El 30 de agosto, los estudiantes del Colegio Santo Ángel, ubicado en el corregimiento de Guamalito, jurisdicción de El Carmen, Norte de Santander, vivieron momentos de angustia debido a un violento enfrentamiento entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la fuerza pública que dejó como saldo dos militares muertos.
La mañana de ese viernes comenzó con un ataque por parte de integrantes del ELN a la estación de policía del corregimiento. La violencia del ataque provocó una respuesta inmediata por parte del Ejército, desencadenando una serie de ráfagas de fusil que interrumpieron abruptamente la tranquilidad de la comunidad.
Ante esta notoria situación, el caos y el miedo se apoderaron de los estudiantes de bachillerato, quienes, ante la inminente amenaza, se vieron obligados a buscar refugio bajo los pupitres y a tirarse al suelo para proteger sus vidas.
La tensión y la desesperación eran palpables; algunos estudiantes intentaban orar en busca de consuelo, mientras que otros trataban desesperadamente de comunicarse con sus familiares para hacerles saber que estaban a salvo.
La cara de angustia de los jóvenes reflejaba la gravedad de la situación, con lágrimas y gritos que resonaban en el ambiente tenso y cargado de incertidumbre. El enfrentamiento, que duró varios minutos, dejó una profunda impresión en la comunidad educativa y evidenció el impacto devastador de la violencia en la vida cotidiana de los jóvenes y sus familias.
Lamentablemente, en estos enfrentamientos fueron asesinados dos soldados profesionales, identificados como Fredy Antonio Torres Suárez y Leónidas Vásquez Bermeo, quienes pertenecían al Batallón Especial Energético y Vial N.° 10.
“Los soldados se encontraban cumpliendo con tareas tácticas de protección a la población civil cuando fueron atacados por integrantes del grupo armado organizado ELN”, detalló la Fuerza de Tarea Vulcano, unidad militar orgánica de la Segunda División del Ejército Nacional.
A pesar de la inmediata reacción de la unidad y los esfuerzos de los enfermeros de combate en el lugar, los soldados perdieron la vida. “Este comando lamenta profundamente la pérdida de nuestros soldados y rechaza enérgicamente este acto criminal. Se instaurarán las denuncias correspondientes ante las autoridades judiciales competentes para que se adelanten las investigaciones del caso”, indicó la institución militar.
Ante esta situación, donde se han registrado varios atentados terrorista en Norte de Santander, el Ejército Nacional extiende un mensaje de condolencia y solidaridad a los familiares y amigos de los héroes caídos en cumplimiento del deber. “Además, se ha ordenado el despliegue de un equipo disciplinario para brindar el apoyo necesario a sus seres queridos”, puntualiza el comunicado de las autoridades.
Lo cierto es que estos eventos subrayan la urgente necesidad de medidas efectivas para garantizar la seguridad de las comunidades en esta región afectada por el conflicto y proteger a los estudiantes y a los ciudadanos de la violencia que interrumpe su vida diaria. La trágica situación que se vivió en el Colegio Santo Ángel es un recordatorio doloroso de los desafíos persistentes en la región y de la importancia de trabajar hacia una paz duradera que permita a las comunidades vivir sin el constante temor a la violencia.