Este domingo, 17 de marzo, se registró el fallecimiento de Lía Esneda Ruíz, madre de la senadora Piedad Córdoba Ruíz. La noticia fue confirmada a SEMANA por familiares y allegados de la dirigente política que aseguraron que el deceso se presentó en la ciudad de Medellín, donde vivía desde hace mucho tiempo.
La noticia se da después que la congresista Piedad Córdoba falleciera en la capital antioqueña por un infarto el pasado 21 de enero.
En diferentes entrevistas e intervenciones Piedad Córdoba destacó el carácter de su madre, asegurando que siempre luchó en contra del racismo que vivía día a día; asegurando que de ella había adquirido el carácter obstinado que la motivaba a luchar por sus ideales y defender sus ideas.
“Mi madre me enseñó la dignidad y la fortaleza”, aseguró Piedad Córdoba en una entrevista con el diario El Tiempo en mayo de 2012. Para ese entonces estaba muy alejada de la actividad política por la sanción disciplinaria que le había impuesto, años antes, la procuraduría de Alejandro Ordóñez Maldonado, por haberse extralimitado en sus funciones en medio de las negociaciones con la guerrilla de las Farc.
Lía Ruíz, una profesora de escuela nacida en Yarumal, Antioquia, se enamoró del director de la escuela de Puerto Valdivia, Zalubón Córdoba, en medio de los comentarios racistas y presiones de su familia y hasta de la misma iglesia. Junto a Zalubón tuvo nueve hijos, siendo la mayor Piedad Córdoba.
La muerte de Piedad Córdoba
En la tarde del pasado domingo 21 de enero se confirmó el fallecimiento de la senadora del Pacto Histórico, Piedad Córdoba Ruiz, una de las mujeres más reconocidas de la política colombiana en la última década. Sus familiares aseguraron que la congresista venía presentando graves problemas de salud.
En entrevista con SEMANA, Natalia Castro, hija de Piedad Córdoba, contó los minutos finales al lado de su madre y lo que ocurrió mientras se encontraban en su apartamento en Medellín.
“Estaba sentada, yo decía, ‘ella se está colocando muy blanca’, empecé a ponerle alcohol y cosas así, pero empezó a emitir unos sonidos extraños. Pensé que estaba respirando mal, entonces llamaron a la ambulancia, pero no contestaron”, contó.
Después de esto tuvo que gritar por ayuda a sus vecinos: “Yo saqué mi cabeza por la ventana de la casa y llamé a los escoltas para llevarla a la clínica más cercana. Me bajé de la ambulancia, casi sin detenerse, tumbé esa puerta de la clínica, grité pidiendo ayuda y los médicos dicen que, cuando la acostaron en la camilla, ya había fallecido. Ellos le hicieron los masajes para revivirla, pero informaron que no había nada qué hacer. Pedí que le pusieran oxígeno, pero no”.
“Yo le decía a mi mamá que me mirara, le pegaba en la carita, le decía, ‘mamá, yo estoy acá, cómo me haces esto’, le pedía que por favor se quedara”, contó Natalia.
Igualmente, recordó lo que ocurrió ese día. “Esa mañana (sábado 20 de enero), me levanté tarde. Me cuentan que ella, con la alegría que la caracterizaba, llamó a uno de sus escoltas bromeando. Le puso un mensaje en su teléfono celular. “Mi adorado Manuel, sube por favor, y me ayudas a hacer el desayuno”. Efectivamente, él subió y le preparó unos huevos revueltos. Él la apreciaba mucho. Después, él fue a comprarle unos buñuelos porque ella le pidió el favor. Mi mamá preguntó si había llegado la empleada y él le respondió que no porque eran las 7:00 a. m. Ella subió a su cuarto. Cuando me levanté vi que mi mamá estaba durmiendo, al rato se despertó, me dijo que iba a mirar una receta y preguntó qué hacíamos de almuerzo. Yo le respondí que usáramos el arroz que había quedado del día anterior que estaba tan rico, papas bravas, carne asada y ensalada, pero como a ella le gustaba que quedara todo de buen sabor, me dijo: ‘¿Cómo harás la carne si no está bien sazonada?’.
Me puse a hablar con la muchacha del servicio, le dije que hiciéramos unos camarones al ajillo. Y volví a donde mi mamá y le mostré otra receta. Subió a su cuarto mi hermano Camilo, ella habló con él, nos reímos; yo me bajé, él también y me fui a hacer el almuerzo. Ella quedó superbién. Al rato, cuando subí de nuevo y fui al baño, mi mamá estaba desgonzada. La escena fue muy fuerte, todo en cuestión de segundos, no sé qué pasó”.
Natalia cuenta que su mamá estaba estresada en los últimos días, principalmente luego de que su hermano Álvaro Córdoba admitiera cargos por narcotráfico en Estados Unidos. “Estresada con todo lo que le montaron en este país, la persecución, ¿quién no se va a estresar? Ella demostrando su inocencia y cada vez le salían más cosas. Ella tenía sus achaques, pero normal, el estrés”.
“Es que es familia, familia es familia y a uno le duelen los problemas de la familia, a uno le duele que un hermano tenga problemas y que uno no sepa qué hacer. Ella no sabía que él se iba a declarar culpable. Nosotros no teníamos la más mínima idea. Claro, obvio, era su hermano, con el que hacía política. A uno le duele porque uno confiando y de un momento a otro que él diga que es culpable y mi mamá sin saber. Mi mamá siempre confió en su inocencia, pero pues a todos nos sorprendió”, contó Natalia.