Ante las instalaciones de la Unidad de Reacción Inmediata (URI), en Sincelejo, se entregó el patrullero Jesús Bolaños Castro, uno de los señalados como presunto implicado en el homicidio de tres jóvenes perpetrado el pasado 25 de julio en el corregimiento de Chochó, Sucre. Bolaños confesó que conducía la camioneta en la que fueron presuntamente asesinados los muchachos.
De acuerdo con las declaraciones conocidas por SEMANA, el uniformado llegó a la intersección de la troncal de oriente (vía Chochó-Sincelejo) junto con la subteniente María Camila Buritaca. En el lugar estaban detenidos los tres jóvenes.
“Golpean la camioneta y yo me quería bajar, pero no me bajé. Mi teniente Camila baja el vidrio y se escucha a un uniformado que estaba con la cara tapada, mi teniente Camila se asoma, y gritan: ‘mi coronel, a la clínica más cercana que estos manes se desangran”, contó el Policía.
Según su testimonio, Bolaños no descendió de la camioneta sino que cuadró el vehículo, se subieron las personas y enseguida se dirigió a la clínica María Reina, en el centro de Sincelejo. “Desconocía cuantas personas iban atrás”, aseguró.
“Como conductor yo me conozco todo Sincelejo. Metiéndome por el progreso (un sector aledaño) yo salía derecho, pero eso estaba lleno de gente. Ahí fue cuando me dijeron que no me metiera por ahí porque había mucho trancón(...). Entonces, ahí fue cuando escuché que me dijeron que cogiera la vía más larga. Cuando yo arranco, yo prendo las sirenas. De hecho, atrás de mí venía otra camioneta (...). Cuando íbamos por un sector de la vía a Las Palmas se escucha que golpeaban abajo (simula el ruido de unas detonaciones). En mi ignorancia, pensé que eran piedras. Más adelante escucho como cuando uno revienta una bolsa de agua”.
Bolaños explicó cada una de las vías por las que transitó para llegar al centro hospitalario. Afirmó que nunca detuvo la camioneta, sino que disminuyó la velocidad cuando transitaban por una porqueriza, dando a entender que la zona es estrecha y venía un carro recolector de basura.
“Cuando íbamos llegando por las vacas mi coronel dice: central al parecer un 901. Yo me quedé quieto porque desconocía cuantas personas venían atrás. la otra camioneta que venía con nosotros ya nos había alcanzado hace rato. Cuando llego a la clínica (...) yo me bajo porque escuché que la quinta puerta la estaban cerrando mal. Cuando yo me bajo a mi me dio la pálida, yo comencé a caminar y varios funcionarios me preguntaban qué pasaba, y yo decía que no sabía. Desconocía qué había pasado en el platón. Ya después, como en un minuto, yo cerré el platón que estaba lleno de sangre”.
Al observar la escena, el uniformado relató que decidió preguntarle a sus compañeros sobre lo sucedido.
“Ellos estaba nerviosos y me decían: no, no, no pasó nada. Bueno, yo le di vuelta a la camioneta y ahí empezaron a preguntar todo lo que había pasado. Pero yo desconocía”.
El patrullero aclaró que “a simple vista no se veían impactos de balas. Indicó que al día siguiente, sobre las 4:00 p.m, puso la camioneta a disposición de la fiscalía sin lavarla y después se la devolvieron tal cual como la entregó. Posteriormente, según contó, cuando consultó con algunos compañeros, se enteró que en el platón hubo disparos y se percató de los impactos.
Carlos Ibáñez, Jesús David Díaz y José Carlos Arévalo fueron señalados por la Policía de ser integrantes del Clan del Golfo y de haber asesinado al patrullero Diego Felipe Ruiz Rincón, de 25 años, en el municipio de Sampués.
Las declaraciones, que fueron replicadas por el entonces comandante de la Policía departamental, el coronel Carlos Andrés Correa, fueron rechazadas por los familiares de las víctimas y por la comunidad. La población mostró su indignación y se organizaron manifestaciones para exigir justicia.
El jueves 4 de agosto, la Dirección General de la Policía Nacional ordenó el relevo inmediato del coronel Carlos Andrés Correa Rodríguez, hasta ese momento comandante de la seccional Sucre.