El 15 de octubre de 2023, una mujer murió en una clínica de Popayán. Lo que parecía una muerte natural producto de una complicación médica se convirtió en una gran investigación de la Fiscalía. La muerte no fue una desafortunada coincidencia, fue un hecho deliberado, en el marco de una fallida intervención estética.
El Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía en Popayán asumió el caso. Una prueba tras otra llevaron a un único responsable: un enfermero que convirtió su casa en una sala de cirugías estéticas. Sin título ni experiencia ni la más elemental higiene, prometía resultados y operaba a las mujeres que lo buscaban por sus bajos costos.
La casa que el enfermero convirtió en clínica está ubicada en el barrio Lomas de Granada, en Popayán. La investigación llegó a esa casa y luego a un apartamento donde, nuevamente, el enfermero convirtió una habitación en sala de cirugía, con todos los implementos para realizar operaciones estéticas.
La investigación, las declaraciones, las historias clínicas de la víctima y otros pacientes del enfermero, fueron suficientes para solicitar a un juez una orden de captura contra el señalado responsable. Los agentes del CTI, con el apoyo del Gaula Militar, hicieron efectiva la captura, justamente en el apartamento que tenía listo para otras cirugías.
“Según la investigación, el 15 de octubre de 2023, en las instalaciones de una clínica de esta capital, falleció una paciente sometida a una intervención quirúrgica por procedimiento estético, el cual había sido realizado dentro de una vivienda del barrio Lomas de Granada y practicado por Gómez Galíndez, quien se identificó como auxiliar de enfermería”, dijo la Fiscalía.
Al enfermero lo presentaron ante el juez y la historia que narró el fiscal del caso parecía mentira. Es necesario repasarla para entender cómo este hombre lograba convencer a las pacientes de practicarse cirugías estéticas en su casa y no en una clínica, con lo mínimo para un procedimiento tan delicado. Pero era cierto, lo conseguía y, por lo menos en un caso, la paciente falleció.
“Luego de ser reportada la muerte de la mujer, funcionarios del CTI adelantaron labores investigativas como inspecciones técnicas en el lugar de los hechos, la recuperación de historias clínicas, entrevistas a pacientes del presunto cirujano y reconocimiento por álbumes fotográficos, que permitieron solicitar una orden de captura, diligencia de allanamiento y registro”, señaló el ente acusador.
Durante los allanamientos, para la captura del enfermero, los investigadores encontraron en el apartamento dos teléfonos celulares, tres equipos electrónicos quirúrgicos (succionadores), bisturís, cánulas, mesas auxiliares, camillas, tubos de muestras médicas, elementos para canalización, jeringas desechables, medicamentos de venta libre y especializados, y un improvisado equipo de cirugía, el mismo que usó con la mujer que falleció.
“El 7 de marzo, servidores del CTI, junto con soldados del Gaula Militar, capturó al auxiliar de enfermería cuando se encontraba en un apartamento ubicado en una unidad residencial adonde se había mudado y, con él, su sala de cirugía”, dijo la Fiscalía.
La víctima, después de la supuesta cirugía estética, se sintió mal y, en ese momento, sí acudió a un hospital, pero las complicaciones médicas la llevaron a la muerte. Con las pruebas, los documentos y el resultado de los allanamientos, la Fiscalía imputó el delito de homicidio agravado. El enfermero no aceptó cargos, pero un juez ordenó que tenía que estar en una cárcel.