La jornada de manifestaciones en el día del aborto legal y seguro terminó en un grave acto de intolerancia y violencia. Un grupo de vándalas intentó prenderle fuego a la entrada de la Catedral Primada en Bogotá, ante la mirada impávida de algunos funcionarios del distrito, conocidos como Gestores de Convivencia.
En videos que han circulado en redes sociales, se puede ver la agresividad y el odio con el que, en medio de chiflidos, los manifestantes celebran el haber podido encender una enorme llamarada.
Ante los graves hechos, miembros del Esmad fueron desplegados en la Plaza de Bolívar. Los uniformados custodiaban en la noche las instalaciones de la iglesia, la entrada principal del Congreso y también la carrera séptima y la carrera octava.
Las manifestaciones se dieron en un contexto que ha sido totalmente favorable a la interrupción del embarazo. En febrero de este año, en una muy polémica decisión, la Corte Constitucional fijó en 24 semanas el tiempo límite para que la mujer decida interrumpir el embarazo, sin que sea tipificado como un delito.
Con ese fallo, Colombia se convirtió en uno de los países del mundo que permite un rango de tiempo más amplio para que la mujer decida someterse a este procedimiento.
Antes de esta decisión, el aborto en Colombia se permitía solamente bajo tres causales: cuando existe riesgo de salud física y mental para la mujer, por malformación del feto o en casos en que el embarazo sea producto de una violación.
No es la primera vez, además, que se ataca a la Iglesia católica y la Catedral Primada, especialmente.
En marzo de este año, un grupo de personas que entró intempestivamente gritando arengas en plena misa. Una mujer que portaba una capucha blanca se subió en una banca para lanzar frases en ataque a las creencias de la fe católica, especialmente en materia del aborto. Otro de sus cómplices, también encapuchado, le respondía desde otro punto de la Catedral.
Una señora que se encontraba escuchando la misa se levantó molesta y trató de quitarle la capucha a uno de los hombres que interrumpió a la fuerza la ceremonia religiosa, pero se generó un forcejeo y de inmediato intervino el personal de seguridad del templo para solicitarles que se retiraran de la Catedral.
“Cuando bendicen fusiles y coronan a la Virgen”, gritaba otro de los atacantes, que se negaba a abandonar las instalaciones. Algunos asistentes quedaron perplejos ante semejante ataque, otros grababan la escena atónitos con sus teléfonos celulares.
La misma mujer encapuchada que interrumpió en ese momento la misa en la Catedral, lanzando gritos, ya había sido vista en varios puntos de la capital y pertenece a la llamada primera línea. Ella misma había protagonizado ataques llenos de agresividad contra varios medios de comunicación en la capital de la República. Lo ocurrido hoy es grave porque violenta las creencias religiosas de quienes estaban participando de la eucaristía en una de las iglesias más icónicas de Bogotá.
Colombia es un país con libertad de cultos y este tipo de ataques son inaceptables porque hieren las creencias íntimas de la gente. Además, son consideradas un delito.
Las redes sociales se llenaron de mensajes ante este indignante hecho.