Aunque el expresidente Álvaro Uribe se negó a comparecer ante la Comisión de la Verdad, dado que esa instancia fue creada en el acuerdo de paz entre el Gobierno Santos y las Farc, el exmandatario aceptó reunirse en privado con el padre Francisco de Roux, a quien le guarda un gran respeto.

El encuentro se realizará este lunes, en la casa de Uribe, en Rionegro (Antioquia), donde ambos hablarán sobre falsos positivos y el conflicto armado en el país.

SEMANA conoció en exclusiva el documento ‘Falsos positivos y seguridad democrática’ que contiene los 61 puntos con los que Uribe explicará su actuación en medio de la guerra contra las Farc, el Eln y los grupos paramilitares, como gobernador de Antioquia y también como presidente de la República, entre 2002 y 2010.

“Como gobernador y presidente hablé mucho con integrantes de las Fuerzas. Ninguno recibió mal ejemplo de mi parte, ni de palabra ni de obra”, dice Uribe en el documento que expondrá ante el padre de Roux, quien intervendrá las veces que sea necesario y podrá contrapreguntarle.

ÁLVARO URIBE | Foto: Juan Carlos Sierra

“Para mí era muy difícil creer que había falsos positivos, pero siempre procuramos actuar a tiempo”, señala el expresidente.

El documento está dividido en capítulos: seguridad democrática; delitos presuntos de fuerza pública; Gobernación de Antioquia; seguridad democrática; falsos positivos; tratamiento diferente a guerrillas y paramilitares; perdón; y Comisión de la Verdad.

Uribe sustentará que hubo “toda la generosidad con la reinserción de miembros pertenecientes a grupos ilegales”. Para ello mostrará que, en su gobierno, hubo 53.000 desmovilizaciones y 39.000 capturas. Uribe explicará por qué Luis Carlos Restrepo, su excomisionado de paz, es a su juicio “un mártir”.

Hablará de la gestión de sus ministros de Defensa y de la directiva 300-28, del 2007, donde se retiró la “prevalencia de las desmovilizaciones”.

En el capítulo de delitos presuntos de la fuerza pública, Uribe será muy explícito en hablar de los hechos ocurridos en Guaitarilla (Nariño), donde su orden fue hacer público “todo”. En ese municipio siete policías murieron masacrados en medio de un confuso enfrentamiento con el Ejército.

Sobre la masacre de Jamundí, donde el Ejército atacó a un cuerpo élite de la Dijín, recordará que pidió que esa investigación la desarrollara la justicia ordinaria y no la penal militar.

Los falsos positivos de Soacha han conmovido al país. En su conversación con el padre de Roux, Uribe va a aceptar que cometió un error al decir que “no estarían cogiendo café”, al referirse a las víctimas que en ese momento fueron presentadas como bajas en combate. Explicará que lo hizo al ser mal informado.

FRANCISCO DE ROUX SACERDOTE JESUITA JEP BOGOTA, JULIO 12 DE 2018 FOTO LEON DARIO PELAEZ/ SEMANA | Foto: derechos de autor si

También expondrá la purga de 27 altos oficiales del Ejército, en el 2008, como una prueba clara de su compromiso contra ese tipo de prácticas macabras en las filas. “Procedí de inmediato. Difícil creerlo, pero siempre actué de inmediato. Una decisión muy dura para alguien que como mi persona tiene afecto por las Fuerzas Armadas de Colombia”, le dirá Uribe al padre de Roux.

Sobre su presión a la fuerza pública, el expresidente dirá: “Uribe exigía resultados. En todo y con transparencia”.

Así mismo recordará que, en las zonas especiales, mantuvo la exigencia de que fiscales acompañaran las operaciones militares y que “todo cuerpo de alguien dado de baja solamente lo podía mover el CTI de la Fiscalía”.

Uribe será tajante en que la llamada doctrina Vietnam, de conteo de cadáveres, “nunca se aplicó, ni se mencionó”, como lo llegó a sugerir el expresidente Juan Manuel Santos en su comparecencia ante la Comisión de la Verdad.

Por el contrario, hablará de “bombardeos selectivos que nunca afectaron comunidades”. Lo mismo dirá de las fumigaciones aéreas contra los cultivos ilícitos, sosteniendo que solo causaban daños en las hectáreas de coca y nunca a terceros.

El expresidente Uribe explicará cuál fue la tarea del expresidente Francisco Santos en materia de derechos humanos y cuáles fueron sus logros y su trabajo frente a organismos como la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

“El 14 de junio de 2006, el ministro Camilo Ospina firma el acuerdo con Fiscalía para que esta entidad y no la Justicia Penal Militar avoque la investigación inicial sobre personas dadas de baja. El Consejo de Estado lo declaró nulo en septiembre de 2012. Nos acusaron de haber eliminado la Justicia Penal Militar”, le dirá Uribe al padre de Roux.

