Las comunidades indígenas del Chocó adelantan una protesta en las calles de Quibdó para exigir el pago de 30 mil millones de pesos. Para hacer escuchar sus peticiones, tomaron la decisión de cerrar las puertas de la Gobernación.
La toma arrancó a las seis de la mañana de este miércoles 3 de abril, tal como se anticipó hace unas semanas. El cierre de vías ha afectado la circulación de ambulancias y obligó a los empleados públicos a trabajar desde sus casas.
La manifestación está justificada con una millonaria deuda que se tiene por la prestación del servicio educativo de 2023, un contrato que tienen los indígenas con la Secretaría de Educación departamental para formar a los menores de edad.
Frente a la situación, la gobernadora Nubia Carolina Córdoba activó un canal de diálogo con las comunidades indígenas para resolver la situación: “Vamos a escuchar y a ser escuchados, reiteramos nuestra disposición al diálogo”.
En imágenes que circulan en las redes sociales se ve el perímetro del edificio de la Gobernación totalmente bloqueado por los indígenas. Esto ha afectado la movilidad de los ciudadanos y la atención a enfermos, pues en el sector hay un hospital.
Al parecer, una señora que necesitaba atención urgente habría perdido la vida por cuenta de los bloqueos. Sin embargo, las autoridades están avanzando en las investigaciones para establecer la veracidad de la denuncia.
SEMANA revela el peligroso acuerdo que se rompió entre indígenas y disidentes de las Farc en Toribío, y que desató una guerra
“Ellos dicen que son cuidadores de nosotros, pero son unos cobardes, no son familia, no son nada”. Con estas contundentes palabras, Francy Liliana Ascué les respondió a los criminales de las disidencias de las Farc que asesinaron el pasado sábado a su abuela Carmelina Yule. Esta veterana de la guardia indígena dio la vida para evitar que la estructura Dagoberto Ramos, que recibe órdenes del sanguinario Iván Mordisco, se llevara reclutado a un adolescente en zona rural de Toribío, norte del Cauca.
La valiente joven se inclinó en el ataúd de Carmelina, velada en la vereda La Bodega el pasado miércoles, y allí sentenció: “A la gente que le hizo esto les digo que son unos cobardes al dispararnos a nosotros, que no teníamos armas. Son unos simples señores que dicen ser nuestros cuidadores, pero mentiras, ellos no son familia, no estoy de acuerdo con la guerra que ellos han ocasionado contra nosotros (...). Mataron a mi abuela, pero hoy nacen muchos más guardias indígenas, ella nos encaminó a este proceso y ahora más que nunca vamos a seguir adelante. Y así nos amenacen de que si nos ven con chalecos y pañoletas de la guardia nos van a matar, pues bien puedan, vengan y mátennos a todos, pero nosotros vamos a seguir luchando”, dijo.
SEMANA visitó la zona y habló con varios líderes de la guardia indígena que hoy ven con repudio el actuar de la columna disidente Dagoberto Ramos, que opera en el nororiente del Cauca, principalmente en los municipios de Corinto, Toribío, Caloto y parte de Santander de Quilichao.
Aquellas personas, bajo la promesa de mantener su nombre en reserva, le dijeron a este medio que en 2019, luego del asesinato en esa misma zona de la gobernadora indígena Cristina Bautista y cuatro comuneros más, se hizo un pacto de no agresión con los criminales disidentes de las Farc.
“Nosotros hemos cumplido, pacificamos el territorio, sacamos a las tropas del Ejército y hubo un compromiso de desescalar la cruzada armada que ellos habían emprendido contra nosotros como organización indígena. Ellos se comprometieron a mantener un territorio en paz y a no reclutar a nuestros jóvenes, pero hoy vemos que incumplieron una vez más”.