Las redes sociales (en especial Twitter) se llenaron de mensajes de condolencia por la supuesta muerte de Monseñor Alirio López Aguilera, Capellán del Papa emérito Benedicto XVI.
Millones de colombianos lo reconocieron y amaron en vida, pues como párroco luchó por la convivencia entre las pandillas de la capital, pasando por el desarme, hasta el trabajo con las barras bravas, a través de la dirección del programa de la alcaldía de Bogotá “Goles en Paz”. También fue un personaje mediático, teniendo múltiples apariciones en televisión e internet.
SEMANA pudo confirmar las versiones sobre su muerte. Monseñor López sufría desde hace años un agresivo cáncer de estómago, el cual finalmente causó su muerte.
Hace un par de días, López tuvo que ser trasladado a un centro asistencial de Bogotá, pues la enfermedad avanzó un punto crítico, pero su diagnóstico puntual reciente era desconocido para la opinión pública por petición expresa de sus familiares.
El párroco fue trasladado a la casa de uno de sus hermanos, quien también es sacerdote, y recibió los santos óleos, así como la confesión. Finalmente falleció pasado el medio día de hoy.
En cuanto a su labor sacerdotal, Monseñor había sido trasladado recientemente de la parroquia de San Ambrosio, en el exclusivo barrio El Batán, en el norte de Bogotá, a la iglesia de San Diego, una de las más importantes del centro de la capital.
Los aficionados del club deportivo Millonarios tienen gratos recuerdos de Monseñor, quien se declaró hincha acérrimo del fútbol y de este equipo en especial.
Cuando se le visitaba en la casa parroquial del Batán, era común recibir un recorrido personalizado por todos los cuadros y fotografías suyas con personalidades del fútbol colombiano, como Valderrama, o internacionales, como el mismo Diego Armando Maradona.
Monseñor Alirio López nació en Bogotá el 21 de mayo de 1954 y recibió su ordenación sacerdotal el 22 de mayo de 1983.
Durante su vida, adelantó diversos estudios, entre ellos filosofía en el Seminario Mayor Arquidiocesano de Bogotá, teología en el Seminario Mayor Arquidiocesano de Bogotá, un posgrado en bioética en la Universidad del Bosque y finalmente realizó un curso de bioética en la universidad Atenaeum Regina Apostolorum de Roma. También fue profesor de comunicación social y periodismo de la universidad Javeriana.
“No mantendremos viva la fe católica regalando casas o regalando mercados, sino con testimonio cristiano y presentando un Cristo vivo y alegre”, explicaba en una de sus últimas entrevistas.
La Arquidiócesis de Bogotá hizo oficial la noticia sobre su deceso.