Este miércoles 2 de marzo fue legalizada la captura de Luis Carlos García Tabue, indígena de la comunidad Embera Katio, quien enfrenta un proceso por los hechos que rodearon la muerte de Hildebrando Rivera, en hechos registrados el pasado 25 de enero en la vía que conduce de Siberia a Funza (Cundinamarca).

En la decisión, el juzgado promiscuo municipal de Cota determinó que los agentes del Gaula que ejecutaron la captura de García Tabue le respetaron todos sus derechos, le pusieron de presente la existencia de una orden de detención en su contra, igual que sus derechos, se contactó a un familiar suyo, se le permitió comunicación con el líder de su comunidad indígena, se le proveyó de un traductor y se le brindó asistencia médica.

“No se vulneró el derecho a la dignidad del capturado”, precisó la funcionaria judicial al resolver la petición de la Fiscalía General para la legalización de la captura. En las próximas horas le imputarán el delito de homicidio, al considerar que participó activamente en la golpiza que acabó con la vida del conductor del camión de basura.

Audiencia de imputación de cargos contra Luis Carlos García Taube, miembro de la comunidad Embera Katio involucrado en la muerte de un conductor. | Foto: Captura de video

En la reconstrucción realizada por SEMANA, el trágico hecho se registró las 8:30 p. m. cuando el conductor arrolló a Ermilda Tunay Sintua, de 36 años, quien estaba embarazada, y a su hija Sara Camila García Tunay, de un año y nueve meses. Debido a la violencia del impacto fallecieron en el lugar de los hechos.

Angustiado por lo sucedido, Hildebrando llamó a su teléfono celular a Mario Calderón, gerente de Ecosiecha, para contarle lo que acababa de acontecer y pedirle ayuda. Mientras ocurría esto, los otros integrantes de la comunidad indígena intentaban tomar justicia por mano propia.

“Se escuchaba mucho ruido, golpes a la cabina, yo le comenté que no se preocupara, le dije que iba a llamar al Alcalde de Guasca para que nos ayudara a ponernos en contacto con la Policía”, contó Calderón. Pero mientras el gerente de Ecosiecha se trataba de comunicar con las autoridades, Hildebrando mandaba un audio de WhatsApp al grupo de trabajo revelando la tragedia que estaba a punto de comenzar.

“Uy, Dios mío, acabaron con el carro, tuve un accidente. Dios mío, van a acabar el carro. Ayúdenme”, fueron las palabras de auxilio de Hildebrando en medio de la desesperación. Afuera del vehículo, miembros de la comunidad Emberá que se percataron del accidente atacaban con palos y piedras la cabina del conductor, tratando de bajar a Hildebrando.

Los dos policías que se encontraban en la vía cerca al carro de Ecosiecha, y quienes también resultaron heridos, no pudieron hacer nada para tratar de proteger la integridad del hombre de 60 años y padre de tres hijos. Los indígenas lograron su cometido. Bajaron del vehículo a Hildebrando y con palos, piedras, patadas y a puño limpio lo golpearon de manera vil y salvaje.

En Guasca, Calderón y sus colaboradores trataban de comunicarse con Hildebrando, desconociendo lo que sucedía. De repente, una persona les contestó el teléfono y les aseguró “que no llamaran más a ese señor, porque lo iban a matar”. Y la sentencia se cumplió.

Hildebrando fue trasladado en una ambulancia a Bogotá. A las 9:46 p. m. ingresó al servicio de urgencias del Hospital de Engativá con múltiples traumas en cráneo, tórax y abdomen.

Debido a la complejidad del cuadro clínico, iba a ser trasladado al Hospital Simón Bolívar, pero los médicos decidieron intervenirlo quirúrgicamente. Sin embargo, en medio de la operación, el hombre presentó un paro cardiorrespiratorio y finalmente falleció.