El fiscal General, Francisco Barbosa, detalló los avances sobre la investigación para esclarecer los hechos que rodearon la tragedia que se registró en la cárcel de Tuluá y que deja hasta el momento 51 internos muertos y casi un centenar de heridos, algunos de ellos de extrema gravedad y que están bajo pronóstico reservado.
Barbosa explicó que los fiscales designados están buscando establecer si se presentaron fallas humanas por parte de los funcionarios del Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) al momento de atender la situación.
Con la recolección de pruebas documentales y testimoniales se busca “establecer si existieron responsabilidades por parte de la guardia de ese centro carcelario”. Entre estas pruebas se encuentran los reportes de Medicina Legal como las “inspecciones técnicas a cadáveres, que nos va a permitir tener una certeza de lo que ocurrió en tiempo, modo y lugar”.
SEMANA conoció en exclusiva el registro fílmico del interior del pabellón 8 del centro penitenciario de Tuluá, luego de la conflagración que terminó con la vida de 51 privados de la libertad y dejó a 24 más heridos.
Las duras escenas dan cuenta de los estragos físicos que causaron las llamas que habrían sido generadas, inicialmente, por una colchoneta, según el reporte del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec).
El fuego que inició a la 1:30 a. m. de este martes 28 de junio acabó con todo lo que encontró a su paso. En el video se ven las cenizas, el material que se quemó y la batalla que dieron las víctimas para tratar de apagar el incendio.
En una fotografía se pueden percibir las huellas que dejaron en la pared algunos presos mientras las llamas los alcanzaban y en los pasillos quedaron plasmados los constantes recorridos que hicieron para mermar el fuego con el agua de los baños.
“Se ven todas las manitos buscando, en el desespero, agua. El sentimiento de desesperación se refleja en los baños. Hay una angustia en cada foto”, detalló una persona que ingresó a inspeccionar el lugar donde ocurrieron los hechos.
Si bien la emergencia empezó tras una violenta riña entre dos bandos del plantel, cuando se enfrentaron con armas blancas artesanales y objetos contundentes, los investigadores del CTI de la Fiscalía encontraron los cadáveres juntos.
“Cuando quedan todos amontonados, uno encima del otro, lo que dice es que en ese momento no había bandos, sino el instinto de supervivencia. La posición de los cuerpos era como agachaditos”, le comentó una fuente a SEMANA.
Los primeros análisis de la Policía Judicial indican que solo una persona murió calcinada tras el voraz incendio: la misma que habría iniciado la discusión al interior de una de las celdas. Los demás fallecieron producto de la inhalación de humo.
Otra de las escenas que conmovió a los inspectores ocurrió en el baño: dentro de una de las tasas del inodoro estaba el cadáver de un hombre que trató de esquivar la humareda que lo estaba afectando.
“Es mucha tristeza, muchos sentimientos encontrados porque es impresionante cómo estaban amontonaditos”, concluyó el relato de una de las personas que integró la comisión de vigilancia para esclarecer la situación que estremeció al mundo.
Si bien las familias han cuestionado las versiones que ha entregado la dirección general del Inpec sobre cómo ocurrió la emergencia, esa institución respaldó el proceder de sus hombres alegando que hicieron todo lo que tuvieron en las manos.
“Si ustedes se dan cuenta, ellos actuaron de manera pronta y lograron poner a buen recaudo a la mayoría de los privados de la libertad. Pero un evento desafortunado y una tragedia”, dijo el director del Inpec, brigadier general Tito Yesid Castellanos.
Con extintores portátiles de conflagraciones trataron de bajarle el volumen al fuego a la par de que los reclusos eran evacuados de la zona hacia un sitio donde les brindaron los primeros auxilios. En esa respuesta inmediata, dos guardias resultaron heridos.
Mientras apagaban las llamas, los organismos de socorro observaban los cuerpos de las víctimas mortales.