La monja colombiana María Berenice Duque Hencker y el papa Juan Pablo I serán beatificados, según confirmó este miércoles el Vaticano.

La Santa Sede hizo el anuncio sobre la monja Duque Hencker luego de que haya reconocido un milagro atribuido a su intercesión. Así las cosas, el papa Francisco ha autorizado promulgar el decreto de su beatificación tras mantener una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

La monja, de nombre secular Ana Julia, nació en Salamina (Colombia) el 14 de agosto de 1898 y murió en Medellín (Colombia) el 25 de julio de 1993. Además, fue fundadora de la Congregación de las Hermanitas de la Anunciación.

El decreto resalta que su obra se caracterizó por el servicio a los pobres y la promoción social de los niños, jóvenes y mujeres, sin distinción de razas ni condición social, así como por la fundación de Congregación de las Hermanitas de la Anunciación, que hoy está presente en 15 países.

Así también, la Santa Sede aprobó la beatificación de Juan Pablo I (Albino Luciani), sumo pontífice nacido el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale, (hoy Canale d’Agordo, Italia) y fallecido el 28 de septiembre de 1978 en el Palacio Apostólico (Estado de la Ciudad del Vaticano).

Así también, la Santa Sede aprobó la beatificación de Juan Pablo I (Albino Luciani), sumo pontífice nacido el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale, (hoy Canale d’Agordo, Italia) y fallecido el 28 de septiembre de 1978 en el Palacio Apostólico (Estado de la Ciudad del Vaticano). | Foto: 2011 Gamma-Rapho

En el mismo decreto, el papa autorizó reconocer el martirio de los Siervos de Dios Pedro Ortiz de Zárate, sacerdote diocesano, y Juan Antonio Solinas, sacerdote profeso de la Compañía de Jesús, asesinados por odio a la fe el 27 de octubre de 1683 en el Valle del Zenta (Argentina).

El milagro por el que será beatificada la monja colombiana

Sebastián Vásquez Sierra nació en Caldas, Antioquia, una enfermedad lo había condenado a la inmovilidad. Parapléjico, pasó sus primeros años arrastrándose, hasta que una silla de ruedas le permitió ir al colegio. Fue muy difícil para él por vivir en el campo.

Lo desahuciaron en un tratamiento que le practicaron en el Hospital San Vicente en Medellín. La única salida que encontró fue el consejo de una profesora que le dijo que le rezara a María Berenice, invocando esa cultura paisa que se aferra a sus santos y sus religiosos hasta en la última instancia.

Nueve años esperó Sebastián Vásquez, en los que rezó todos los días. En un sueño, su inconsciente le dibujó una escena reveladora: lo empujaban de una camilla, e inexplicablemente se levantaba y caminaba. Se mostró ante su papá, quien no le creyó: “usted no puede caminar, usted es parapléjico”, repetía. Esa fue una de las últimas noches que Sebastián vivió siendo parapléjico.

Hoy está estudiando y trabaja en una biblioteca. Cinco médicos estudiaron el caso, estuvieron en el tribunal, no le encontraron explicación de que pudiera caminar después de haber tenido aquel padecimiento, “por la medicina no podemos entender esto”.

Uno de los pensamientos que María Berenice dejó consignados en su máquina dice: “cada uno llevamos en nuestro corazón un recuerdo de lo que María ha hecho por nosotros”, tal vez para todas las personas que ayudó esta frase no les remita a la Virgen María, sino a María Berenice, a quien seguramente en el futuro se le pueda decir santa.