En menos de cinco minutos Gabriel González, el hombre señalado de asesinar a sangre fría a su propio hijo en un hotel en Melgar (Tolima), volvió a sentir los grilletes. Tras salir de la audiencia en la que le imputaron el delito de cohecho por intentar sobornar a un policía con un billete de 50 mil pesos, fue recapturado en un operativo de película para ser ingresado nuevamente a la sala de audiencias.
El hombre tendrá que responder ahora por el delito de homicidio agravado. Esto por haber planeado el asesinato de su hijo como un acto de venganza por el hecho que su madre había decidido emprender otra relación sentimental tras el divorcio.
Fue en cuestión de segundos que a este hombre se le borró la sonrisa en la cara, la misma que ha sostenido cínicamente desde que fue capturado en la tarde del pasado miércoles cuando se movilizaba en un bus de servicio público rumbo a Cali.
Tras la recaptura, el hombre fue trasladado a una sala de la estación de policía del municipio del Nilo (Cundinamarca) donde fue reseñado. Acto seguido, le pusieron un chaleco antibalas y fue retirado de los juzgados por agentes del CTI de la Fiscalía y la Policía hasta una patrulla.
A las afueras del lugar lo esperaban un centenar de personas lo que obligó a la rápida reacción de las autoridades para evitar un linchamiento. “Asesino, maldito asesino”, gritaba la multitud que, en un punto, quisieron hacer justicia por mano propia.
El operativo tiene implícito un deja vu, recordando el caso del comandante guerrillero Seuxis Paucías Hernández Solarte, alias Jesús Santrich, quien sintió que cuando recuperaba su libertad fue recapturado cuando apenas había pasado por la puerta de la cárcel La Picota.
Por el delito de homicidio agravado González se expone a una sentencia de 60 años de prisión. Pese a que acepte cargos no recibirá ningún beneficio de pena, puesto que así lo establece la ley cuando la víctima es un menor de edad.
El agravante, en este caso, es mayor puesto que existió una planeación. Así como el hecho que la víctima es su propio hijo, a quien llevó mediante engaños hasta Melgar para luego asfixiarlo en la habitación que compartían.
El caso marca una sevicia pocas veces vista puesto que el hombre fue esbozando instrucciones sobre lo que iba a hacer con el niño. Igualmente, le mandó un mensaje a la madre confirmando que el menor estaba muerto, acto seguido le escribió “ahora sí puede ser feliz”.
Nunca olvidaré la voz de Gabrielito
Los familiares del pequeño Gabriel Esteban Cubillos espera que caiga todo el peso de la ley en contra de Gabriel Enrique González: “no merece más, que nos ayuden para que pague por lo que hizo por el niño”. La tía del menor rechazó totalmente la teoría que el exesposo de su hermana tenga problemas mentales: “Ese man era cuerdo, ese man sabía lo que hacía (...) él es muy tranquilo y no demostraba nada”.
Después del 23 de septiembre, cuando se cumplió una cita de conciliación y caución por la demanda que le habían presentado, los familiares creyeron falsamente que el padre del menor se había calmado pero estaban muy equivocados pues ese tiempo lo utilizó para planear el atroz crimen. “Después de esa cita la llamó y le dijo ‘no te voy a molestar más, no voy a hacer más denuncias, vas a estar tranquila’”.
Pese a la gravedad de los hechos y que ya llevaban cinco meses separados había recibido el permiso para estar cada 15 días con el niño. Por esto le enviaron un mensaje a las comisarías de familia para que analicen los casos. “Hay que entrar en fondo, no poner citaciones tan largas, hasta el 24 de octubre tenían una nueva cita, hay que agilizar todo”. Con el corazón destrozado la tía del menor recordó cómo era el pequeño Gabriel.
“Gabriel era hermoso, era muy alegre, tierno, un poco de malgenio, pero era muy tierno. Siempre me besaba mi nariz, era muy tierno, mi hijita pequeña solamente jugaba con Estebitan”. Recuera que “ayer tenía su voz en los oídos diciéndome, ‘¡Hola, madrina! Él siempre me replicaba que yo era la madrina de bautizo (...) Esa voz jamás se me va a olvidar”.