“Sustituir las 57 detenciones preventivas intramurales impuestas en Justicia y Paz a Salvatore Mancuso por otras sin esa connotación. En este caso, la obligación es suscribir la diligencia compromisoria en la que queden expresamente enumeradas las obligaciones y puntualizaciones que se hicieron en torno al componente de verdad y entrega de bienes”. Con estas palabras, el magistrado del Tribunal Superior de Bogotá José Manuel Parra le otorgó la libertad al poderoso exjefe paramilitar, luego de varios intentos fallidos.
Mancuso regresó a Colombia el 27 de febrero de este año en calidad de deportado. Desde entonces, tanto sus abogados como el gobierno del presidente Gustavo Petro han buscado que este exjefe paramilitar quede en libertad. El primer camino fue nombrarlo “gestor de paz”, pero le fue negada.
El argumento en ese entonces de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Barranquilla frente a la solicitud de libertad como “gestor de paz” fue que en el decreto por medio del cual se designó a Mancuso existen muchos vacíos sobre sus funciones, que raya en lo abstracto y no da claridad sobre lo que realizaría. “Por poco, se asemejan a las funciones que desempeña el alto comisionado para la paz”.
Entonces, Mancuso optó por buscarla vía tribunales. En varias ocasiones, le fue negada en el Tribunal Superior de Barranquilla y en el Tribunal Superior de Cundinamarca. Incluso la JEP, que lo vinculó pese a que no era beneficiario de esta jurisdicción, con la figura de “sujeto incorporado a la fuerza pública”, rechazó esa petición.
Por este motivo, el magistrado del Tribunal Superior de Bogotá dejó claro, antes de dictar la decisión: “Lo primero, afirmar la competencia de este tribunal y despacho para tramitar y decidir lo relativo a las medidas de aseguramiento del postulado Salvatore Mancuso Gómez”.
Pero tanto fue el cántaro al agua, hasta que por fin se rompió, en este caso, la detención de Salvatore Mancuso, quien se encuentra, hasta que la orden del magistrado sea ejecutada, en la cárcel La Picota de Bogotá.