“Vacas no había”. De esta forma resumió la jueza 79 de control de garantías el proceso que se adelanta contra el empresario Felipe Rocha Medina, señalado por la Fiscalía General de estafar a un centenar de personas con un negocio que prometía multiplicar las inversiones y rentabilidades mediante la compra de ganado.
Rocha Medina, integrante de una de las familias ganaderas más reconocidas e importantes del centro del país, vinculó a amigos muy cercanos que poco a poco fueron convenciendo a otras personas para que invirtieran en este prometedor negocio. Teniendo en cuenta la tradición de la familia del joven empresario y su reputación, tomaron la decisión.
Sin embargo, con el pasar de los meses, Rocha empezó a presentar todo tipo de excusas para justificar las demoras en la entrega de dinero. Para la jueza fue “impresionante” la forma como se aprovechó de la situación para seguir buscando inversionistas, pese a que era evidente que no tenía cómo seguir sosteniendo su negocio.
En su extensa intervención, la jueza de control de garantías manifestó que Rocha Medina representa un peligro para la sociedad y puede fugarse, debido a su capacidad económica y antecedentes cercanos que demuestran su facilidad para viajar y quedarse por varias temporadas en el extranjero.
“Lo importante es lo que pasó acá. Una situación muy grave, un importante número de personas defraudadas en miles de millones de pesos por parte de una persona de su mismo entorno social”, precisó la jueza al poner de presente los agravantes en el actuar de Rocha. “La medida de aseguramiento es absolutamente necesaria”.
Para la jueza, como demostró la Fiscalía, Rocha envió un centenar de correos electrónicos en los que les señalaba a sus inversionistas que estaba comprando ganado y que lo estaba resguardando en una finca de su propiedad.
Pero nadie fue hasta esa finca y por ahora se sabe que todos esos documentos habrían sido alterados para que sus inversionistas, muchos de ellos personas cercanas a su familia y grupo de amigos, le siguieran reclamando por la falta de resultados en la empresa.
Rocha –advirtió la jueza– se aprovechó de sus conocimientos para engañar a personas que se dedicaban a los negocios y a quienes les mintió en varias oportunidades.
“Es más, al aportar esos dineros que ellos (víctimas) solicitaban, creaba en ellos tanta confianza que decían: ‘no, no me entregue la inversión, sigamos, continuemos reinvirtiendo y reinvirtiendo’”, afirmó la juez al citar uno de los argumentos de la Fiscalía General.
Por la gravedad de los hechos, la jueza de garantías consideró que no se le podía dar una libertad provisional ni una detención domiciliaria. “¿Cuál es el mensaje para la sociedad? Entonces la persona puede estafar y defraudar, y lo enviamos para la casa. Pues la respuesta es un no rotundo porque queremos proteger a la comunidad, queremos evitar un riesgo de no comparecencia”.
La defensa de Rocha, quien no mostró su rostro durante toda su audiencia, manifestó que iba a presentar recurso de apelación que deberá resolver un juez de conocimiento de Bogotá.