“Nunca se desestimó una denuncia, me era difícil creer que había falsos positivos, pero para cumplir el deber procuramos actuar siempre a tiempo. Por eso extraña la diferencia en cifras entre Fiscalía, Cinep, Centro Nacional de Memoria Histórica y algunas ONGs”, señalará Uribe.

En el capítulo de su paso como gobernador de Antioquia, se detendrá en las Convivir. Y explicará que su creación fue avalada por la Corte Constitucional y que fueron vigiladas por la Superintendencia de Seguridad. “He creído en la colaboración ciudadana con la Fuerza Pública. Convencer a las Fuerzas y a la ciudadanía. Crea más transparencia, más confianza”, dice Uribe en el documento. En total, durante su Gobierno, reconocerá que hubo 4,6 millones de cooperantes “sin quejas”.

Dirá que, en su paso como gobernador, se protegió a la Unión Patriótica y que hizo parte de la Comisión de Paz de Antioquia ad honorem por designación del presidente Belisario Betancur. Recordará su discurso ante los asesinatos de Héctor Abad y Leonardo Betancur, ambos prominentes líderes defensores de derechos humanos. Y se referirá al caso de Jesús María Valle, el defensor de derechos humanos que fue asesinado en 1998.

En el capítulo de seguridad democrática, Uribe sostendrá que en su gobierno se protegió a la oposición y hablará de un modelo de seguridad y paz, poniendo como ejemplo el rescate de Íngrid Betancourt, un grupo de militares y los contratistas estadounidenses en la Operación Jaque. Resaltará que se respetó la vida de los guerrilleros en tierra y que en ese operativo no se derramó una gota de sangre.

“Ofrecimos beneficios de protección para que los guerrilleros se desmovilizaran y entregaran secuestrados (...) Reproché la conducta de un señor Rojas que trajo parte del cadáver de Iván Ríos para pedir recompensa”, señala Uribe en el documento.

En materia de falsos positivos, el expresidente hablará de los casos emblemáticos, del número de bajas, de la directiva de estímulos económicos sobre información eficaz para civiles, de los criterios de evaluación para los ascensos en la fuerza pública y de las modificaciones que ordenó en su Gobierno.

Le dedicará un capítulo especial a lo que llamaba “falsas acusaciones, ONG’s de sesgo ideológico”. “Para algunas los DDHH son máscaras para ocultar su sesgo político”, dice el documento de Uribe.

En este capítulo, el exmandatario recordará que un relator de la ONU dijo: “No he encontrado pruebas que indiquen que estas ejecuciones extrajudiciales se llevaron a cabo como política oficial del Gobierno”.

El expresidente hará una férrea de las Fuerzas Armadas. “Han sido democráticas y constitucionales, nunca al servicio de dictaduras, sometidas al escrutinio público, y severamente sancionadas. ¿Por qué las igualan al terrorismo?”, dirá Uribe.

Cuestionará que a algunos integrantes de las Fuerzas Armadas se les obligue a reconocer un delito no cometido ante la JEP para buscar la libertad.

Señalará que los delitos de guerrilleros y paramilitares fueron igual de graves.

“Sus delitos son iguales desde la ética, ambos causan profundo daño al prójimo, la moral, no obstante el respeto a la moral como código íntimo de las personas, en las sociedades democráticas debe haber unos valores comunes como el respeto a la vida; y, desde lo jurídico”. Por eso explicará su diferencia con la Corte Suprema de Justicia “por la aplicación segmentada de la sedición”.

“Nunca hablé con paramilitares. Me negué. Saludos casuales con Mancuso en Montería, antes de que fuera paramilitar”, dirá Uribe, quien hablará de la historia de la hacienda Guacharacas y del daño moral y económico que ha sufrido su familia.

El expresidente Uribe recordará todas las veces que ha ofrecido perdón a las madres de Soacha por los falsos positivos. Finalmente, expondrá sus mayores críticas al proceso de paz de La Habana. En el documento conocido por SEMANA, también explicará por qué no compareció formalmente ante la Comisión de la Verdad.

“No puedo reconocer a la Comisión de la Verdad. Ilegitimidad de los acuerdos (...) La verdad es imperativa en el debate público. Sin ella se afecta el Estado de Opinión que es la fase superior del Estado de Derecho, nunca su antítesis”.

La conversación entre Uribe y el padre de Roux no tendrá límites en el tiempo. Uribe va a cerrar su intervención diciendo: “Mi familia y yo hemos sufrido todas las violencias, nunca nos hemos declarado víctimas”.

“Entre 2002 y 2010 el país mejoró bastante en seguridad, en su economía y en la reducción de la pobreza. Muchas informaciones estadísticas se conocen sobre disminución de delitos y de fuentes de financiación como narcotráfico, secuestro y extorsión”, concluirá Uribe, en defensa de su gestión como presidente entre 2002 y 2010.