Con la totalidad de la sala plena a favor, la Corte Constitucional le dio vía libre al cobro de impuesto a las bebidas azucaradas que quedó establecido en la Reforma Tributaria del presidente Gustavo Petro, que fue aprobada el año pasado en el Congreso de la República.
La Corte concluyó que “si bien la medida analizada podría generar un impacto desde la perspectiva del libre mercado –en tanto eleva el precio de las bebidas azucaradas ultraprocesadas y desestimula su compra por parte del consumidor-, resultaba claro que la limitación se aprecia razonable y proporcionada a la luz de la realización del interés público, representado en el desincentivo del consumo de productos que podrían afectar la salud del colectivo. Por ello, se reconoció la compatibilidad de la medida con la Constitución y se desechó la censura planteada en el segundo cargo”.
Con este impuesto que entrará en vigencia de manera gradual el próximo 1 de noviembre, y los impuestos saludables para los productos comestibles ultraprocesados, el objetivo es recaudar alrededor de 3 billones de pesos.
Si bien este incremento se dará de forma gradual hasta llegar al 20 % para 2035, los costos extras lo sentirán tanto los productores, vendedores e importadores, que posiblemente se vean trasladados al consumidor final.
Así será el incremento
El gobierno asegura que este nuevo impuesto no generará presiones significativas sobre la inflación. El alza del precio se presentará de manera gradual de la siguiente manera:
No aplicará impuesto para las bebidas con menos de 5 gramos de azúcar y solo se empezará a cobrar 35 pesos entre 6 y 10 gramos. de azúcar en el contenido de la bebida. Para 2025, la meta es cobrar impuesto desde los 5 gramos de azúcar y también a las bebidas de 9 gramos. Las tarifas serán entre 38 pesos y 65 pesos, respectivamente.
Mientras que en el caso de los productos comestibles ultraprocesados, “estos serán sujetos de impuesto a partir de la cantidad de sodio, azúcares y grasas saturadas, todos con la fórmula de cantidad en gramos dividido en el número de kilocalorías. En los productos que reflejen un resultado mayor al de 10%, tanto con azúcares como con grasas saturadas, se les aplicará el impuesto. Entre tanto, en el 2024, el impuesto subirá al 15%”, explica Valbuena.
El Gobierno Nacional ha dicho que el objetivo de este impuesto y de todos los impuestos saludables es aumentar el recaudo mientras se reduce la presión sobre el sistema de salud; afirmación que comparte la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Para la Organización, este tipo de impuestos representan un impacto positivo en la población y dan como resultado una triple ganancia para los gobiernos con poblaciones más saludables, generando ingresos fiscales inmediatos y, según se lee en su página web, tienen el potencial de reducir costos en la atención médica.
¿Cuáles alimentos sí tendrán un nuevo impuesto?
Entre los alimentos que sí empezarán a pagar un porcentaje adicional por tener cierto nivel de azúcar y de sodio. Estos son:
Bebidas gaseosas o carbonatadas, bebidas a base de malta, bebidas tipo té o café, bebidas a base de fruta en cualquier concentración, refrescos, zumos y néctares de fruta, bebidas energizantes, bebidas deportivas, refrescos, aguas saborizadas y mezclas en polvo.
También subirán de precio los alimentos ultraprocesados, que son todos aquellos formados por sustancias extraídas o derivadas de alimentos y que tienen aditivos y cosméticos que dan textura y color. El aumento de estos se fijará de acuerdo al contenido de azúcar.