Por considerar que representan un grave peligro para la sociedad, los diez integrantes de la banda de Los Maracuchos fueron enviados a la cárcel. Estas personas, según las pruebas presentadas por la Fiscalía General, emprendieron una batalla sin cuartel para controlar el tráfico de drogas en el centro de la capital de la República.
En su argumentación, la jueza de control de garantías de Bogotá cuestionó la falta de escrúpulos y la sevicia de los procesados para ejercer actos de tortura en contra de los integrantes de los otros bandos, así como gente que estaría afectando su actividad ilegal.
Para sembrar el miedo, estas personas habrían asesinado, descuartizado y embolsado a sus víctimas para luego botar sus cadáveres en diferentes puntos de la ciudad. Alias Leo, el jefe de la organización, era el encargado de ordenar estos actos atroces.
En una de las interceptaciones se escucha como Leo, el jefe de la organización ordena “botar a la basura” a uno de los cadáveres para que fuera recogido por un camión. Eso, según la funcionaria judicial, demuestra la “indolencia” del jefe de la organización delictiva.
Igualmente, dos de los principales sicarios de la banda, conocidos con los sobrenombres de Chito y Blancanieves, no mostraron ninguna “clase de arrepentimiento” por sus actos en ningún momento. Los testigos presenciales señalaron que retenían, torturaban y asesinaban a sus víctimas a sangre fría.
Incluso, alias Leo ordenó asesinar y embolsar a integrantes de su propia organización argumentando traición. A mediados del mes de abril fue detenido un ciudadano venezolano que trabajaba para ellos. “Lo metieron a un edificio por los lados de la Calle 24 con Caracas (...) ese día yo estaba trabajando y en el sector se tenía conocimiento que iban a coger al venezolano identificado como Yofran porque al ‘Lobo’ y a ‘Leo’, les había llegado el chisme que él estaba entregando información a otra banda y que adicional a lo anterior él tenía conocimiento del paradero de ‘libanesa’ qué se había escapado con un dinero y una gran cantidad de estupefacientes”.
El testigo aseguró que dentro del apartamento -que era propiedad de uno de los jefes de la organización- lo torturaron y lo mataron. “Luego lo embolsaron y lo sacaron en una carreta que se le quitó a un man que también estaba reciclando (...) A mí me pidió la carretilla, Jhonny y Masacre, fue porque ese combo completo estaba asesinando al man (…) Otto es la persona que prestó el edificio donde se presentó la tortura y maltrataron a esta persona” (sic). Tres integrantes de Los Maracuchos fueron los encargados de trasladar en la carretilla el cuerpo sin vida de Yofran para dejarlo tirado en la calle 26 con Carrera 30.
La Fiscalía General también vinculó a los integrantes de esta banda por el crimen de José Valentín Montero Tambo, en hechos registrados el pasado 1 de abril. El cuerpo sin vida de este hombre fue encontrado por las autoridades en una lona sobre la calle 12 con carrera 16, en el centro de la capital de la República.
Las pruebas reseñan que Montero Tambo fue retenido por haber robado, supuestamente, la motocicleta de uno de los integrantes de la organización. “Él estaba trabajando por la calle 21 con 17, a la banda le llegó el chisme que él era uno de los que estaba robando las motos y por eso los policías hacían presencia en el sector”, señaló la fiscal del caso al citar a una fuente humana que presenció los hechos.
Los integrantes de la organización empezaron a hacer vigilancia en el sector. “La orden era buscar al ‘chacero’ y llevarlo al edificio de Otto. En diferentes oportunidades dieron la orden de ubicarlo (…) luego ellos lo ingresaron al edificio, a una pieza, lo amarraron, ese man estaba llorando”.
Otro testigo aseguró que el hombre fue torturado y golpeado hasta la muerte. (…) en este edificio se quedó Blancanieves, Lobo, Leo y Mechas”. Estos cuatro integrantes de la banda fueron los encargados de desmembrarlo, meterlo en la lona y sacarlo.
La Policía Metropolitana de Bogotá indicó que esta organización tendría una estrecha relación con el ‘Tren de Aragua’ y tendría sus bases en las rentas criminales provenientes del tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y homicidio, lo que estaría reflejado en nueve asesinatos, de los cuales cinco hechos estarían relacionados con personas dejadas en bolsas en la vía pública y quienes presentaban señales de tortura. Otros cuatro homicidios se habrían cometido bajo la modalidad de sicariato.
Para la jueza, ninguno de los capturados cuenta con arraigo en Colombia. Igualmente, estando en libertad -y teniendo en cuenta lo dicho por varios testigos- podrían atentar contra los declarantes y eliminar varias pruebas, hecho por el cual se hace necesario que sean privados de su libertad en centros carcelarios.
El pasado miércoles la Fiscalía General les imputó los delios de concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes, tortura, homicidio, tentativa de homicidio, y porte de armas de fuego. Los procesados se declararon inocentes.