividido y la capacidad que tenga Gómez de sanar heridas y recomponer el tejido social será clave.

El rol fundamental que tendrá la nueva rectora será dirigir la reforma a las Constituciones de la Universidad. Tras la rectoría de Cheyne, las instituciones del gobierno universitario quedaron deslegitimadas para un sector de los estudiantes y profesores. Tanto la Consiliatura como la Colegiatura, dos insignias del claustro, fueron acusadas en ese debate de conflictos de interés.

La Consiliatura es un organismo emblemático en el sistema de gobierno del Rosario. En sus 370 años de historia, ha sido conformado por cinco sabios de la tribu de este claustro. Su función es ser una especie de junta directiva de la universidad; actúan como administradores y responden por temas estructurales, como la solvencia financiera, uno de los ejes de la discusión del momento.

Biblioteca Universidad del Rosario, Bogotá. Fotos: Nathalia Angarita. | Foto: Nathalia Angarita

En los últimos años, la figura había sido cuestionada porque tres de los cinco miembros trabajaban en la universidad y eran en cierto modo subalternos del rector, lo cual les restaba independencia. Los 15 colegiales, que representan a los mejores estudiantes de la institución, son seleccionados por el rector y los consiliarios. El sistema, que había sido el orgullo del claustro, fue señalado entonces como una forma del “yo te elijo, tú me eliges”. Ese sistema de elección será uno de los puntos álgidos en la reforma a las constituciones que debe venir.

Gómez contó cómo había dedicado toda su vida a la academia porque está convencida de que solo la educación es el medio para la transformación del entorno. “No podemos ignorar que hemos atravesado tiempos difíciles y en nuestro campus queda desesperanza y desconfianza. Les pido que no nos quedemos atados a esos sentimientos”, dijo en referencia a los meses de tensión que se han vivido en esa institución.

“Requiero del valor y la acción decidida de los miembros de la universidad. Me los imagino a todos trabajando con un solo objetivo: nuestra universidad”. También aseguró que es consciente de las necesidades financieras de la universidad, y aseguró que estaba comprometida con buscar soluciones, pero también que no hay que olvidar que la gran riqueza de la universidad es su talento humano. “Hoy los invito a ser parte de nuestro legado”, dijo la nueva rectora.

Otra de las tareas fundamentales será sacar a la universidad de los cuidados intensivos financieros en los que se encuentra. El jurista José Yecid Córdoba, vocero de la Asociación Rosarista explica: “El claustro no tiene hoy la caja que garantice su operación y cuenta con un sobreendeudamiento que le obliga a cumplir con obligaciones financieras muy costosas. Desde hace por lo menos tres cierres contables y financieros; nuestros costos y gastos operacionales son superiores a los ingresos operacionales”.

Y continuó: Entonces el rector tiene que proceder de manera urgente a vender activos de la universidad en un mercado inmobiliario de caída, a renegociar o refinanciar las obligaciones financieras y a buscar alternativas de generación de caja que permitan terminar el año tranquilamente y den garantía de tranquilidad para el siguiente semestre”.

Esa meta no es sencilla teniendo en cuenta que la universidad no se desmarca de un fenómeno mundial y es el decrecimiento de las matrículas. “Quien ejerza la rectoría tiene el desafío de enfrentar los desafíos de la educación superior: una menor demanda por la transición demográfica, un cambio tecnológico y un nuevo escenario académico”, asegura Juan Manuel Restrepo.